Granada

"El buen pagador ha dejado de serlo forzado por la coyuntura"

  • El director general del Grupo OHP, Pablo Ruiz de Alba, impartió ayer en la Cámara de Comercio un taller sobre los métodos de prevención y gestión de la morosidad

Las reglas del juego han cambiado. Mientras las empresas disponían de una tesorería saneada y de una cartera de clientes cumplidores, los impagos, en la mayoría de los casos, eran un mal menor. Pero la actual situación económica ha puesto a la morosidad en el punto de mira de los empresarios granadinos, para los que el cobro de sus deudas se ha convertido en una cuestión de supervivencia. De ahí que la Cámara de Comercio de Granada esté impartiendo un taller de Técnicas Avanzadas de Gestión de Cobro, Recobro de Impagos y Negociación con Morosos, que corre a cargo de Pablo Ruiz de Alba, director general del Grupo OHP, compuesto por empresas de consultoría, protección laboral y publicidad.

"Antiguamente la situación era otra. Los problemas de impagos se suplían con tesorería o con las ventas a otro cliente. Pero ahora la tesorería está 'tocada' y el buen pagador deja de serlo forzado por la coyuntura", explicó Ruiz de Alba, que aseguró que una de las herramientas fundamentales para mantener al día las cuentas de la empresa es "involucrar a todos los sectores y evitar la descoordinación". En otras palabras, "que el encargado de vender esté en sintonía con el que se encarga de cobrar" y que, en caso de impago, "se actúe con celeridad".

Como en casi todo, lo ideal es prevenir. ¿Cómo? Según explicó ayer Pablo Ruiz de Alba a los 20 empresarios granadinos que participaron en la primera jornada del taller -que finaliza hoy-, "cobrar por adelantado" es el método más eficaz para no perder ni un euro. Pero las ventas por adelantado apenas representan el 0,5% del total, así que un buen paso es "que los empresarios se fijen el objetivo de cobrar en un plazo máximo de 60 días y no de 90, tal y como fija la Ley de Prevención de la Morosidad".

También es fundamental que antes de dar crédito a un cliente el empresario se informe bien de su solvencia y que, a la hora de vender, lo haga a través de herramientas financieras que garanticen la totalidad o al menos un porcentaje razonable del cobro, como avales bancarios o pagarés. "El empresario tiene que asumir el riesgo de una forma razonable y metódica. Tiene que analizar a la empresa y basar su toma de decisiones en la prudencia y en la información. Y, por supuesto, tiene que tener mucho olfato", insistió ayer el experto Pablo Ruiz de Alba.

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