Tierra, mar, aire... y nieve, por si fuera poco. Los Reyes y su omnipresencia -que por algo son Magos- repartieron ayer toneladas de caramelos en la provincia, pequeños trozos de ilusión que llovieron por doquier.

Por un lado, Almuñécar celebró su cabalgata de Reyes con un hilo conductor muy original. Distintas civilizaciones históricas recorrieron las calles de la localidad en siete carrozas que acompañaron a la de los Reyes Magos, que en esta ocasión compartieron vehículo. Cada una de las carrozas estuvo animada con una coreografía típica de la civilización a la que representaba, y a ellas se sumaron otros dos pasacalles y un desfile de mallorets. En total, unos doscientos niños vestidos de pajes acompañaron la cabalgata y repartieron caramelos y juguetes. En Salobreña, la cabalgata estuvo compuesta por media docena de carrozas, desde las que se repartieron cerca de 2.000 caramelos y varios juguetes.

Mientras tanto, los Reyes Magos llegaron a Sierra Nevada rodeados de una intensa de nevada y una espesa niebla. Melchor, Gaspar y Baltasar descendieron desde Borreguiles por la pista de El Río hasta llegar a la urbanización de Pradollano. Posteriormente, se desplazaron en sus vehículos  hasta el trono instalado en la Plaza de Andalucía, donde pasaron los chavales de la estación para recibir sus presentes.

Mientras en Armilla llegaban en helicóptero al polideportivo municipal donde les esperaban cientos de niños, a Motril lo hacían en una embarcación del Real Club Náutico de la localidad, donde repartieron 14.000 kilos de caramelos. Menos llovieron en Guadix, donde Sus Majestades despacharon 5.000 kilos de caramelos ante las caras de ilusión de los más pequeños. En Maracena, además, desfilaron animales del Circo Roma, con dromedarios y osos, por las calles del municipio.