Granada

Más crisis, menos sexo

  • La ansiedad de la precariedad, la angustia del paro o los hijos que no pueden independizarse, atentan contra la libido

Se han abordado los efectos de la crisis en muchos ámbitos. Pero ¿y en la sexualidad? ¿Influyen las penurias económicas? Los expertos dicen que sí y por varios motivos. El urólogo y especialista en Medicina Sexual Antonio Martín Morales recuerda la "carga psicológica" negativa que suponen las situaciones de precariedad laboral, el desempleo o la merma de los ingresos.

Pero además, apunta que en épocas de crisis los hijos no pueden independizarse o incluso vuelven a casa de los padres. "Siguen conviviendo en el hogar paterno y se produce una falta de privacidad; algo que algunas parejas manifiestan cuando acuden a la consulta", asegura.

El facultativo también añade otra problemática: la de los hombres con disfunción eréctil o eyaculación precoz. Cada pastilla para mantener una relación sexual cuesta entre 13 y 15 euros. Estos fármacos no son financiados por la Seguridad Social, de modo que si los ingresos escasean, el acceso a estos medicamentos se dificulta y las relaciones sexuales se complican. El urólogo defiende que estos fármacos tengan financiación pública, aunque se exija, como en otros países, la prescripción del especialista para evitar un uso recreativo por parte de hombres que no padezcan disfunción eréctil o eyaculación precoz, pero quieran rendir más.

Aunque la crisis haga cierta mella en la libido, el urólogo cree que se ha avanzado mucho en favor de una buena salud sexual. Primero porque quienes sufren algún trastorno se atreven a consultar cada vez más. Segundo porque los propios médicos ya no consideran los fallos sexuales de sus pacientes como un problema de la edad sin cura, sino como una patología a tratar. Tercero -y determinante en los dos cambios anteriores- que desde hace unos 15 años hay fármacos para poner remedio a esos traspiés.

"Antes no te metías en el jardín de preguntar [sobre la vida sexual] porque no había tratamientos. Ahora se puede y se debe preguntar porque es un beneficio de salud", sostiene el urólogo, que además afirma que ya ha quedado demostrado "con absoluta rotundidad" que estos fármacos no dañan el aparato cardiovascular.

Martín Morales insiste además en que no debe desdeñarse la salud sexual. No solo por lo que tiene de placer y disfrute, sino porque es un indicador de salud en general. "La salud sexual es un marcador de salud cardiovascular", recuerda. En un tercio de los casos de problemas cardiovasculares, la primera manifestación es la disfunción eréctil.

Luego explica que está demostrado que quien tiene más orgasmos tiene mayor esperanza de vida. Aunque matiza que no está claro qué es primero, como en la historia de la gallina y el huevo. Es decir, si se tiene una buena salud sexual porque se tiene salud o si el buen sexo mejora el estado general.

El especialista reconoce que aún existen personas con educación restrictiva que sienten vergüenza al plantear sus problemas sexuales, pero a continuación agrega que "afortunadamente se está perdiendo ese pudor", lo que permite a los especialistas utilizar el arsenal terapéutico existente para ayudarles.

Martín Morales recuerda el Estudio de Disfunción Eréctil Masculina (EDEM) de la Sociedad Española de Urología que concluyó que el 75% de los pacientes estaban "encantados" de que fuera el médico el que les preguntara sobre si tenían un problema sexual. "Hay un concepto de vida íntima que se soluciona con una pregunta neutra. El médico debe ser proactivo y preguntar", aconseja. Es decir, dar pie a que exponga sus disfunciones. Pero con tacto, con mucho tacto.

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