Granada

Y la crisis le estalló en la cara a Zapatero

S E quedó de piedra cuando le comunicaron que varios medios de comunicación españoles -él se encontraba en Praga- daban los nombres más importantes de la remodelación que pensaba hacer a su regreso. Se quedó de piedra y, según fuentes de su entorno, con un enfado monumental. Tanto, que a partir de ese momento tanto en Praga primero y Estambul después, como en Madrid, nadie se atrevió a pronunciar una sola palabra. Una persona cercana a Zapatero decía que "sabe perfectamente de dónde han salido las filtraciones, es consciente de que personas en las que confiaba han dado muestras de deslealtad".

Pocas personas estaban en el secreto: Blanco, Salgado, Chaves, Bernardino León, Fernández de la Vega, Rubalcaba ... No está claro si pensaba hacer la remodelación durante la Semana Santa o inmediatamente después, pero sí es evidente que se precipitaron las cosas desde el momento en que se supo que el proceso estaba en marcha.

Por distintas circunstancias, Zapatero aplazó los cambios en su Gobierno, unos dicen que porque prefería esperar al resultado de las elecciones gallegas y vascas, otros para no dar pie a la oposición a centrar la campaña de las europeas en la acusación de que se había visto obligado a cambiar de Gabinete a un año escaso de su designación porque ese Gobierno no había cumplido las expectativas ni los retos que debía abordar. Fuera cual fuese la razón, Zapatero no dio el paso, y la prueba de que no quería meter mano inmediatamente es que ni siquiera aprovechó la necesidad de relevar al ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, para proceder a realizar los cambios.

Sin embargo, sí había hablado con personas de su entorno. Por ejemplo, con José Blanco, que sabía desde semanas atrás que formaría parte del nuevo equipo cuando Zapatero se decidiera a hacer la crisis. Y había hablado con Pérez Rubalcaba, a quien le consultó algunas ideas sobre nombres, candidatos a ocupar ciertas carteras y la posibilidad de reducir ministerios. ¿Fue Rubalcaba quien le apuntó el nombre de Elena Salgado para sustituir a Solbes? Es algo que pertenece al secreto del sumario; el rumor está ahí, pero nadie con solvencia lo confirma.

Zapatero retoma el asunto, según fuentes creíbles, cuando Solbes dice en rueda de prensa que envidia a Bermejo porque ya es un "ex". Luego declara el titular de Economía -y el propio presidente- que se trataba de una broma, y Solbes -al parecer, obligado por Zapatero- afirma públicamente que está encantado en el Gobierno y que espera continuar. Pero el mal ya estaba hecho y Zapatero, que a medida que pasa el tiempo es cada vez más consciente de que Solbes se ha convertido en un grave problema, decide emprender la remodelación.

En sus análisis sobre cómo abordar la crisis se encuentra con personas de su entorno que le aconsejan que transmita dos mensajes: uno, la austeridad, por lo que parece obligado fundir carteras para reducir gastos. Segundo, que apueste por la experiencia, porque en momentos de crisis hay que dar confianza a los ciudadanos, que evidentemente confían más en personas de larga trayectoria que en caras nuevas y sin biografía.

Esa es la razón por la que Zapatero se ha inclinado por dar protagonismo a Manuel Chaves y a Elena Salgado -una elección muy cuestionada-, e incluso por Ángel Gabilondo, de gran experiencia en el mundo educativo y universitario.

La remodelación, la crisis, estuvo abierta hasta el último momento, y quedará en el secreto del sumario si introdujo modificaciones para restar credibilidad a quienes se habían adelantado a su anuncio o si, efectivamente, tenía los cambios en su mente desde el principio. Se sabe que desde Estambul realizó varias llamadas a Madrid, y todo indica que en una de ellas le ofreció la cartera de Sanidad a Trinidad Jiménez.

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