Antonio Cambril | Candidato a la Alcaldía de la confluencia Podemos e IU

"No asistiré a fiestas procesionales ni voy a ir pagado a Fitur"

  • El periodista da un paso al frente después de 30 años de profesión para encabezar la lista de izquierdas 

  • Defiende que en el Ayuntamiento se hable “de los problemas de los vecinos”

El periodista y candidato a la Alcaldía Antonio Cambril.

El periodista y candidato a la Alcaldía Antonio Cambril. / Álex Cámara

El periodista Antonio Cambril será el candidato a la Alcaldía de Granada por la confluencia en la que se han integrado Podemos e Izquierda Unida de cara a las próximas elecciones municipales, al encabezar la única lista que irá a las primarias que celebrará a partir del próximo jueves, una vez cerrado el plazo para la presentación de candidaturas.

–¿Cómo se ha gestado su paso del periodismo a la política?

–En principio contactaron conmigo para ver si, como persona independiente, podía echarles una mano para convencer a un tercero para que se presentara a la Alcaldía. Así lo hice, pero esta persona finalmente declinó la propuesta. Después me llegaron rumores de que se estaba barajando mi nombre, pero formalmente no me lo dijeron hasta hace muy poco tiempo.

–¿Cómo afronta el tránsito de pasar de azote de los políticos en su columna a ponerse en primer plano?

–Yo sabía que en el momento que abandonara la zona de confort del periodismo entrarían a saco para discutir mi trayectoria, como efectivamente ha pasado. Pero tengo una edad, acabo de cumplir 61 años, tengo la casa pagada, algunos ahorros y puedo cambiar de tercio. Ya he dado la medida de lo que puedo ser en el mundo del periodismo, he estado ejerciendo cerca de 30 años, y ahora como independiente creo que puedo ayudar a IU y a Podemos a abrirse a la sociedad, a sectores independientes y progresistas. Tanto IU como especialmente Podemos han sido muy maltratadas por la prensa. Eso y, sobre todo, tratar de contribuir para lograr una Granada mejor.

–Llega ahora a la política en el momento más bajo de Podemos, con unos resultados más que discretos en las últimas autonómicas, la crisis en Madrid con íñigo Errejón...

–Es cierto que no es el mejor momento, pero exceptuando las elecciones andaluzas, en las municipales y en las generales es donde se verá nítidamente el momento que atraviesa un partido al que muchos ya dan por muerto. Es una organización con errores propios de su juventud, pero a día de hoy no hay ninguna otra formación que realice un diagnóstico tan certero de la realidad española, igual que IU. El problema es que es difícil contar con el tiempo y el sosiego para, tras el diagnóstico, establecer un tratamiento cuando se sufren ataques tan viscerales y tan poderosos, porque el presidente del Banco de Sabadell dijo que había que crear un Podemos de derechas y han creado dos, a Ciudadanos y a Vox. Aquí no ha habido una crisis ha habido es un cambio de sistema, incluso violando la Constitución del 78, que han llevado a cabo los partidos tradicionales al servicio de los soberbios intereses económicos.

–¿Cuál es el diagnóstico que hace de la actual situación política?

–Lo que tenemos ahora es un centro, que es el PSOE, una derecha que es Ciudadanos, una extrema derecha que es el PP y algo que está más allá de la extrema derecha que es Vox. En Podemos, si quitas sectores como los anticapitalistas, hay mucha gente instalada en el ‘keynesianismo’. Hay mucha gente de Podemos que aceptaría la vuelta a lo que se dio en llamar el capitalismo decente, el existente antes de Reagan y Thatcher, el que permitía que el hijo de un obrero llegara a la universidad, o que la mayoría de los anciano tuviera una pensión digna. Pero los partidos sistémicos están acabando con esto, permitiendo que la gente trabaje 12 horas con una media jornada o que otros trabajen seis días a la semana por 900 euros, esa es la realidad.

–Tiene que luchar en primer lugar contra un cliché, ya que muchos le ubican en la órbita del PSOE.

–En los primeros años del PSOE les voté, pero me di cuenta de la deriva del partido una vez que Tony Blair dijo que no había futuro fuera de la globalización neoliberal y los partidos socialdemócratas, como el PSOE, lo dieron por válido aduciendo que el mundo no se puede cambiar. En ese momento comencé a tener una desafección por el PSOE, aunque siempre he sido crítico con el aparato y la patrimonialización del partido por muchos de sus dirigentes, mis columnas están ahí.

–Sus últimas columnas publicadas en ‘Granada Hoy’ están centradas en Vox y Susana Díaz.

–Es que Susana Díaz ni siquiera encarna al PSOE del que estoy hablando, Susana Díaz es una señora de derechas que no sabe que lo es. Es una señora con un nivel cultural bajísimo, que deja citas de Epi y Blas y la que una vez oí referir una frase de Woody Allen porque supongo que lo escribiría el negro de turno, con valores claramente de derechas y envolviéndose en tópicos como la bandera o el himno. Yo también estoy por la unidad de España, pero por encima de todo estoy por la unidad de los españoles.

–Ser candidato a la Alcaldía es también una competición de granadinismo, acudir a las procesiones de la Virgen de las Angustias, a la del Corpus, visitar las cruces... ¿Está dispuesto a ponerse el traje de los domingos para acudir a estos actos?

–Yo soy granadinista en el sentido de que creo que Sevilla le debe a esta tierra 37 años . Creo que Granada ha sido la ciudad más damnificada de España por el establecimiento del estado de las autonomías. Todo lo que era el antiguo reino de Granada se ha venido abajo.

–¿Pero se ve tremolando el pendón?

–No, ni yendo a la procesión de la Virgen de las Angustias. Yo creo que debo representar a una Granada más abierta, de independientes y progresistas. Y no pasa nada. Si llego no voy a asistir a ninguna fiesta procesional ni voy a ir pagado a Fitur.

–Será curioso verle compartir pleno con políticos que han sido protagonistas de sus columnas, como Francisco Cuenca, el “alcalde alegre y olé”, ‘Sebas’ o Luis Salvador’s...

–Yo, en 30 años, jamás he entrado en la vida personal de nadie. Otra cosa es la indumentaria o el aspecto cuando revelan algo que va más allá de la propia indumentaria. Con los fulares de y los selfies de Paco Cuenca lo que he querido decir es que un alcalde tiene que estar en la calle, pero también tiene que tener tiempo para estar en un despacho, para gestionar, porque no puedes estar dos años sin presupuestos y todo el día haciéndote fotografías. Aparte de ganar votos hay que hacer ciudad. Solo falta nombrar al candidato de Cs y al de Vox y mucho me temo que todos van a ser políticos profesionales, gente que ha vivido durante años y lustros aupados en cargos públicos. El que no ha vivido de la política con 61 años y tampoco va a seguir con 65 soy yo. Pero he estado como observador de la ciudad 30 años, un capital que ahí está.

Un momento de la entrevista. Un momento de la entrevista.

Un momento de la entrevista. / Álex Cámara

–Sin embargo, todos los cálculos de Francisco Cuenca para repetir como alcalde pasan por un pacto con la confluencia entre Podemos e IU. Pese a sus notorias diferencias con el alcalde, ¿puede haber puntos de encuentro con otras personas de su equipo como Baldomero Oliver?

–Baldomero Oliver es sin duda un hombre preparado. Es que hay muchos Pesoes, pero es un partido que se ha entregado el imaginario de la derecha y piensa que los faralaes y asistir a los toros y presidir procesiones da votos. Pero Sebastián Pérez siempre lo va a hacer mejor porque lo lleva en la sangre. Creo que si se hace una campaña propositiva con 30 medidas bien montadas, que pasan por el saneamiento real del Ayuntamiento, la confluencia entre Podemos e IU, con el apoyo de independientes progresistas, puede sin duda ser la fuerza de izquierdas más votada. Conmigo que no cuenten, y estoy seguro que es la postura de todos mis compañeros de candidatura, para permitir un gobierno de la derecha. Antes me voy a mi casa.

–Sebastián Pérez le ha dedicado ya calificativos como “comunista” y “bolchevique”, además de decir que hace 30 años ya pronosticó su paso a la política. ¿Ya tiene su antagonista oficial en el Ayuntamiento?

–Yo creo que Sebastián Pérez no sabe de lo que habla. Primero él no sabe lo que es un bolchevique, en segundo lugar yo sería más menchevique que bolchevique, pero para esto tendría que consultar la enciclopedia británica, y en tercer lugar es que no sabe lo que es el keynesianismo. Tengo claro que el capital no va a permitir un cambio sustancial del régimen económico, antes usará cualquier medio a su alcance, incluida la fuerza, pero hubo un capitalismo nacido tras la Segunda Guerra Mundial que permitió equilibrar las clases sociales, que basó su desarrollo en el impulso de la obra y los servicios públicos y en un régimen impositivo menos injusto que el actual, que sostenía a los ancianos, que permitía a los jóvenes acceder a la universidad aunque tuvieran orígenes humildes... Es el capitalismo anterior a la caída del Muro de Berlín, el que hacen saltar por los aires Reagan y Thatcher.

"Creo que debo representar a una Granada más abierta, de independientes y de progresistas”

–¿Es consciente de las ampollas que puede levantar esta afirmación entre un sector de Podemos?

–Quizás. No se puede contentar a todo el mundo todo el tiempo. Pero es que no estamos en el capitalismo, estamos en otra cosa peor, en el turboneoliberalismo. En un capitalismo indecente, que está devolviendo a Europa al primer tercio del siglo XX en cuanto a desigualdades sociales. Hoy en día supondría toda una revolución rescatar el capitalismo de los años sesenta en Inglaterra. Hemos saltado al mundo de Dickens, y aún más atrás, al Manchester de 1848.

–¿Cuál es su proyecto de ciudad?

–Es algo que detallaré más adelante, pero veo una ciudad que ha perdido todo su protagonismo en los últimos 37 años. Quiero una ciudad que recupere su protagonismo, lo que pasa por sanear al Ayuntamiento sin dañar a las personas, esa es la madre del cordero. El exalcalde Antonio Jara decía en sus años de esplendor que en política se está para quemarse. Comparto la idea. Hay empresas municipales con personas que entraron de manera irregular con el PP y ahí siguen, ¿por qué tenemos que aguantar esto? Los impuestos no están para pagar a los enchufados de los partidos y Cuenca tendría que haber echado a esa gente a la calle porque los sueldos de más de 40.000 euros los acabamos pagando todos con impuestos altísimos y con la falta de servicios, también la gente más pobre.

–Ha repetido en un par de ocasiones la expresión “cacería”. ¿Se refiere a ciertas publicaciones sobre su paso por el Consejo Consultivo?

–Entré en el Consultivo sin un carné en la boca, con 30 años de profesión detrás, como columnista de la página 3 del periódico dominante en la ciudad, jefe de cultura y de opinión, después subdirector y director de otro periódico hasta que llegó su cierre. Cuando llegué al Consultivo no era un niño enchufado por su tito. Y me fui cuando consideré que se había acabado mi algo que no suele suceder entre la gente que accede a una institución. Hay que saber llegar y hay que saber irse.

–Por último, llegará a un ayuntamiento en el que en el último pleno se sacó una bandera de Venezuela y se aprobó una moción a favor de los toros. ¿La política nacional arrincona a la local?

–Eso responde a instintos muy primitivos y se utiliza para desviar la atención sobre los jóvenes que tienen que irse del país o los que no saben si de viejos cobrarán una pensión. En un ayuntamiento se debe hablar de los problemas de los vecinos, no vale la pena discurrir sobre cosas sobre las que no se tiene capacidad de resolución y con el simple objetivo de rentabilizarlo electoralmente.

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