investigación en Granada

Dos investigadores de la Universidad de Granada, rumbo al último lugar al que ha llegado el Covid

  • Los trabajos se desarrollarán un año más en la isla Decepción bajo un riguroso protocolo de prevención

Imagen de archivo de un grupo de investigadores en la isla Decepción.

Imagen de archivo de un grupo de investigadores en la isla Decepción. / R. G.

La isla Decepción, situada en el archipiélago de las islas Shetland del Sur (Antártida) es un volcán activo. Ha tenido erupciones recientes (entre 1967 y 1970), y presenta fumarolas, anomalías térmicas, indicios de deformación superficial y un nivel variable de sismicidad que, en años anteriores, ha llegado a ser muy notable”. Así se bosqueja el escenario en el que investigadores de la Universidad de Granada y el Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos desarrollará una nueva edición de la campaña Antártica, la trigésimo cuarta, marcada, como no puede ser de otra manera, por la pandemia. La situación sanitaria marcará la aventura de este año en este lejanísimo punto del planeta, el último al que ha llegado el Covid. Hace unos días se detectó un brote en una base militar chilena.

Serán dos los investigadores del Instituto que embarquen, previsiblemente, el 30 de diciembre en Cartagena en el Hespérides rumbo a la isla Decepción. Se trata de Rosa María Martín León y Enrique Carmona, todo un veterano en estas expediciones. En la pasada campaña, el regreso de las dos últimas investigadoras desde la Antártida se vio seriamente comprometido por el confinamiento decretado en buena parte del mundo. Esa campaña. la 2019/2020, fueron hasta 16 los investigadores de la UGR que viajaron al continente polar, seis en la isla Decepción y diez más en el estrecho del Bransfield, con objeto de estudiar la sismicidad marina dentro del proyecto Bravo Seis.

“El objetivo es desarrollar el programa científico en la Antártida con seguridad, de modo que ninguna de las personas participantes se enfrente a la enfermedad y que el Continente Antártico continúe estando libre del virus”, destaca el Ministerio de Ciencia en la nota en la que informa sobre la continuidad de esta iniciativa. Llegar hasta la Antártida será, si cabe, una aventura mayor en esta edición. 

El Ministerio ha limitado la participación de proyectos extranjeros en sus instalaciones debido a las dificultades impuestas por las condiciones de la pandemia. Los españoles, tras realizarse una prueba PCR 72 horas antes de comenzar el viaje, volarán a Santiago de Chile y se desplazarán en corredor sanitario hasta Punta Arenas, donde una empresa transportista les llevará hasta el hotel para realizar una cuarentena completa de catorce días. A lo largo de esas dos semanas se les harán tres pruebas PCR a los investigadores y solo aquellos que obtengan resultados negativos irán al puerto de Punta Arenas para el embarque en los buques oceanográficos.

Pese a la complicación que supone el protocolo, la expedición granadina regresa. “Para reducir el posible impacto de los peligros volcánicos a los que la Base Antártica Española Gabriel de Castilla está expuesta, es necesario mantener un seguimiento continuo de la actividad volcánica que permita establecer el nivel de alerta. Por ello, durante la próxima campaña antártica 2020-2021, nuestro grupo va a realizar el seguimiento de la actividad sísmica en la isla Decepción, tal y como venimos haciendo cada año desde 1994”, se explica en el proyecto, uno de los trece que se desarrollarán en los próximos meses en el Polo Sur.

“Nuestro objetivo es utilizar los registros de actividad sísmica para evaluar el nivel de peligrosidad volcánica y colaborar en la gestión de los niveles de alerta volcánica de la isla”. Para alcanzar este propósito, se desplegarán una serie de sismómetros o medidores en dos configuraciones diferentes: una red sísmica para el análisis de la actividad tectónica y volcano-tectónica, y una antena sísmica densa para el seguimiento de los terremotos de origen volcánico. “Además, continuaremos extendiendo la serie temporal de datos sísmicos que mantenemos desde 1994”.

Todas las estaciones ubicadas en este remoto paraje transmiten los datos registrados directamente a la base mediante una conexión wifi (proporcionada por el Ejército de Tierra), donde un equipo de sismólogos realizará el análisis y la interpretación de los datos en tiempo casi real. “Este análisis nos permitirá comprender la distribución espacial y temporal de la sismicidad volcánica, así como cuantificar la energía sísmica liberada, los mecanismos de generación de los terremotos volcánicos y el estado general de la actividad volcánica en la isla Decepción”.

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