La nueva normalidad ha traído bajo el brazo la obligación de llevar mascarilla siempre y en todo lugar. Incluido en parajes al aire libre, como puede ser Sierra Nevada. En la estación de esquí granadina –espacio ‘indultado’ dentro de las medidas restrictivas tomadas por el Gobierno de la Junta para atajar las sucesivas oleadas de contagios– también es necesario llevar estas protecciones faciales. Eso sí, lo suyo es llevarla en la cara, convenientemente ajustada al rostro para que cubra la nariz y la boca y bien sujeta. En este último punto la realidad muestra que a más de uno la mascarilla se le ha desenganchado de las orejas. Así lo constata el trabajo realizado por un grupo de alumnos del CEIP Esquí Escuela, ubicado en la estación. Los siete estudiantes del tercer ciclo de Primaria, a lo largo de la Semana Santa y ayudados por sus padres, han coleccionado fotografías de mascarillas desechadas, tiradas en el sueño. Las han encontrado en la estación, en la zona urbana, en las pistas, sobre la nieve, en las inmediaciones de su colegio...

“La iniciativa forma parte de Jóvenes Reporteros por el Medio Ambiente” desarrollado por el colegio, explica su director, Joaquín Hortal. Con las imágenes captadas por los chavales se ha hecho un collage que muestra la inconfundible silueta de uno de los emblemas del macizo, el pico Veleta. Si se amplía la imagen lo suficiente se podrá observar que el mosaico está compuesto por decenas de mascarillas, todas ellas encontradas en el suelo. En el texto elaborado por los alumnos del CEIP Esquí Escuela que acompaña la imagen se destaca que “cuando uno observa la montaña desde lejos no aprecia más que el blanco y su belleza, pero al igual que en esta foto, si te acercas, verás que la forman miles de mascarillas”.

Alumnos de Primaria del CEIP Esquí Escuela.

“Han hecho alrededor de cien fotos, ayudados por sus padres”, indica Hortal, que señala que el objeto de la tarea es “concienciar” a los visitantes de la Sierra y a los propios estudiantes. “Estamos conviviendo con un nuevo producto [las mascarillas] que también hay que desechar” correctamente para evitar imágenes como éstas.

“No nos explicamos qué hacen en suelo”, añade el director del centro, que también destaca que no se trata de un residuo fácil de combatir. “¿Quién se va a molestar en recoger las mascarillas? Ese es otro hándicap” de la presencia de este residuo que, además, si es de color blanco, se confunde con la nieve. Por eso, desde el centro se pide a los visitantes de este singular entorno que “se tenga cuidado” y que si es necesario desechar una mascarilla, se haga de forma apropiada. Y si se cae por accidente, “que sean ellos mismos quienes las recojan”.

“Estos nuevos residuos, las mascarillas, pasan desapercibidos y nos hemos acostumbrado a ellos, sin pensar que pasarán 400 años hasta que desaparezcan por completo, además del daño que causan a la fauna local”, razonan los estudiantes.