Granada

El fantasma de las dos Españas

  • Más de 2.000 granadinos reivindican la vigencia de la Constitución y la convivencia democrática

  • La contramanifestación de apoyo al referéndum ilegal de Cataluña congrega a 300 personas

El fantasma de las dos Españas recorrió ayer las calles de Granada. Se encontraron exactamente a la altura de la Catedral, en la Gran Vía, donde se toparon los manifestantes en apoyo a la Constitución y la convivencia democrática y los que se concentraron en apoyo del derecho a decidir de Cataluña. Los primeros, convocados por Juntos por Granada y el Club de la Constitución, reunieron a más de 2.000 personas en la mayor concentración de banderas españolas en Granada desde hace años, más incluso que en el último partido que jugó en la ciudad la Selección Española. En la segunda concentración, convocada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y que reunió a unas 300 personas, se mezclaban las banderas andaluzas y las esteladas y buscaban vivir su 'mayo del 68'. "Fascistas", gritaron cuando los participantes de la primera manifestación se disolvían y caminaban por las aceras. "Daros una ducha", respondieron en el momento de mayor tensión, que tuvo que ser aplacado por las fuerzas de seguridad para que el roce no se convirtiera en un altercado.

En la concentración de apoyo a la Constitución, desarrollada entre la avenida de la Constitución y la Gran Vía de Granada y junto a un gran bandera de España que ondea en el cruce, se corearon proclamas por la unidad del país y contó con representantes como el portavoz provincial de Ciudadanos y diputado en el Congreso, Luis Salvador.

El portavoz de Juntos por Granada, Cesar Girón, pidió a la sociedad su apoyo en un día "crucial para la historia" en una intervención interrumpida por gritos de "viva España". Girón ha recalcó que la concentración de ayer pretende evidenciar el apoyo ciudadanos a "nuestra norma fundamental, a la Constitución de 1978 que tantas voluntades unió". Por eso criticó a quienes "conscientes y sabedores" atacan el documento que convirtió a España "en un estado de derecho con igualdad, justicia y pluralismo, un estado moderno", tras lo que recalcó que "todo es posible" dentro de las normas nacionales.

Con el procés catalán algo ha cambiado a mil kilómetros de distancia: la bandera rojigualda se ha sacudido los complejos y declararse español ya no tiene que conllevar el estigma de ser considerado un falangista en potencia.

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