Dos traslados de presos desde Albolote hasta la nueva cárcel en Morón de la Frontera han intentado en las últimas semanas descongestionar la prisión granadina. Sin embargo, la situación de "sobreocupación" no se ha resuelto, por lo que es previsible que continúen las reubicaciones. La historia del colapso en el Centro Penitenciario de Albolote no es nueva: funcionarios y sindicatos llevan años denunciando las condiciones en las que se trabajan debido a la gran cantidad de reclusos, pero a sus versiones ahora se le suma la del propio director de la prisión.

Nahúm Álvarez llama la atención sobre la "imparable" entrada de presos al centro penitenciario de Granada y advierte de que se está produciendo "por encima de las previsiones" establecidas tanto en las instalaciones de Albolote como en las del resto de España. En otras palabras, "los funcionarios no han crecido en proporción al ingreso de reos". Con todo, manifiesta que "no se puede establecer una relación causa-efecto" entre la masificación del centro y el aumento de incidentes de los últimos meses -incluso resultó herido un funcionario-.

En la prisión de Albolote, según Álvarez, hay entre funcionarios y personal laboral unos 510 trabajadores. De ellos, más de 320 pertenecen al área de vigilancia, mientras que el resto es personal de oficinas, equipos médicos, etc. "Siempre nos podremos quejar de falta de personal, pero no sé cuál es el número ideal de empleados que deberíamos tener. Lo cierto es que el número de internos ha aumentado y que somos el país occidental de Europa que más internos tiene por habitantes". Esto, bajo su punto de vista, merece una reflexión profunda. "Parece que para los medios públicos la única solución es meter a la gente en prisión y, claro, luego nos lamentamos de que haya tantos presos", explica el responsable del centro tras reconocer que desconoce cuántos trabajadores más se necesitarían. "Es como un pozo sin fondo", lamenta.

En estos momentos, unos 1.925 internos cumplen condena en la cárcel provincial de Albolote. De ellos, hay descontar a 170 que físicamente no están encerrados en la misma, ya que se encuentran en las antiguas instalaciones, con medios telemáticos en unidades dependientes. Además, según apunta el director, hay que tener en cuenta que diariamente hay personas que disfrutan de permisos carcelarios, normalmente más de una treintena de internos al día. De esta forma, siempre hay 200 presos, aproximadamente, que no están ocupando un espacio físico. En cuanto a la distribución de los reclusos en las celdas, lo ideal, bajo el punto de vista de Álvarez, es que únicamente hubiera un preso por cada una de los habitáculos. Algo que, como afirma Álvarez, es "del todo imposible". Pura matemática, porque las instalaciones de Albolote hay "1.300 celdas" para casi 2.000 reclusos. Álvarez afirma, por otra parte, "que algunos presos prefieren estar acompañados por distintas razones, como tener televisión por ejemplo. Otros, "sin lugar a dudas", prefieren estar solos durante la reclusión. Sin embargo, sí hay un par de módulos en los que los internos, por sus características, sólo ocupan una celda.

Para intentar aliviar la sobreocupación del centro penitenciario granadino, una treintena de reclusos de la cárcel provincial de Albolote han sido recientemente trasladados a las nuevas instalaciones de este tipo ubicadas en Morón de la Frontera, en la provincia de Sevilla. Esta cárcel es el último megacentro penitenciario construido en la comunidad autónoma, bajo el nombre de Sevilla-2.

Según indica el responsable del centro, en la medida en que en Morón se vayan abriendo nuevos módulos, se irán trasladando más reos hasta la cárcel sevillana. "Ya hemos hecho los traslados previstos y en la medida en que haya espacio iremos descongestionando otros centros andaluces. Pero el número de entradas en prisión es imparable a medida que aplican distintas medidas judiciales", advierte Nahúm Álvarez.