Granada

Nunca se cambia el itinerario de los buses a gusto de todos

  • La reordenación de la movilidad se estrenó ayer bajo el juicio crítico de los granadinos

  • Las paradas desactivadas confundieron a los viajeros

El refranero español es sabio, y no duda en indicar que, cuando se producen cambios, a no todo el mundo le gusta con su manida frase "nunca llueve a gusto de todos". En verano la lluvia en Granada escasea, y para suplir su ausencia, el agua se ha cambiado por autobuses. Un cambio de líneas, recorridos y paradas que no ha sido acogido de la misma forma por todos los habitantes de una ciudad que en 2014 ya vivió un profundo cambio de estructura del que aún se acuerdan los viajeros.

El día de ayer era una vuelta al pasado a medias. Líneas que volvían tras su marcha hace cuatro años, estreno de nuevos itinerarios y paradas que, o bien desaparecían, o bien se incorporaban bajo la atenta mirada de los ciudadanos. Unos viajeros que han mostrado opiniones distintas la nueva reordenación.

Informadores y conductores resolvieron dudas a los viajeros confundidos

Todo ello acompañado de informadores de la empresa de transportes Rober colocados ayer en las paradas de mayor afluencia de viajeros, que trataban de ayudar en todo lo posible a los usuarios que querían estrenar las nuevas líneas. También tuvieron que capear el temporal los conductores de los autobuses, que tenían que compaginar el resolver las dudas de viajeros locales y los turistas desubicados con su trabajo de conducir y cumplir los horarios en las líneas.

Unos horarios que no se cumplieron. Los autobuses fueron acumulando retrasos y fallos en las frecuencias de paso por las marquesinas debido a las preguntas constantes, que hacían que no se cumplieran los tiempos. Algo que enfadó a aquellos viajeros que llevaban a la prisa como compañera de trayecto en la jornada de ayer.

Así el panorama, era el momento de que los ciudadanos y viajeros emitieran un juicio de valor sobre la reordenación del transporte público en Granada. Unas sentencias que son tempranas pero fundamentadas y que la empresa de transporte tratará de cambiar a mejor durante un periodo estival.

La visión favorable y el aprobado a la reordenación lo daban quienes veían en la vuelta de líneas antiguas un acierto por parte del equipo de Gobierno. Estos viajeros no dudaban incluso en ayudar a las personas que mostraban dudas sobre el funcionamiento de los autobuses. Acompañados de la frase "esta línea es como la antigua", parece que los viajeros iban entendiendo la situación y hacían bueno el hashtag #VolverParaAvanzar que el Ayuntamiento había popularizado para este cambio de líneas a través de las redes sociales.

Muy contentos estaban todos aquellos habitantes de la ciudad que han recuperado o sumado pasos de líneas o paradas de buses cercanas de sus viviendas. Con ilusión salían de sus casas y esperaban sin prisas para estrenar la situación. Ellos sí que celebraban "como agua de mayo" la reordenación y se felicitaban en sus portales con vecinos que también iban a subirse al autobús.

Muy celebrado también el regreso de la línea del barrio del Albaicín a la Alhambra, dos lugares Patrimonio de la Humanidad que vuelven a estar conectados gracias a la línea C32. Los vecinos de la zona y los habitantes que tenían que desplazarse entre estos lugares aprobaban la decisión de recuperar esta línea. A esta felicidad también se le sumaban los turistas, que veían que no tenían que hacer encaje de bolillos para desplazarse sin dificultad entre los dos conjuntos históricos.

Por el contrario, el suspenso de la ciudadanía lo otorgaban los viajeros más críticos con las modificaciones y la supresión de líneas y paradas. Unas quejas que eran constantes y que no desaparecieron del ambiente de la ciudad conforme la jornada iba sumando horas. Los ciudadanos entonaban el "otra vez cambios" cuando veían que de nuevo había modificaciones en las líneas, y sus recuerdos rememoraban los problemas que les supusieron los cambios de hace cuatro años. Una mala experiencia que se negaban a volver a vivir y por la que no faltaban las protestas.

El cambio de nombre, distancia de recorrido y -en algunos casos- color de la línea LAC no ha gustado a algunos viajeros. Pese a que la línea 4 mantiene la mayoría de las paradas, gran parte del recorrido e incluso los autobuses de color azul y gris, muchos preferían subir bajo el nombre de Línea de Alta Capacidad, y quienes lo cogían en las paradas suprimidas mostraban ayer su enfado ante la necesidad de tener que estudiar la forma de realizar el mejor trayecto posible para sus necesidades.

El culmen del enfado lo manifestaban las personas que no se habían enterado que ayer se producía la reordenación del transporte público en la ciudad. Un desconocimiento que se ha traducido en frustración, en su mayor parte descargada contra el equipo de Gobierno. Ayer comentaban que no se había ofrecido información previa, que no había mapas o gente ayudando en todas las paradas o que debían haber puesto carteles de aviso antes. Una señora jubilada incluso se preguntaba por qué no habían informado de estos cambios en las noticias. Otros incluso llegaban a afirmar con rotundidad y frustración que el transporte público de Granada es el peor de todo el mundo mediante palabras malsonantes.

Resultaba curioso ver ayer a muchas personas con folletos del Consorcio de Transportes de Granada preguntando a conductores de Rober sobre el transbordo entre el Metropolitano y los autobuses rojos. Unos cambios que han funcionado con normalidad y no han interferido con las líneas urbanas en su segundo día de aplicación. Además, las ventas de tarjetas verdes se han multiplicado debido a lo práctico de poder usar ambos medios de transportes sin sobrecostes.

Entre quejas y alabanzas transcurrió el día en Granada. Unos cambios que han pillado por sorpresa a viajeros que ni siquiera pudieron recurrir a Google Maps para buscar como llegar a su destino. La aplicación aún no ha actualizado las lineas ni sus nombres, algo que ha dejado a turistas descolocados en una primera jornada de cambio y de aprendizaje para los viajeros locales, que poco a poco tendrán que acostumbrarse a la novedad, otra vez.

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