Granada

La mitad de los docentes de Granada cree que sus alumnos carecen de medios tecnológicos mínimos para la educación 'online' del confinamiento

  • Los primeros resultados de una encuesta a docentes de la provincia revela que sólo un 23% hace una valoración positiva del sistema de teleformación impuesto estos días y que le dan escaso valor para evaluar

Durante el estado de alarma la educación es online.

Durante el estado de alarma la educación es online.

El profesorado de la provincia de Granada, que comenzó a aplicar la teleformación con sus alumnos a partir del 16 de marzo, ha revelado en una encuesta realizada durante estos días de confinamiento que el sistema tiene graves deficiencias y una de ellas es la falta de medios tecnológicos mínimos por parte de los alumnos para seguir las tareas encomendadas. Un 52% de los docentes se queja de esto y el 21% no sabe si sus pupilos tienen recursos para hacer el trabajo.  

La encuesta realizada por el sindicato USTEA entre el 20 y el 25 de marzo consta de 12 preguntas cerradas y una abierta de valoración general. Respondieron 153 docentes: 84 de Secundaria, 45 de Primaria, 20 de Conservatorio y el resto de adultos, escuelas oficiales de idiomas y escuelas de arte.

Las conclusiones del trabajo son que los docentes encuestados tienen una visión crítica de la actual fase telemática de su trabajo y la consideran como algo "más complementario que sustantivo" desde el punto de vista de educativo. Los problemas o ausencia de conexión comunicativa con el alumnado, unidos a la insuficiente interacción educativa tienen una presencia importante en la valoración general del proceso.

Por otra parte, los encuestados se quejan de que el proceso telemático parece "uniformizar y estandarizar todavía más el proceso educativo", afectando no sólo al alumnado (al que es difícil dar un tratamiento individualizado) sino al profesorado (que cuanto más logra hacer ese seguimiento individualizado más se queja de la sobrecarga de trabajo que supone).

Pese a la "novedad e improvisación" de las primeras semanas de trabajo, los promotores de la encuesta sostienen que el trabajo permite "esbozar una imagen estadística de inquietud, descontento y un cierto escepticismo entre el profesorado", que deberá ser contrastada con las respuestas a una encuesta similar cuando el mencionado proceso telemático esté más avanzado.

La respuesta abierta de la encuesta permite concluir que la valoración general del proceso hasta la fecha es negativa y plantea críticas y objeciones por parte del 66% de los docentes, mientras que sólo un 23% tiene una visión decididamente positiva del mismo, en tanto que un 11% no se pronuncia por considerar que no tiene información suficiente.

Los medios telemáticos de comunicación más usados son, por orden decreciente: el correo electrónico (53%), whatsapp (44,40%), Google Classroom (41,70%), Pasen (32,50%) y Moodle, en menor medida (10,60%).

El profesorado encuestado admite que dispone de los medios adecuados para estas tareas pero, en cambio, cuestiona seriamente que esto sea recíproco en el alumnado y en las familias. Aunque la causa no esté claramente delimitada, el 73% del profesorado cuestiona o ignora la disponibilidad de medios del alumnado, así como constata un bajo uso de la plataforma Pasen por parte de las familias.

Las críticas a los problemas técnicos que salen a relucir no se han evaluado más específicamente en esta encuesta, aunque surgen espontáneamente en la valoración general. Tampoco se ha preguntado  específicamente sobre la competencia digital del profesorado y alumnado.

En el bloque dedicado al proceso educativo en sí mismo, el 74% declara que desarrolla sus programaciones de modo aceptable (37%), bastante (24%) o completo (12%), respuesta con mayor incidencia en las etapas de Secundaria y Bachillerato.

Sin embargo, el 43% del profesorado da un escaso o nulo carácter evaluativo a lo desarrollado. Contrasta en cierta medida que se declare, como mínimo, aceptable el desarrollo de las programaciones en un 74% y que se rebaje, en cambio, su valor evaluativo. En este caso, los responsables del trabajo advierten de que  es preciso considerar otras variables que pueden intervenir: la incompleta presencia y la participación telemática del alumnado.

En etapas como Formación Profesional o Conservatorios, donde el componente práctico es muy superior, las declaraciones correspondientes insisten en la ineficacia de la docencia telemática. 

La cuestión de la igualdad de oportunidades y la equidad ha aparecido en varios momentos de la encuesta como un motivo de preocupación del profesorado. Casi el 49% considera que la atención a la diversidad mediante este sistema telemático es escasa o, simplemente, inexistente. Una variable a tener en cuenta es la consideración sobre las condiciones socioeconómicas del alumnado, que no ha sido específicamente tratada.

El 74% del profesorado considera que el trabajo puede servir para reforzar el currículum y las materias transversales, mientras que el 35% cree que también puede servir para desarrollar las programaciones. Esta respuesta es bastante concluyente sobre la funcionalidad que el profesorado atribuye a este proceso educativo-telemático.

En la valoración general se señala de modo espontáneo el problema de la interacción real entre docente y alumno en un 33% de las respuestas. Una valoración bastante representativa del problema detectado es la siguiente: “No hay interacción en el proceso de enseñanza y aprendizaje, sólo en el de entrega y corrección de tareas”.

Le encuesta dedica una única pregunta a la salud del profesorado, centrándonos en el estrés y los problemas de vista que les generaba esta modalidad docente: el 70% alega problemas de este tipo. En las valoraciones finales es habitual encontrar referencias a la presión y estrés que este trabajo les está provocando. Según la encuesta, el profesorado de Secundaria y FP padece más estrés que el de Infantil-Primaria. 

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