Granada

Los forenses creen que el parricida de Armilla sufre un trastorno delirante

  • Tiene paranoias con su familia política y celos El informe aconseja su encierro para ser tratatado

Los forenses que han analizado el estado mental de Juan de Dios Herrera, el septuagenario detenido el verano pasado por acabar con la vida de su mujer a hachazos mientras dormían en su casa de Armilla, han concluido que sufre un "trastorno delirante de contenido paranoide y celotípico", un extremo que será clave a la hora de determinar judicialmente si fue o no dueño de sus actos, según las fuentes del caso consultadas por este diario.

Según consta en el informe elaborado por el Instituto de Medicina Legal de Granada (IML), el trastorno que sufre el parricida confeso (reconoció los hechos ante la jueza instructora del caso, que es la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1), es "grave" y "modifica gravemente sus facultades intelecto-volitivas hasta el punto de su abolición con respecto al hecho concreto que se le imputa".

A juicio de los expertos que lo han examinado, como consta en el documento, fechado el pasado 8 de abril, el trastorno que sufre el verdugo de Otilia Márquez "se trata de un proceso crónico y con pocas posibilidades de éxito en su tratamiento". Es más, advierten de su "peligrosidad", por el riesgo futuro "de repetir los incidentes que han originado este expediente con miembros de su familia política".

En concreto, el presunto asesino, un taxista jubilado de 72 años, sufre "paranoias" relacionadas con los familiares de la víctima, que tenía 68 años y nunca lo había denunciado por maltrato. Cree que querían quitarle sus bienes. Llegó a narrar a los expertos haber sido víctima de persecuciones con coches de "alta gama con las matrículas falsas", y aseguró estar convencido de que dentro de la prisión lo habían intentado matar "de un tiro".

La noche de autos hubo una discusión "a cuentas de una maceta". Él estaba viendo la tele, se levantó y tiró el tiesto. Entonces, Otilia, "se puso hecha una fiera", según contó a los forenses. Ella le dijo que se quedara "quieto", que "lo rompía todo" y él le contestó que la maceta sobraba, respondiéndole ella que "quien sobraba era él y que ya podía irse de la casa". En ese momento, se le "nubló" la vista, se acordó del tema del DNI (al parecer su mujer se lo había pedido para un asunto vecinal relacionado con una tapia) y "ya se dio cuenta de todo". Pensaba que "todo estaba prefabricado para ver si me moría".

Exactamente, el documento reseña que sufre "delirios de celotipia" por parte de la familia política de su mujer, de la que además llega a sospechar que le era infiel. Por eso, los forenses consideran que "el explorado debe seguir un tratamiento por Salud Mental correcto y reglado en régimen cerrado dada su alta peligrosidad, y su persistencia delirante activa en la actualidad para otras personas incluidas en su delirio".

En sus razonamientos, los forenses recuerdan que el delirante "conoce y sabe lo que hace", y es característico que actúe de forma individual y planifique el hecho asegurándose el resultado. Resaltan que "el delirante es un enfermo mental", que tiene "una visión torcida y equivocada de la realidad". En el caso de Juan de Dios, en el que observan una "fuerte impregnación cultural machista", el delirio permanece "activo".

Se da la circunstancia de que la causa de este crimen machista ocurrido en Armilla ha sido transformado hace unos días en un proceso de jurado. El crimen fue el 17 de agosto, sobre las 5:00 horas, en la calle Alberto Sols del municipio, donde vivía la pareja.

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