Granada

El difícil equilibrio de la cabra montés

  • La densidad de las poblaciones de estos animales supone un riesgo para los endemismos vegetales de la Sierra, que les sirven de alimento · Su caza está muy controlada y no cuentan con depredadores

No pocas de las escenas idílicas que se ofrecen del entorno natural de la provincia tienen como protagonista a un animal que es todo un símbolo de la Sierra, la cabra montés. Sin embargo, lejos de las estampas de postal, en ocasiones el exceso de celo por preservar esta singular y bella especie está generando serios problemas. Así lo asegura al menos Diego Ontiveros, biólogo de la Delegación Granadina de la Federación Andaluza de Caza, que agrupa a 15.000 federados en la provincia.

Según explica este especialista, el crecimiento de las poblaciones de cabras tanto en Sierra Nevada como en la sierra de Almijara puede acarrear serios problemas para estos animales y también para su entorno. Así, Ontiveros asevera que "hay un nivel muy alto de animales y esto puede general una epidemia de sarna", como ya ocurriera en los años noventa en Cazorla, cuando esta enfermedad acabó con el 90% de los ejemplares. Además, la voracidad de las cabras supone otro serio problema. "En Sierra Nevada hay unos ochenta endemismos vegetales que sirven de alimento para las cabras", resume el biólogo. Ambos, endemismos y cabras, se sitúan en la misma zona altitudinal de la Sierra.

El crecimiento de las poblaciones de cabras en la provincia de Granada se explica por la nula presencia de depredadores de esta especie, a lo que se une el hecho de que Medio Ambiente concede muy pocas licencias para cazar estos animales. Así, sin ningún sistema de control, las cabras proliferan. Según los cálculos de la Federación de Caza en Granada, entre Sierra Nevada y Almijara hay unos 15.000 ejemplares, cinco o seis mil más de lo recomendable, según Ontiveros, que también desarrolla su labor en un grupo de investigación de la Universidad de Granada. "La mayoría de estudios indican que sobran cinco o seis mil cabras", apostilla.

La solución pasa por "evitar la sobreprotección, y lo cierto es que desde Medio Ambiente dan con cuentagotas" las autorizaciones para dar muerte a estos animales. El año pasado se cazaron 286 ejemplares. "La única manera de controlarlos es a tiros", subraya el investigador. Eso sí, "hay que hacerlo de forma selectiva", que prime eliminar a los ejemplares mayores o enfermos, y siempre teniendo en cuenta la proporción entre machos y hembras.

Este hecho cuenta con otra vertiente, pecuniaria, que tampoco es desdeñable, ya que la caza como actividad deportiva general unos importantes recursos económicos precisamente en un entorno secularmente necesitado de recursos económicos, el campo. "Genera riqueza, vienen cazadores desde todos los puntos de España e incluso desde países del extranjero para cazar cabras" en alguno de los 1.089 cotos que hay en la provincia.

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