Granada

Y entonces el alcalde dijo: "Las luces de la plaza las coloco yo"

  • Los pueblos pequeños recurren a la imaginación para ahorrar pero no renuncian a sus fiestas

Sería exagerado decir que la imagen ha dado la vuelta al mundo, pero desde luego sí que se ha visto en los telediarios de toda España. El día 2 de septiembre, Remedios Jiménez, alcaldesa de la pedanía de Casanueva (Pinos Puente) no lo dudó: se puso la bata de cola y salió al escenario para emular a Lola Flores. En play-back, eso sí. Con esa iniciativa no quería notoriedad, aunque desde luego consiguió los diez minutos de fama de los que habló Andy Warhol, sino recaudar fondos para que los vecinos pudieran disfrutar de sus fiestas patronales, que con la crisis estaban más que en el aire.

Ha sido el ejemplo más sonado, pero no el único. El alcalde de Bubión, Roberto Rodríguez, también pasó de las palabras a los hechos. En la organización de las fiestas y la semana cultural del municipio alpujarreño se dedicó, entre otras cosas, a preparar los merengues para la guerra de tartas, de cargar el dúmper con los instrumentos de los músicos y el equipo de sonido, de montar las pantallas de cine y el atrezzo para la actuación de teatro... Todo con tal de ahorrar costes de personal.

"Este año no hemos gastado ni un euro en las fiestas, hasta las luces de la plaza las he colocado yo", proclamó el regidor, sin disimular su orgullo, para añadir que incluso habían recaudado dinero organizando algunas rifas y bingos "a euro por cartón".

También se puso manos a la obra Ana Rodríguez, alcaldesa de Lobras, que se encargó de impartir en la semana cultural del pueblo un taller de artesanía de retales utilizando telas viejas, para que así saliera gratis. Consiguió además que las actuaciones, a cargo de la Asociación de Mujeres de Lobras y de varios troveros, fueran sin costo alguno para el municipio.

En Soportújar aseguran que sus cuentas están "totalmente saneadas", lo cual sin duda es raro, pero aun así puso en marcha este verano una iniciativa con la que generaron ingresos: el llamado Proyecto del Embrujo, una idea que parte de la tradición que sitúa al municipio como lugar donde supuestamente hubo en su día brujos y brujas y que se ha plasmado en la rehabilitación de zonas donde al parecer se hacían actos de ese tipo: la Cueva del Embrujo, el Ojo de la Bruja, la Era de los Aquelarres... También se quiere hacer un Centro de Interpretación de la Brujería y un puente encantado. Por lo pronto han conseguido multiplicar por cuatro la afluencia de visitantes durante lo que va de año, y ese tipo de cosas siempre se traduce en dinero.

En la comarca de Guadix hay municipios donde no han podido mantener sus tradiciones. En La Peza se seguirán celebrando corridas de toros, pero este año no se recreará la batalla del Carbonero Alcalde. "El año pasado contábamos con una subvención de la Diputación, pero ahora no había posibilidad", explica su alcaldesa, Celia Santiago Buendía.

En las fiestas de la Virgen del Carmen, en Benalúa, hubo una paella popular que tuvo la particularidad de que la hicieron (y la pagaron) los concejales. "Compramos los ingredientes y el cocinero y varios vecinos nos echaron una mano; así conseguimos ahorrarnos dos mil euros", comenta su alcalde, Manuel Martínez. En ese pueblo, por cierto, los concejales ya no tienen teléfonos libres: se les ha puesto un tope de quince euros y lo que hablen a partir de ahí, corre de su cuenta.

En Purullena, las obras públicas cuentan con la supervisión personal del alcalde, Luis García Rufino, quien, como se suele decir, fue cocinero antes que fraile. "Como conozco ese mundo, miro de dónde se puede quitar y la verdad es que estamos ahorrando", asegura el alcalde, que mantuvo la feria local. "Se gastó menos, pero tampoco se puede tener paralizado al pueblo", argumenta.

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