Empresas granadinas

La esencia del olivar granadino al alcance del consumidor

  • La cooperativa San Isidro, en Deifontes, consigue una producción anual de 2 millones de kilos de aceite procedentes de las 2.500 hectáreas de olivar

Poco más se puede añadir sobre las propiedades saludables del aceite de oliva. Pero si a las cualidades inherentes del zumo de la aceituna se le suma además un proceso de tratamiento y elaboración único, el aceite se convierte en un manjar de los dioses.

La cooperativa San Isidro, situada en Deifontes, es la encargada de crear Ambrosía, un virgen extra rico en antioxidantes, polifenoles y B-carotenos. "Más que un aceite, es una medicina", asegura el presidente de la cooperativa, Clemente Fernández, que define el sabor del producto como "muy afrutado". Su calidad ha propiciado que grandes superficies, como el Club del Gourmet de El Corte Inglés, o empresas extranjeras hayan fijado sus ojos en Ambrosía. Por el momento, el aceite sólo puede adquirirse en la misma cooperativa, ya que, según explica Fernández, "es complicado introducirlo en el mercado", debido, en parte, a su precio (5 euros el medio litro).

Pero los cincuenta años de historia de la cooperativa San Isidro permiten a la sociedad contar con otros prestigiosos productos. De hecho, es el aceite Fuente de Dios el que más galardones ha recibido: dispone de los sellos de calidad certificada y de producción integrada de la Junta y hace unas semanas recibió -por tercer año consecutivo- el premio al Mejor Aceite de Oliva Certificado en la VI edición de los galardones Calidad 2008 Montes de Granada.

"Estamos muy contentos de este reconocimiento porque supone una recompensa al esfuerzo que realizamos todos los trabajadores, desde el labrador hasta el fabricante", sostiene el presidente de la cooperativa. Un orgullo que surge como respuesta a los 48 años de crecimiento y evolución de San Isidro.

Formada en sus orígenes por sólo 40 socios, la asociación está integrada en la actualidad por 650 miembros (la mayoría autóctonos de la zona) y 2.500 hectáreas de olivar, una cifra que aumenta año tras año, pese a que, según comenta Fernández, "hoy día prácticamente todos los trabajadores están ya organizados en cooperativas".

Como contraprestación al abono de un canon -que ronda los seis céntimos por kilo de aceite tratado en la planta-, los socios disponen de distintos servicios por parte de la cooperativa, que abarcan desde la recepción de la oliva, la gestión del sistema de riego por goteo o la prestación de servicios fitosanitarios, hasta la tramitación de las cuestiones administrativas.

Gracias a dicho potencial, la cooperativa San Isidro obtendrá, esta temporada -que ha sido bastante buena-, un volumen de producción de alrededor 2.400.000 litros de aceite, que serán comercializados en las propias intalaciones de la entidad. En ellas, la media docena de trabajadores -plantilla que se duplica en la época de recolección- se encarga de todo el proceso productivo: la fabricación, envasado, conservación y venta de las tres variedades de aceite que elabora San Isidro.

Aunque la crisis de la agricultura es innegable -con el aumento desorbitado de los costes de producción-, la cooperativa mantiene sus ventas debido a su buena fama. "La gente viene a por el aceite porque sabe que es bueno", alega Fernández.

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