Encarnación Jiménez tuvo un embarazo complicado. Pasó los dos últimos meses de gestación muy controlada. "Me conocían bastante bien" en el centro hospitalario, recuerda. Presentaba placenta previa y el suyo era un embarazo gemelar. Pidió que no le provocaran el parto y aguantar el mayor tiempo posible por el bajo peso de uno de los dos bebés. El 27 de septiembre de 1976 llegó el momento de dar a luz. Primero nació la niña, con ayuda externa. El varón llegó unos minutos después. Con un peso de 2,5 kilos, nació de parto espontáneo. "Le decía al médico "enséñemelo, enséñemelo"... había llorado de forma diferente a la niña", relataba ayer en Granada esta madre, convencida de que su hijo está vivo y que fue uno de los bebés robados al nacer.

El médico se negó a enseñarle a su hijo. "Me dijo que había tenido un monstruo", que había nacido "deforme". Encarnación recuerda que el galeno pidió a una auxiliar que estaba en el quirófano donde dio a luz que tapara a la madre. "Vi a mi hijo pataleando". Encarnación insistió en ver a su hijo. "Si es un monstruo, es mío", recordó ayer en Granada que le dijo al médico.

Creo que vivo para desplazarme donde sea para encontrar a mi hijo"

Recuerda que "era rubito, chachito". Le oyó llorar al nacer y cuando le separaron de la hermana. No le volvió a ver. Le dijeron que había muerto. "En aquel tiempo pensé que era para órganos". Encarnación también recuerda que el médico ordenó que se llevaran al chiquillo "al laboratorio".

"Vivo con la esperanza de encontrarlo", señaló momentos antes de la presentación en Granada de la Plataforma Internacional Te estamos buscando, formada por familias que buscan hijos o hermanos que fueron sustraídos, hechos que no sólo ocurrieron en España y que no se dieron únicamente durante el Franquismo. "Creo que vivo para desplazarme donde quiera que tenga que ir para encontrar a mi hijo", señaló Encarnación.