El alcoholismo es una enfermedad que no se mide por la cantidad de bebida ingerida, ni por la frecuencia del consumo, sino por la pérdida del control: nunca llega el momento de retirarse de la fiesta, las cervezas de mediodía se alargan tanto como para llegar tarde al trabajo, siempre se está dispuesto a echarse la penúltima, se va sólo al bar de la esquina... El dilema es dónde está el límite. Como beber es un hábito social, ¿cuándo debe saltar la alarma?. "El principal problema está en reconocer que eres impotente ante el alcohol", afirmaba ayer un hombre que ha logrado salir del "infierno" gracias a la ayuda de Alcohólicos Anónimos. "Llegué a perderlo todo. Estuve viviendo en la calle durante años y deseaba mi muerte. Ahora he logrado recuperar mi familia, mi puesto de trabajo y mi círculo social".

Contando su caso, este ex alcohólico trata de concienciar a otras personas que están luchando para dejar esta adicción, de arroparlas y ayudarlas en los momentos difíciles que tendrán que atravesar para lograr que la pérdida de control ante la bebida sea cosa del pasado. Eso es lo que se hace normalmente en las reuniones de trabajo de Alcohólicos Anónimos pero ayer lo hizo ante un grupo de periodistas en un día de puertas abiertas para informa a toda la sociedad de la labor que desarrolla esta asociación.

Además del encuentro entre varios ex alcohólicos con los medios, esta agrupación organizó otros actos para llamar la atención sobre esta enfermedad y la ayuda que ellos pueden ofrecerles. El psiquiatra Rafael Navarro ofreció una conferencia sobre el tema y varias mesas divulgativas repartidas por distintos puntos de Granada se dedicaron a dar información a los viandantes.

La asociación, que no tiene ánimo de lucro y que no cuenta con ningún tipo de subvención, desarrolla actualmente cinco grupos de trabajo en la provincia. Todos los días de la semana los enfermos pueden reunirse para trabajar durante dos horas en su problema. Están abiertos a todo el mundo que pasa por esa situación y se puede asistir de forma gratuita gracias a que los espacios los ceden otras entidades y la ONG se mantienen sólo con las aportaciones de sus miembros. "Además, atendemos las 24 horas del día. Si alguien nos llama a las tres de la mañana porque está atravesando un momento de crisis nos desplazamos hasta allí sin cobrar nada para prestarle ayuda como nos la prestaron a nosotros", cuenta otro ex alcohólico.

Antes de tener síntomas físicos como temblores o cirrosis hay otras señales de alerta como ciertas lagunas mentales en los recuerdos de la velada o estados de confusión. Eso puede indicar que ha llegado el momento de plantearse tomar la última copa, pero no sólo de esa noche o la siguiente sino del resto de la vida. Y de marcar el 686 074 206, el número de Alcohólicos Anónimos. Casi 200 personas ya lo han hecho y participan ahora en sus reuniones en Granada.