#LoveWins. El pasado 26 de junio, las redes sociales se inundaron de un hashtag que celebraba el triunfo del amor sobre la intolerancia, reflejado en la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, uno de los países que menos avances había mostrado hasta la fecha en la equiparación de derechos del colectivo homosexual, de declarar ilegales las leyes de 14 estados que prohibían casarse a personas del mismo sexo. Diez años antes y al otro lado del Atlántico, España ya había consagrado la victoria del amor, en la que nada tiene que ver la orientación sexual, al publicar una ley pionera que aprobaba la unión en matrimonio de las parejas homosexuales.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que consiguió grandes avances sociales antes de que la crisis le estallara entre las manos, impulsó en el año 2005 la Ley de Matrimonio Homosexual, un texto que convirtió a España en el cuarto país del mundo con matrimonio igualitario. La Ley 13/2005 trataba, tal y como apuntaba el propio texto normativo, "de dar satisfacción a una realidad palpable, cuyos cambios ha asumido la sociedad española con la contribución de los colectivos que han venido defendiendo la plena equiparación en derechos para todos con independencia de su orientación sexual". Desde 2005, y a pesar de un recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP que no llegó a prosperar, España es un poco más igualitaria.

Y son cientos los granadinos que han hecho gala de esa igualdad en la primera década de matrimonio homosexual. Los datos oficiales del Instituto de Estadística de Andalucía revelan que desde la entrada en vigor de la ley a mediados de 2005 se han celebrado en Granada 454 enlaces matrimoniales entre parejas del mismo sexo. Es decir, que casi un millar de granadinos han decidido certificar ante un juez o un responsable municipal su voluntad de unirse oficialmente, con papeles de por medio, con su pareja.

Pese al desgaste que sufre la institución del matrimonio, el número de bodas homosexuales se mantiene en niveles muy similares año tras año. Mientras que el número total de enlaces se ha reducido considerablemente en la última década, pasando de los 4.294 enlaces del año 2005 a los 2.794 del año 2013 -último dato definitivo publicado-, la celebración de matrimonios homosexuales se ha mantenido muy estable, con algunas excepciones. En 2005 estrenaron su derecho a unirse en matrimonio 13 parejas homosexuales, mientras que en 2006, el primer ejercicio completo de matrimonio igualitario, se registraron 66 enlaces en Granada.

Esta ha sido, hasta la fecha, la cifra más alta de enlaces homosexuales celebrados en la provincia, ya que fueron muchas las parejas que, tras la entrada en vigor de la ley, decidieron dar el paso por el que habían esperado durante años. A partir de entonces, el número de enlaces celebrados comenzó a estabilizarse, pasando de los 38 de 2007 -la cifra más baja con la excepción de la de 2005- a los 59 de 2008; los 47 de 2009; los 40 de 2010; los 53 de 2011; los 51 de 2012; los 47 de 2013; y los 40 de los tres primeros trimestres de 2014.

En total, los diez años de matrimonio igualitario han posibilitado la celebración de 454 enlaces entre parejas homosexuales, que representan un 1,4% del total de matrimonios -civiles o religiosos- registrados en la provincia en este mismo periodo, que ascienden a 31.497.

Por el momento, son las parejas de hombres los que se animan más a dar el paso y formalizar -más allá de la convivencia, la familia o incluso los préstamos hipotecarios- su relación. De los 454 matrimonios homosexuales que se han celebrado en Granada en los diez últimos años, 259 han sido de hombres (un 57% del total) y 190 de mujeres.

Claro que donde hay matrimonios, acaba habiendo divorcios. Las crisis de pareja también son igualitarias, así que en los últimos años han comenzado a registrarse divorcios de parejas homosexuales que contrajeron matrimonio a partir del año 2005. Según los datos del Instituto de Estadística de Andalucía, en la última década se han registrado en Granada 15 divorcios de parejas del mismo sexo, y todos se han formalizado a partir del año 2011. De hecho, se trata de una tendencia que aumenta poco a poco, a medida que la convivencia o los problemas de pareja desgastan lo suficiente como para decidir poner término a la unión. En 2011 apenas se registró un divorcio en Granada; en 2012 la cifra aumentó hasta las 6 rupturas; y en 2013, hasta las 8. En realidad, estas cifras tienen muy poco peso en el número total de divorcios -17.633 entre 2005 y 2015, lo que significa que las separaciones homosexuales apenas representan un 0,08% del total- y señalan que sólo un 3,3% de las parejas gay que se han casado en los últimos diez años han decidido acabar con su matrimonio.

El caso es que, más allá de las cifras, de si crecen o decrecen los enlaces homosexuales o de la representatividad que tienen en el cómputo general de las uniones, es un hecho que la de 2005 fue una medida necesaria que estableció por ley que el matrimonio, al igual que el amor, no entiende de orientación sexual.