Granada

Los padres de más de 42.000 niños admiten que sus hijos comen mal

  • Un estudio señala que puede ser porque se alimenten poco, mal o ambas cosas

El 47% de las familias andaluzas admite que sus hijos comen mal, ya sea porque se alimentan poco, mal o ambas cosas a la vez, convirtiéndose el acto de la comida "en un momento del día desagradable", según se desprende de un estudio publicado por el Observatorio de la Nutrición Infantil de los laboratorios Abbott y elaborado entre 2.500 familias españolas con niños con edades comprendidas entre los 1 y 10 años. De los más de 425.000 niños andaluces que comen mal, según este estudio, 42.139 son de Granada, 103.253 de Sevilla, 81.531 de Málaga, 65.640 de Cádiz, 39.014 de Córdoba, 36.265 de Almería, 31.874 de Jaén, 25.405 de Huelva.

El pediatra y profesor de Alimentación Infantil de la Universidad Pablo Olavide (UPO) de Sevilla Alfonso Rodríguez advirtió de que más de 425.000 niños andaluces de entre 1 y 10 años "come mal" y que, en casi la mitad de estos casos, "los niños se pasan semanas y semanas enteras en las que no prueban las verduras, las legumbres o el pescado".

El especialista aludió, igualmente, a otro conjunto de casos en los que el niño come mal "porque ingiere poca cantidad y variedad de alimentos", por lo que en este grupo poblacional "se hace necesario que se le ayude con suplementaciones nutricionales dentro de las propias comidas", apostó.

"No estamos hablando de que se le ayude con fármacos con aporte nutricional, sino que a las comidas se le añada más aceite o se haga más platos rebozados o empanados que consigan aportar más calorías al niño", relató Rodríguez, quien explicó que, por paradójico que pueda parecer, "el niño que come poco puede padecer en el futuro sobrepeso". De hecho, detalló que un 4% de estos 425.000 niños andaluces que comen mal está por encima de su peso.

Por su parte, el psicólogo infantil y coautor del libro Aprendiendo a enseñar. Estrategias sencillas para educar Luis Torres explicó que una de las principales causas de este problema "son los cambios estructurales que ha experimentado la familia tradicional española en el último medio siglo".

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