El dinero real del que dispone la Gerencia de Urbanismo de Granada para hacer obras, arreglos u otro tipo de inversiones en la ciudad va decreciendo progresivamente en los últimos años, debido en su mayor parte a la paralización de la actividad inmobiliaria. Si hace dos años, en 2006, este organismo sólo consiguió 31 de los 123 millones de euros que tenía previsto ingresar, en 2007 (desde el mes de enero hasta noviembre) el dinero no pasaba de 1,8 millones, frente a los 102 millones que se habían presupuestado.

La enorme merma de los ingresos respecto a las previsiones se traduce, por tanto, en una drástica reducción de todos aquellos planes inversores y de actuaciones que el Ayuntamiento presenta cada año en el momento de exponer los presupuestos y los planes de acción.

Uno de los motivos fundamentales de este recorte (además del tradicional abultamiento de los presupuestos que realizan las administraciones como práctica habitual) es la crisis del sector de la construcción, que ha llevado al Ayuntamiento de Granada a dejar de ingresar partidas millonarias por venta de patrimonio municipal de suelo y aprovechamientos urbanísticos.

Un indicador importante -más significativo que cuantioso- es el de los ingresos por las tasas que cobra el Ayuntamiento a aquellos promotores y constructores que piden licencias de obra. En 2006 (que fue un buen año todavía para la actividad constructiva), el Ayuntamiento duplicó sus previsiones y despachó tasas por valor de 3,3 millones de euros, frente a los 1,5 millones que en principio había previsto.

Vista la situación, la Gerencia Municipal de Urbanismo aumentó sus previsiones de este apartado para 2007 y las cifró en 2,6 millones. Pero hasta noviembre de ese año, sólo había conseguido establecer tasas hasta 573.000 euros.

Las partidas que más han fallado y han ahogado el presupuesto urbanístico del Ayuntamiento son las relativas a ingresos por venta de terreno, aprovechamientos urbanísticos y demás relativas al patrimonio municipal de suelo. Todas ellas tienen mucho que ver con el ritmo de actividad en el sector de la construcción y con que no haya en la ciudad suelo nuevo para edificar.

En 2006 el Ayuntamiento mantenía aún un buen ritmo en este sentido e incrementó de forma espectacular sus ingresos por venta de unidades de aprovechamiento (las que tiene que comprar un constructor para iniciar la construcción de viviendas). Pasó de los 450.000 euros del presupuesto a 11,4 millones de euros obtenidos. Pero 2007 volvió a fallar en este aspecto, pues el municipio sólo obtuvo 601.000 euros. Era otro dato que venía a ratificar el parón que se aproximaba en el 'ladrillo', un factor que había venido siendo el motor de los ingresos municipales. Pese a esos primeros síntomas de desaceleración, el Ayuntamiento mantuvo en sus previsiones un 'optimismo' que los hechos enfriaron.

La entrada del año en curso y los meses transcurridos han venido a confirmar la tendencia. Lo que era desaceleración ya es crisis, sin que en el horizonte inmediato se atisben signos de recuperación. La realización de proyectos y planes ve así amenazada su financiación.