Podría resultar cínico decir que la muerte de Rafaela se podía haber evitado. Es un discurso que puede tener poca validez real, porque el hecho es que Juan H.F. presuntamente la mató el pasado jueves a golpes de azada, a plena luz del día y en pleno centro de Pinos Puente. Aunque había denunciado. Aunque había ido a juicio. Pero la verdad es que el juez de lo Penal 6 de Granada no la creyó y absolvió al que días después se convertiría en su presunto asesino. Porque Rafaela se expresó con "excesiva parquedad". Con "escasísima pasión", asevera el titular del juzgado en el fallo absolutorio.

Aunque, probablemente, la sentencia no pesó en la decisión de José de acabar con la vida de su pareja porque, de hecho, el día que empuñó la azada, ninguno de los dos conocía el fallo. Porque, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, la sentencia no se notificó a las partes hasta el pasado viernes. El día que Rafaela estaba siendo enterrada.

Las mismas fuentes aseguraron que tanto la absolución de José como el levantamiento de las medidas de protección impuestas no eran "efectivas" porque la sentencia no era firme. Cabía recurso, y el fiscal anunció ayer que, efectivamente, recurrirá tal decisión judicial. Además de la orden de protección de alejamiento y de prohibición de comunicación, al presunto homicida también se le había suspendido el derecho a la tenencia y porte de armas.

Precisamente con un arma de fuego amenazó, presuntamente, a Rafaela, por lo que ella presentó la denuncia ante la Guardia Civil. En el fallo consta que la "había insultado y amenazado con escopeta de caza" y haberla golpeado. Sin embargo, el magistrado ponía en duda el testimonio de la mujer en cuanto a la supuesta agresión que recibió del que era su pareja, puesto que el parte de lesiones "sólo" objetiva "un mínimo hematoma" de "sólo 1 centímetro en un brazo", "dejando pues sin corroboración objetiva alguna esos otros puñetazos en los costados y empujones que la querellante refirió".

Al conocer al sentencia, la consejera para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, se preguntó si "las mujeres además de vivir y sufrir de rodillas ante el agresor durante muchos años de su vida, tienen que ponerse de rodillas delante de un juez para intentar demostrarle que lo que está denunciando es cierto".

La consejera indicó que "cuando llamamos la atención sobre el escándalo que supone poner en duda permanentemente las denuncias de maltrato lo hacemos desde esa reserva".