Pese a que aún quedan cuatro semanas para que Mariano Rajoy tome posesión como nuevo presidente del Gobierno de la nación, el alcalde de la capital, el también popular José Torres Hurtado ya ha expresado su intención de solicitar al Ejecutivo de Madrid que no se olvide de los proyectos pendientes en la ciudad. Uno de los que están pendientes de tomar forma en los próximos meses es la Universiada, la competición universitaria de invierno que está previsto que se celebre tanto en las pistas de Sierra Nevada y La Ragua como en los pabellones de la capital en febrero de 2015.

En este sentido, el alcalde de Granada ya ha hecho pública su predisposición a pedir a Mariano Rajoy que se comprometa con el proyecto, para el que se construirán en la ciudad tres pabellones -uno en la zona Norte, otro en el área aledaña al Palacio de Deportes y uno más en Fuentenueva, éste dependiente de la Universidad de Granada- y que prevé la asistencia de unos tres mil deportistas de más de medio centenar de países.

Torres Hurtado expresó la necesidad de que el nuevo Gobierno se comprometa con el proyecto deportivo la pasada semana, en el mismo acto en el que el alcalde anunció que una de sus primeras tareas para el año que entra será reunirse con el Ministerio de Fomento para exponerle las prioridades reales de la ciudad en relación a la Alta Velocidad. Asimismo, se tratará el tema del proyecto de la nueva estación de ferrocarril.

Junto a estas prioridades estará también la celebración de la Universiada. La organización del evento -que une a Ayuntamiento, Junta, Diputación y Universidad- ya ha reconocido en más de una ocasión que el proyecto se ha visto obligado a redimensionarse. De hecho, ayer y el lunes el consejero delegado del evento, Aurelio Ureña, se encontraba en Bruselas en la reunión del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Deporte Universitario (FISU por sus siglas en inglés), para ratificar los acuerdos alcanzados con el organismo internacional durante la reunión del consejo rector del pasado día 8 en Granada, en el que el Consejo Superior de Deportes comprometió una aportación económica para levantar el Palacio de Hielo.