Educación

De docente a maestro

  • Dos de los finalistas a mejor docente del año cuentan su experiencia en el aula

  • Su obsesión, que los chavales disfruten con la Literatura

La lectura del poema de Walt Whitman Oh, capitán, mi capitán, en la película El club de los poetas muertos es una de las grandes escenas del cine. El profesor se convierte en maestro. La literatura, en una tabla de salvación. En la pantalla cinematográfica crece el ideal del docente que es capaz de virar la vida de un grupo de jóvenes abúlicos de forma radical. A pie de aula, es posible que no existan figuras como la que encarnó Robin Williams, pero existen docentes que son capaces de dar una vuelta al sistema y crear un poso en el que, a pesar de todo, crece el interés por el conocimiento y por la formación. Los premios Educa Abanca han puesto en primera línea a dos de estos docentes que imparten clase en la provincia de Granada. Rafael Bailón (Peligros, 1980) y Pablo Poó (Sevilla, 1983) dan clase de Lengua y Literatura a alumnos de ESO y Bachillerato, y lo hacen a su manera. Los dos se apoyan en los recursos que ofrece internet y trabajan por inculcar el gusto -el "placer"- por la lectura. Por su trabajo, los dos optan al título de mejor docente del año en la categoría de Secundaria.

"Hay casos de niños que ellos mismos te decían no voy a leer nunca, y después se acercan" a la lectura. Rafael Bailón trabaja en el IES Ribera del Fardes de Purullena. Su obsesión es "enganchar" a los chicos a los libros. Cada trimestre se elige un libro obligatorio, que prácticamente se desmenuza línea a línea en el aula. Este curso, en segundo de la ESO leen Romeo y Julieta, de Shakespeare. En tercero ha tocado La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Aparte, el docente les abre la posibilidad de leer otros libros "los que les gustan a ellos", con la idea de engancharles. Una vez que tengan el hábito, lo siguiente será que se acerquen a los clásicos. "Por mi experiencia, hacer que lean La Regenta" no hace más lectores, sino que tiene un efecto contrario entre los chavales, indica Bailón. Los viernes se lee en voz alta. "En cada escena o acto, paramos y les comento aspectos que son interesantes". Así, cuando llegan al final "han comprendido el libro". Así, la Bernarda de Lorca se desvela como una lección de cómo era la vida de las mujeres en la época y la realidad de los matrimonios concertados.

También hay críticas al sistema de acceso y a la forma de enseñar en IES y facultades

Bailón, que reconoce que lo suyo es "vocacional", se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Granada. De su etapa al otro lado recuerda el magisterio de Diego Oviedo, Juan Santaella, Gracia Morales, Miguel Ángel García y Luis García Montero. Ahora, al otro lado, trabaja "codo con codo" con el resto de profesores de su departamento en el instituto de Purullena. Cuenta con un blog (Es un placer leer), un programa de radio en el que participan sus alumnos (Ser lectores nos hace mejores), trabaja en poner en marcha su propio canal de You Tube y ha creado un juego de mesa en el que cada casilla marca un reto relacionado con la lectura. También ha ideado un 'lectómetro' con forma de árbol, en el que las hojas son las lecturas de los chicos. Para el próximo año publicará una guía para padres (De tal tronco tal astilla) y una novela, Lágrimas por Lucía.

Para Pablo Poó la experiencia en el Padre Poveda de Guadix es de las mejores que atesora desde que comenzó su carrera docente en 2009. Suma quince centros y dos momentos en los que "estuve a punto" de tirar la toalla. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla, trabaja en hacer atractivos a sus alumnos contenidos como Los milagros de Nuestra Señora, obra del siglo XIII y ejemplo capital del mester de clerecía. Un trago de los duros que Poó traduce al siglo XXI para que sus alumnos no rehuyan de la Literatura. "Lo que hacemos con los Milagros es que lo adaptamos al cómic". Y, según su experiencia, funciona. Sus alumnos leen. "Cargamos con un lastre que es cómo han enfocado otros profesores la asignatura. Hay alumnos de primero de Bachillerato y tercero de la ESO que la odian ¿Qué hemos hecho?", se pregunta el sevillano, convencido en que la solución está en hacer atractiva la materia. Y lo hace pese a reconocer que "me ha pasado de todo" en el aula, desde mediar en agresiones, ser objeto de amenazas o testigo de trapicheos. "Todo eso me ha curtido". Además, reconoce que ha tenido que recurrir al psicólogo. "Salvas a esos alumnos" a los que se da por perdidos, "pero a costa de tu salud". Uno de los casos que recuerda es el de un alumno que llegó al examen de septiembre sin haber aprobado nada. "Se puso a escribir, pero en vez de un examen, redactó una carta. Me daba las gracias. Aunque no sabía nada de Lengua, había comprendido que era necesario formarse. Ahora está en FP Básica".

Para Poó, no sirve dar apuntes ni las listas de lecturas. "Leer es obligatorio, pero ellos eligen", aunque el docente establece un mínimo y no permite cualquier libro. "Determinados títulos no los paso". De su mano, sus alumnos se han acercado a obras como El conde Lucanor, El perfume, el incombustible Rebeldes o sagas destinadas al público juvenil. De ese material, los chavales han sido capaces de alumbrar vídeos. También cuenta con blogs, Viernes creativos y Relatwitos en los que se plantean ejercicios de creación y micro relatos. Lo mismo se explica lo que es un bestiario medieval que se da rienda suelta a pequeñas lecturas con aire noir.

Los dos profesores son críticos con el sistema, con los métodos que se siguen tanto en la enseñanza universitaria como en los centros de Secundaria, con el acceso a la carrera docente. Pero mantienen en común la búsqueda de herramientas -muchas relacionadas con internet, pero no exclusivamente- en las que hacer revivir, aunque sea a pequeña escala, el terremoto interior que sólo la lectura es capaz de provocar.

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