Derrumbe en loja Unas obras dañaron las casas

Tres años sin vivienda y aún a la espera de juicio

  • En febrero de 2006, un derrumbe en el municipio lojeño dejó sin hogar a varias familias entre las que hay parados y viudas

Las vidas de Justo Luque, Encarna Cobos y sus familias cambiaron radicalmente en febrero de 2006, cuando una obra de un bloque de pisos colindante dejó en estado ruinoso sus domicilios. A día de hoy, más de tres años después de esa fatídica fecha, los damnificados aún se encuentran "esperando un juicio que no se celebra y una respuesta que no llega de la constructora". La historia podría haber sido peor todavía, puesto que Encarna se encontraba tranquilamente en casa, cuando a las 18:45 horas, notó como "las paredes empezaban a temblar" y escuchó un ensordecedor ruido que en un principio achacó a "unas vajillas por el suelo". Rápidamente abandonó su domicilio "con lo puesto" y desde entonces no ha vuelto a entrar en ese montón de escombros en el que se ha convertido su casa de toda la vida.

La impotencia aún permanece en estas dos familias que no han podido hablar con la promotora para que le den una solución ya que según los damnificados "el constructor no se hará cargo de nosotros mientras no haya sentencia firme y se celebre el juicio", juicio que no tiene visos de celebrarse a corto plazo. Justo está en paro y está viviendo en una pensión de Loja a la que tiene que abonar 400 euros al mes y que cada día se le hace más difícil, y que precisamente por eso debe "más de dos mil euros a su propietaria". Esta situación le llevó hace unos meses a amenazar con suicidarse desde la terraza del bloque de pisos "que provocó esta situación".

Justo cree que dentro de poco tendrá que abandonar la pensión en la que reside y entonces se encontrará "sin casa, dinero ni trabajo", por lo que se irá a vivir debajo de un puente. La situación de Encarna es muy parecida. Cobra apenas 400 euros de pensión de viudedad y a sus 50 años se le hace difícil encontrar trabajo, por lo que los ingresos mensuales no ascienden a mucho más. Actualmente vive en un alquiler por el que paga algo más de 200 euros y su situación es insostenible. Encarna comenta que además de estos problemas de liquidez por los que está pasando se le suman los problemas psicológicos que padece desde aquella desgraciada tarde y por los que está sometida a tratamiento médico.

La constructora Natiel 2000 no se ha pronunciado desde este acontecimiento y los propietarios de la vivienda derribada aseguran que el trato que le ofrecieron en un primer momento era "un piso en el bloque que se estaba construyendo de unos 70 metros cuadrados, además del terreno de sus antiguas viviendas -de 180 metros cada una- y 30.000 euros", lo que consideran los afectados que es "muy injusto y no se adecua a sus pretensiones", que no son otras que una vivienda donde vivir dignamente.

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