Un sueldo de 3.027 euros limpios al mes para un concejal con responsabilidades de gobierno, ¿es desmesurado o está mal pagado? ¿Y para un concejal de la oposición? ¿Y un sueldo de 42.000 euros brutos anuales para un profesor de la banda de música; es mucho o es poco?

El capítulo 1 del presupuesto municipal es cada año uno de los más controvertidos y de los más llamativos para la ciudadanía que sostiene con sus impuestos los 89 millones de euros que este año se gastará Granada en pagar a sus 2.147 trabajadores municipales y a los 26 concejales miembros de la Corporación. La horquilla de sueldos que maneja el Consistorio granadino es de lo más dispar, si bien es cierto que si nos fijamos en la parte alta de la tabla hay casi 400 personas (393) que cobran un sueldo superior a los 40.000 euros brutos mensuales. Esto significa que 1 de cada 5 trabajadores del Ayuntamiento cobra unos 2.300 limpios al mes. ¿Mucho o digno?

El concejal de Personal, Juan Antonio Fuentes, cree que los trabajadores del Consistorio granadino no se pueden quejar "no podemos decir que en el Ayuntamiento de Granada no hay mileuristas", apunta Fuentes, pero acto seguido recuerda que los empleados municipales han debido prepararse unas oposiciones (en algunos casos más de tres) para conseguir una plaza pública en el edificio consistorial. En ese tramo de los 40.000 euros se encuentran profesionales tan dispares como un profesor de la banda de música, un técnico medio en informática, un asesor jurídico o un director de biblioteca. Algo más alejados de los criterios meritocráticos se encontraría el personal eventual y el personal directivo. El primer caso hace referencia a aquellas personas que entran y salen con la Corporación. El segundo caso también hace referencia a personal de libre designación pero que pueden mantener su cargo cuando se va el equipo de gobierno.

En estos tramos superiores se situarían los ocho coordinadores generales de áreas con un sueldo de 57.541 euros. Su función viene a ser similar a la de un 'viceconcejal'. Pero además hay otros 8 directores de área con unas nóminas que superan los 50.000 euros. ¿Son necesarios todos estos puestos en una ciudad de 250.000 habitantes?

Es más, ¿son necesarios 8 tenientes de alcalde encargados de suplir al alcalde cuando este no está; cada uno de ellos con 5.000 euros más de sueldo que un concejal raso? Solo un apunte, ciudades como Madrid o Barcelona tienen 2 y 5 tenientes de alcalde respectivamente.

Pero hay más. Sólo en las jefaturas de servicio se contabilizan más de cien personas. Hay nueve escoltas con 43.161 euros cada uno y 8 intendentes y superintendentes de la Policía Local que no reciben menos de 53.000 euros.

El responsable de Personal en el Ayuntamiento de Granada, Juan Antonio Fuentes, recuerda que la ciudad está por debajo de la media en cuanto al volumen de personal eventual adscrito al Consistorio. "La ley determina que no puede haber más personal eventual que corporativos. En Granada tenemos 20 y podríamos llegar hasta 27", argumenta, y recuerda que desde 2007 se han amortizado unos 180 puestos de trabajo, principalmente porque con la eliminación de los organismos autónomos. Esto ha supuesto un ahorro de 23 millones en personal, pasando de los 112 millones que se gastaban en 2007 a 89 en 2014. La existencia de nueve secretarios de grupo en el PP (además de la presencia de un secretario personal de cada concejal), a razón de 31.406 euros cada uno, tiene también justificación para el concejal de Personal. "El volumen de trabajo del equipo de gobierno hace que sean necesarios, además estas personas trabajan para el grupo y para el partido", apunta.

"Los sueldos del Ayuntamiento de Granada son razonables. Escasos si los comparas con los de un concejal en Málaga, que cobra unos 4.500 euros, y altos si lo comparas con el alcalde de Jaén, que no cobra porque es senador", declaró Juan Antonio Fuentes. Claro que por su condición de senador, ya cobra bastante, cerca de 80.000 euros.

Está claro que un buen político tiene que tener un buen sueldo, pero, ¿son buenos nuestros políticos? ¿Están a la altura de las circunstancias? ¿Se merecen ese dinero público que ganan?