Cómo se asientan los inmigrantes marroquíes en Andalucía, qué itinerarios de movilidad siguen o cuáles son sus redes de sociabilidad son algunos de los interrogantes que se desvelaron ayer en el salón de actos del Carmen de la Victoria. Las respuestas las proporcionaron investigadores de la Universidad de Granada, Almería, Málaga y Rabat que, por primera vez, se han unido para elaborar un estudio sobre los flujos migratorios entre Marruecos y Andalucía.

Dos años de investigación en 11 municipios andaluces, entre ellos tres de Granada (capital, Albuñol y Zafarraya), dos de Málaga (Marbella y Torrox), cuatro de Almería (capital, El Ejido, Níjar y Roquetas del Mar) y dos de Córdoba (Aguilar de la Frontera y Lucena); y otra docena marroquíes, han proporcionado conclusiones significativas. Por ejemplo, desde Andalucía se ha detectado que "en 2008 se ha perdido la pista de un 29% de los marroquíes asentados en Andalucía", un dato que puede deberse a la falta de trabajo; y, desde Marruecos, que "un 46% de sus emigrantes escogen España como lugar de destino".

La inmigración marroquí es un fenómeno que ha sido analizado desde multitud de perspectivas, pero nunca con un enfoque transnacional. En Andalucía, el equipo de investigadores está codirigido por el profesor del departamento de Geografía Humana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UGR, Arón Cohen; y en Marruecos, por Mohamed Berriane, su homólogo en Rabat. Gracias a un proyecto de Excelencia que les concedió la Junta de Andalucía en 2006 y al apoyo del Instituto de Estadística regional pudieron poner en marcha dos proyectos en paralelo que les permitiera cruzar las perspectivas de sus análisis.

Así, en Andalucía tomaron como muestra a 586 marroquíes del Padrón de cada municipio, y en Marruecos a 3.700 jóvenes de último curso de Bachillerato o primero de la Universidad, una población testigo que, según Berriane, ha proporcionado gran cantidad de información sobre la movilidad geográfica de sus familias.

"Más del 25% de las familias marroquíes encuestadas han revelado que tienen al menos un emigrado en el extranjero, con una media de 1,8 miembros por familia", explica Cohen.

Desde febrero de 2007 hasta diciembre de 2008 pasaron hasta tres veces un cuestionario entre los marroquíes asentados en Andalucía, lo que permitió detectar la movilidad de los inmigrados.

"En Albuñol y Zafarraya se registra los inmigrantes mejor asentados del ámbito rural, pues tenían un mayor número de viviendas en propiedad y un alto índice de reagrupamiento familiar", apunta el profesor de la UGR.

El perfil del inmigrante marroquí que se asienta en Andalucía es el de un joven, de sexo masculino, soltero, sin cargas familiares y que trabaja principalmente de peón agrícola.

Aunque en la ciudad de Granada hay ciertas diferencias. "Hay muchas más mujeres marroquíes que en el resto de municipios -informa Arón Cohen- el nivel de formación de los inmigrantes también es mayor, pues la mayoría tiene un título medio o superior, y casi siempre se establecen con un permiso de estudios".

Sin embargo, la mayoría consigue una colocación poco acorde a sus expectativas.

Los investigadores están analizando ahora cómo está influyendo la crisis económica en el elevado número de desplazamientos que están protagonizando el muestreo seleccionado y antes de final de año harán una publicación con todas las conclusiones.

"En Málaga hemos detectado numerosos retornos en el último trimestre de 2008 que puede estar motivado por la falta de trabajo, en cambio en Almería los detectamos entre febrero y abril del pasado año", continúa Cohen.

Según el estudio, el mayor número de desplazamientos de la población inmigrante marroquí asentada en Andalucía tiene como destino Barcelona y Valencia; aunque tienen una enorme movilidad.

Para el profesor de la UGR, "un 75% de los marroquíes de Almería desaparecen durante buena parte del año; pero en Granada mantienen un porcentaje similar de estabilidad". Y, como conclusión del estudio, Cohen señala que "los marroquíes que tienen menos formación se mueven menos".