¿Qué le espera a la Cámara de Comercio? ¿Cuál es el futuro de una institución que desde hace meses -aunque no se haya desvelado hasta ahora- vive inmersa en una grave crisis interna? Una crisis que, aunque se haya canalizado a través de un documento firmado por 16 vocales del pleno, esconde un enfrentamiento abierto entre sus dos máximos representantes: el presidente y el secretario general y responsable de la gestión diaria de la institución.

Porque, aunque haya diversas explicaciones y argumentos, aunque se hayan puesto distintas excusas para aclarar cómo se ha llegado a una crisis interna aireada públicamente y que, sin duda, ha dañado seriamente la imagen de la Cámara de Comercio, hay pocos empresarios que al analizar la situación no citen como origen el enfrentamiento entre Javier Jiménez y Jaime Parra. Cuente este último o no, como aseguran diversas fuentes que viven en primera línea este conflicto, con el respaldo de algún gran grupo empresarial granadino.

El propio Jiménez, cuando estalló la crisis y saltó a los medios, aseguró que el verdadero motivo que ha desembocado en este rifirrafe público y de serias consecuencias no es el hecho de que no haya convocado los plenos reglamentarios (actividad que usualmente llevaba a cabo el secretario general), ni ese contrato de telefonía sospechoso según sus críticos (que asegura que no le ha costado ni un euro a la Cámara), sino el hecho de que quisiera arrebatarle poder a Parra, que desde hace seis meses ostenta tanto la secretaría general como la gerencia del organismo cameral.

Así parecen confirmarlo también muchos de los empresarios consultados por este periódico, que no dudan en asegurar que toda la operación para destituir a Jiménez -que acabó en un sonoro fracaso después de que en la votación del pasado jueves sólo se obtuvieran 13 de los 16 votos necesarios para forzar el cese- ha sido llevada a cabo en primera persona por el secretario general y que son muchos los vocales que se han sentido presionados.

El caso es que, llegado a este punto y a la espera de que el presidente dé las explicaciones necesarias para 'limpiar' su nombre y demostrar que no se pueden albergar dudas sobre ese contrato o sobre su trabajo en la Cámara, la gobernabilidad en la institución está en la cuerda floja.

Fuentes empresariales aseguran que difícilmente el presidente de la Cámara pueda o quiera mantenerse en su puesto hasta las próximas elecciones -que previsiblemente serán en abril o mayo de 2014-, y que una vez que dé sus explicaciones en el pleno convocado para el día 18, podría plantearse dimitir al haber perdido la confianza de buena parte de su equipo y al no tener garantizado el apoyo de los vocales del pleno que pertenecen a la lista confeccionada en 2010 por la Confederación Granadina de Empresarios (CGE).

Claro que hasta el día 18 de febrero aún queda una semana larga en la que puede pasar de todo. Algunos empresarios cercanos a la Cámara de Comercio aseguran que, a medida que pase el tiempo, ese listado de 16 vocales que firmaron el documento para pedir que se votara el cese del presidente podría reducirse significativamente. Ya lo hizo en la votación, en la que sólo se lograron 13 votos a favor del cese. Y, según las fuentes, no todo el mundo firmó aquel documento plenamente convencido de que fuera lo correcto.

Precisamente las formas son lo que muchos empresarios critican de toda esa operación que en principio contaba con el respaldo de 16 vocales, ya que consideran que la situación se podría haber solucionado en el seno de la Cámara, contando con todos los miembros del pleno y sin dañar la imagen de la institución ni la del presidente, siempre y cuando se confirme que no hay motivos para reproches. Porque, por mucho que ahora se intente, reconducir la situación y hallar una solución de consenso para devolver la gobernabilidad a la Cámara parece mucho más complicado.