La Cumbre del Clima también ‘se sube’ en Granada
Ocho asociaciones conservacionistas granadinas aprovechan la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) para dar visibilidad a sus proyectos
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La presidencia de la COP29 propone destinar a la financiación climática 1,3 billones de dólares anuales para 2035
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, apodada como COP29 o como la Cumbre del Clima, se ha desarrollado hasta en Bakú (Azerbaiyán) hasta el 22 de noviembre. Con la presencia de representantes de casi 200 países, ha buscado avanzar en los planteamientos adoptados en la cita de París (2015), cuando la asamblea se comprometió a frenar el calentamiento global y generar ayudas financieras para conseguir el fin. Desde 2020 el compromiso de ayuda es de 100.000 millones de dólares anuales, pero ahora se plantea una cifra que ronda el billón anual con el año 2030 como meta.
El trabajo, sobre las citadas bases, ahora se centra en fijar quién aportará a los fondos y cómo canalizar la financiación. Los planteamientos son múltiples y de ahí el estancamiento de los últimos ejercicios. Entre las propuestas o ideas figuran establecer un impuesto para las compañías energéticas que trabajan con combustibles fósiles. No menos importante para la reunión es lograr avances en las políticas frente al calentamiento global o corregir la deriva, más cuando el pasado año se constató que las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron un 1,3%, superando claramente el 0,8% registrado durante la pasada década.
Al hilo de la COP29 y mientras se adopta la declaración de Bakú, mucho más cerca, aquí en nuestra provincia, ocho asociaciones conservacionistas aprovechan para mostrar su trabajo a través de Granada Hoy. Todas coinciden en que “la mitigación del cambio climático pasa por acciones concretas desde nuestros entornos más cercanos” y entienden que “cada gesto es esencial y revolucionario en la lucha imparable para frenar los efectos de la alteración climática que hemos provocado los seres humanos”.
Ante la Cumbre Mundial por el Clima, las asociaciones ambientales de Granada recuerdan que “los compromisos deben traducirse en acciones” y remarcan que la urgencia es innegable, y la oportunidad de actuar es ahora: “Por los ríos, por los árboles, por el clima… y por la vida”.
ACPES
La Asociación para la Conservación Piscícola y de los Ecosistemas del Sur (ACPES) lleva más de 20 años dedicada a la defensa de los ecosistemas acuáticos para que “recuperarlos como ecosistemas sanos”. Sus socios son expertos en ecología fluvial y en legislación ambiental y abordan sus objetivos desde diferentes frentes: “Denuncias y seguimiento de incumplimientos en regímenes de caudales ecológicos en ríos, de vertidos, de ocupaciones del dominio público hidráulico y sus zonas de servidumbre, captaciones ilegales y actuaciones perjudiciales para la conservación; participación en consejos de participación de diversa índole, elaboración de estudios e informes, alegaciones a proyectos mineros con graves afecciones a acuíferos y a normativas autonómicas y estatales, realización de muestreos de peces, fomento de la pesca sin muerte sobre especies autóctonas, reintroducción y recuperación de poblaciones de peces autóctonos, colaboración con otras organizaciones en temas relacionados con ríos, participación en actividades de voluntariado en colaboración con otras asociaciones, divulgación en radio, prensa y redes sociales…”.
Los retos para ellos en la provincia de Granada están dirigidos a las administraciones con competencias en materia de medio ambiente y de aguas, “desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pasando por la Junta de Andalucía o por los ayuntamientos en cuyos términos municipales exista alguna lámina de agua: barranco, humedal, arroyo, fuente, río…”. Es por lo que se centran en “la vigilancia exhaustiva” de los incumplimientos de la normativa vigente que pueda afectar a los ecosistemas acuáticos y, por ende, a la calidad de vida del ser humano. “El control, vigilancia y la aplicación del régimen sancionador favorecería la recuperación de estas arterias de vida que tantos beneficios nos aportan y que tan maltratados se encuentran en nuestra provincia”, exponen para subrayar: “La toma de conciencia de la ciudadanía es igualmente esencial en la preservación de estos espacios tan bellos y tan llenos de vida”.
Asociación Colina
Colina se puso en marcha en forma de asociación como grupo independiente y ONG en abril de 2022 a raíz de la “necesidad de limpiar los espacios naturales, así como zonas críticas de núcleos poblacionales de la provincia de Granada”. Estima una colaboración de hasta 150 personas en las convocatorias más señaladas. La jornada en Moraleda de Zafayona, en un barranco que confluye en el rio Genil, conocido como Puente de Castilla, recogieron hasta 15.000 kilos de basura, algo que catalogan como “un verdadero hito en la visibilización de abandono que sufre nuestro territorio”. En Parque Nueva Granada, un barrio de la capital, recogen periódicamente enseres de todo tipo, alcanzando hasta el momento un cifra global de 6.000 kilos.
Entre las administraciones que actúan como interlocutoras en el proyecto se encuentran la Diputación de Granada, la Junta de Andalucía, numerosos ayuntamientos, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Universidad de Granada a través de la red de voluntarios. Destacan la colaboración de las asociaciones de vecinos, de Proyecto Hombre y de centros educativos (IES Cartuja, IES Alhendín, EI Alevín y CEIP San José, entre otros). En esta red de colaboración e intercambio organizan diversos encuentros de asociaciones conservacionistas de Andalucía con “un auténtico éxito de participación”.
Entre los logros alcanzados, la Asociación Colina destaca “una cierta concienciación ciudadana, la conservación estable en el Pantano de Cubillas, tras dos años de recogida de basura en dicho emplazamiento, así como una mayor presencia de las empresas municipales de limpieza en la ciudad de Granada”.
Entre sus retos destaca lograr “con urgencia” una mayor implicación ciudadana “allí donde las administraciones no llegan”. Al hilo, estiman que as diferentes autoridades con competencias en materia de mantenimiento y limpieza “deben aumentar la plantilla y la eficiencia”, al mismo tiempo que subrayan que “observamos laxitud en la denuncia de infracciones relacionadas con vertidos de residuos” y hacen hincapié en la “escasa implicación por parte de la Diputación de Granada en la limpieza de sus carreteras”, que argumentan reflejando que “en los municipios pequeños, la Diputación no tiene instalados contenedores de separación de residuos por lo que dificulta su posterior tratamiento”.
Extinction or rebellion
Extinction or rebellion se trata de un movimiento social mundial que “lucha por la justicia climática a través de la desobediencia civil y la resistencia no violenta”. Su objetivo, según apunta, es “influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales globales y locales”.
En el año 2022 dice haber conseguido una asignatura optativa sobre “emergencia climática y ecosocial” en la Universidad de Granada tras semanas de organización. Además, refleja que “realizó un encierro en la Facultad de Ciencias y una acción de desobediencia civil en el Hospital Real”. En su exposición de fundamentos destaca que “durante este tiempo también hemos logrado extender y normalizar la desobediencia civil como una forma de lucha legítima y hemos afianzado algunas alianzas con colectivos locales con las que hemos compartido formación al respecto y participado en acciones muy sonadas, como algunas en el marco de la Cumbre Social de Granada en 2023”.
Entre los retos a a lo que se enfrenta Extinction or rebellion están “la búsqueda de metas y trabajo en común con otros colectivos y luchas”. A nivel provincial dicen que “tenemos grandes problemas, como la gestión del agua en Dílar, la expansión de las pistas de esquí aún sin haber suficiente agua en Sierra Nevada, las sequías y las plantaciones de aguacates y monocultivos que empobrecen la tierra y, entre otras muchas cuestiones, el transporte dentro de la ciudad de Granada”. Entre sus planteamientos buscan “hacer partícipe a la población de citadas problemáticas y enlazarlas con el resto de crisis que estamos viviendo es otro gran reto que tenemos por delante”.
Huerto Alegre
Huerto Alegre, Centro de Educación y Cultura Ambiental reivindica para la Cumbre del Clima “más educación ambiental para toda la población”, una estrategia pedagógica que ofrece “nuevas formas de mirar y comprender el mundo con la finalidad de mejorar las relaciones de las personas con el entorno y de las personas entre sí”. En la actualidad cuenta con un equipo de 22 personas de diversos ámbitos: psicología, pedagogía, biología, ciencias ambientales, educación social, geografía, bellas artes… y acumula ya 42 años de trayectoria.
Su forma de mirar y entender el mundo se sustenta “en la ciencia de la Ecología, que plantea que en la naturaleza todo está relacionado, interconectado y en permanente cambio, por lo tanto, lo que ocurre en un lugar influye en todo lo demás, en el contexto” y explica que “los ecosistemas naturales se autorregulan, cambian y se regeneran de una forma equilibrada, el problema surge cuando la especie humana es depredadora, contamina y destruye la biodiversidad, los frágiles vínculos que sustentan la vida”.
Su base también se fija sobre la educación ambiental en cualquier contexto (escolar, entorno natural, rural, urbano…), al entender que “aporta un método de conocimiento para comprender como funciona la naturaleza y el papel desempeñamos las personas en ese entramado”, a lo que agrega que “es un método de la investigación participativa que concibe el aprendizaje como un proceso de descubrimiento compartido que lleva a la acción, al compromiso… a partir de esta forma de aprender al alumnado toma un papel activo, sabe que puede construir conocimiento, que puede intervenir en el entorno en el que vive para mejorarlo y abandona la posición clásica de una forma de aprender pasiva, que recibe la información de fuera y la memoriza sin procesarla”.
En Huerto Alegre, la educación ambiental tiene como precepto profundizar sobre tres “importantes” ámbitos que aportan al alumnado claves para aprender a vivir e intervenir en su mundo: “El conocimiento de uno mismo –emociones, razón, físico–, el conocimiento de los demás en esos tres ámbitos también y el conocimiento del entorno que nos rodea desde la perspectiva ecológica antes comentada”. De igual modo, consideran importante trabajar fuera de clase, “sobre lo que ocurre en la realidad, sobre problemas actuales, aunque esto nos lleve en el camino a indagar procesos u aportaciones históricas”.
Huerto alegre desarrolla sus programas de Educación Ambiental y Cultura en la Granja Escuela, situada en el Parque Natural Sierras de Tejeda Almijara y Alhama (Albuñuelas) y en el Aula de Naturaleza Ermita Vieja, en el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada (Dílar). Además, coordina el programa Red Andaluza de Ecoescuelas en Andalucía Oriental con la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional; asesora a centros y entidades en el desarrollo de Programas de Educación Ambiental y Cultural de Calidad; y colabora con asociaciones y entidades del territorio próximo.
Somos Río Dílar
La asociación Somos Río Dílar se planteó como objetivo esencial en 2020 recuperar un río emblemático de nuestra provincia en el que “vemos un ejemplo evidente de olvido por parte de la ciudadanía y de las administraciones con competencias en materia de aguas”. Exponen que desde su nacimiento hasta su desembocadura “los ríos son corredores de vida a los que debemos devolverles su naturaleza original tras una larga historia de atropellos y mala gestión”, y completa reflejando que “los ríos son mucho más que un recurso natural: son arterias que sustentan ecosistemas enteros y formas de vida”.
En Granada, el río Dílar “es un ejemplo emblemático”. En su argumentación destacan que “su cauce, que fluye desde las cumbres de Sierra Nevada, enfrenta una presión creciente debido a su desecación en gran parte de su recorrido por la actividad humana, vertidos, captaciones ilegales y descontroladas, cierres de la zona de servidumbre de paso, dotaciones desorbitada...”. Son problemas que afirman “afectan a la gran mayoría de los ríos de Granada”, y arguyen que “la intervención que el Organismo de Cuenca está realizando en el río Dílar debería ser más rigurosa aún y servir de emblema en la restauración del resto de los ríos de su competencia”.
Dicen que los servicios que prestan estos ecosistemas “son tan numerosos” que la asociación persiste en la recuperación de todos ellos. “Debemos procurar el frágil equilibrio entre los usos y el respeto que merece. Somos Río Dílar reivindica una intervención seria por parte de quienes tienen la autoridad de proteger al río Dílar pero también apelamos a la responsabilidad ciudadana en la protección de este curso de agua tan especial para todos los granadinos.
Bajo el lema Queremos ríos vivos con agua para la vida, Somos Río Dílar exige el buen estado de todos los ríos de nuestra provincia y del territorio español. Para ello apostillan que “no escatimamos en denunciar infracciones administrativas, impulsar actividades de sensibilización tales como talleres de diversa índole, charlas escolares o encuentros de limpiezas del cauce así como buscar alianzas con otros proyectos granadinos de conservación de espacios degradados”.
Somos Río Dílar entiende que los caudales ecológicos, la protección de los humedales y la reforestación, ganando zonas de arbolado, son “una herramienta clave para combatir la emergencia climática”, que completa añadiendo: “Todo en conjunto son herramientas que nos da la naturaleza para capturar dióxido de carbono, reducir la erosión del suelo, regular el clima y aumentar la resiliencia de los ecosistemas”.
Greenpeace
El nodo local de Greenpeace en Granada se reúne mensualmente para debatir temas de actualidad relacionados con la crisis climática y proponer acciones concretas. En sus reuniones analizan las iniciativas de la organización y adaptan sus campañas de concienciación al contexto local. Por ejemplo, en el Día de la Movilidad Sostenible organizan actividades en la calle para sensibilizar sobre la importancia de reducir el uso del automóvil y fomentar alternativas más ecológicas. Además, colaboran con otros colectivos ambientalistas de la provincia en actividades conjuntas, como replantaciones de árboles y concentraciones de protesta. “Trabajar unidos nos permite amplificar nuestro impacto y definir objetivos comunes para avanzar hacia una ciudad más sostenible. Nuestra meta es que Granada se convierta en un referente de respeto y cuidado por el medio ambiente, generando un impacto positivo en la calidad de vida de todos los ciudadanos”, explican.
Entre sus retos de cara al futuro, Greenpeace se centra en que el Ayuntamiento de Granada “impulse una transformación modal en los desplazamientos diarios, priorizando el transporte público sobre el vehículo privado”. Es por lo que solicita a la concejalía de Participación Ciudadana “una mayor apertura hacia nuestras propuestas, de modo que puedan ser consideradas y derivadas a la concejalía de Movilidad y Sostenibilidad, órgano clave para implementar una legislación más estricta que fomente esta transición modal, con zonas de bajas emisiones más rigurosas”. Asimismo, entiende fundamental que la Junta de Andalucía “contribuya a este objetivo optimizando y mejorando la red de transporte del Consorcio Metropolitano de Granada, que incluye el metro y toda la red de autobuses metropolitanos, de manera que las restricciones no afecten injustamente a los colectivos más desfavorecidos, que no pueden permitirse vehículos nuevos de bajas emisiones”.
Esencial para Greenpeace es insistir en el trabajo para la renaturalización del río Genil, que representa un valioso recurso natural para la ciudad de Granada. “Es un tema que nos concierne a todos y que requiere medidas concretas para restaurar su ecosistema y mejorar la calidad del entorno urbano. Consideramos que esta iniciativa debe ser abordada como una prioridad dentro del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), con el objetivo de integrar la naturaleza en el corazón de la ciudad”, declaran.
Árboles contra el cambio climático
“Hasta ahora la cara más terrible del cambio climático la habíamos visto fuera, en otros países. Hoy nos ha tocado a nosotros y los fenómenos extremos como sequías intensas y prolongadas, temperaturas tórridas, lluvias torrenciales y subida del nivel del mar nos seguirán afectando cada vez con más frecuencia y más intensidad”, expone Lola Ortega, presidenta de la Árboles contra el cambio climático Granada.
Ortega estima que “es preciso dejar de emitir a la atmósfera gases de efecto invernadero y en nuestra región, una de las zonas más afectadas por el cambio climático del planeta, es necesario que adaptemos nuestros pueblos y ciudades a las condiciones extremas que nos esperan y mitigar así los efectos del cambio climático” y refleja que para ello “es preciso revegetar las ciudades y su entorno, plantar árboles, arbustos y herbáceas que absorban CO2, contaminantes, que rebajen las temperaturas, que aumenten la biodiversidad”, a lo que añade que “es necesario también disminuir el tráfico y peatonalizar al máximo la ciudad. Y es necesario concienciar a la gente de que el cambio climático es una realidad y está aquí y ahora”.
La asociación Árboles contra el Cambio Climático lleva desde 2019 realizando tareas de concienciación y plantando árboles y arbustos autóctonos en Granada capital y su entorno, que “riega y los cuida durante los primeros años, única forma de que sobrevivan a las condiciones de sequía y altas temperaturas cada vez más extremas”.
Lola Ortega afirma que “gran parte de la provincia de Granada se está desertificando” y destaca que “la única manera de retrasar este proceso es plantar árboles y arbustos que sobrevivan en el tiempo, no que mueran tras la foto para la prensa”.
Operación Encina
La iniciativa de Operación Encina nace en Huétor Vega en 2016 con la primera reforestación con encinas que se llevó a cabo en el Camino de los Neveros. Surgió a raíz de un incendio en el citado lugar en 2014. Por entonces Pepe Víbora y su hija, Beatriz Sánchez, sintieron que debían comenzar a luchar contra la emergencia climática. Ahora ya son más las personas voluntarias con las que trabajan codo a codo por crear un futuro mejor. El proyecto cuenta con ocho años de trayectoria con grandes resultados y “no sólo se plantan encinas, sino biodiversidad, para fomentar la regeneración del bosque mediterráneo en su totalidad en una zona muy degradada y afectada por la erosión del suelo”.
La educación ambiental es donde la asociación se enfoca con denuedo. Su objetivo es “ayudar a dar el primer paso a más personas o centros educativos para poder regenerar ecosistemas o aprender sobre cómo poder llevar a cabo una reforestación de calidad”.
Los resultados de la reforestación son sorprendentes. “Tras 24 meses desde la primera plantación, las encinas empezaron a dar las primeras bellotas. En la naturaleza este proceso suele tardar unos 15 años de forma natural. Con 36 meses, algunas encinas alcanzaron los 2 metros de altura y 10 centímetros de diámetro de tronco. A los cinco añosllegaron los primeros amentos (flores masculinas), evento que determina que los árboles ya han llegado a la edad adulta y autosuficiencia de riego. Este proceso demora 40 años en la naturaleza”, exponen.
Hoy en día el proyecto que se llama Vía Verde del Camino de los Neveros. Cuenta ya con cuatro hectáreas reforestadas o en proceso de reforestación, además de una ciudadanía muy implicada con el proyecto. Durante el invierno realizan jornadas semanales de voluntariado para el mantenimiento de la reforestación y durante el verano, los miércoles realizan jornadas de riego participativo.
Otro de los logros de la asociación es “la simbiosis con el Ayuntamiento de Huétor Vega, que colabora en todo momento con el proyecto de la Vía Verde del Camino de los Neveros, así como otras entidades y empresas”.
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