Granada

A un paso de la élite

  • El curso estuvo marcado por el fracaso del Granada CF en el intento de subir a Primera

  • El ascenso del equipo de baloncesto a LEB Oro compensó la desilusión del fútbol

Por segundo año consecutivo, la provincia de Granada no tendrá a ningún equipo en la élite del deporte español. La única excepción está en el fútbol americano con los Granada Lions, pero se trata de una disciplina completamente amateur. En lo referido a las grandes ligas y a los deportes tradicionales, el panorama luce yermo. Al menos sí se puede decir que Granada tiene en las puertas de la élite a dos equipos en las principales competiciones del país: el Granada CF y el Fundación CB Granada. Estar en el segundo escalafón no es, para nada, negativo, porque permite dar el salto de calidad en cualquier momento. Peor era la situación del fútbol hace una década, cuando el Granada estaba en Segunda B a punto de desaparecer, o la del baloncesto hace apenas seis años, cuando la Fundación tomó el relevo del disuelto Club Baloncesto Granada.

La temporada recién finalizada el pasado 30 de junio dejó un sabor agridulce por el fracaso del Granada CF en su intento de subir a Primera División, pero con la buena noticia del ascenso a LEB Oro, la segunda categoría nacional, del Covirán Granada de baloncesto. La 2018-19 será la primera en la que coincidan los dos grandes clubes de la capital en el mismo escalón deportivo desde hace 33 años. Un hecho que pondrá a prueba la coexistencia al mismo nivel de los dos deportes que más público arrastran en la provincia, que supondrán una competencia entre los aficionados que por razones económicas se tengan que ver obligados a elegir por abonarse a uno u otro equipo, y que será un reto contra la historia, ya que además de solo haber compartido división durante tres temporadas (a principios de los años 80 cuando el baloncesto era el club Oximesa), en las trayectorias de ambos deportes la decadencia de uno ha supuesto el renacer del otro.

Por primera vez en 33 años, los dos clubes más importantes coincidirán en el mismo nivel

A esta situación se ha llegado por el buen hacer de unos y el mal hacer de otros. El Covirán Granada subió a la LEB Oro siguiendo el mismo camino por el que fracasó el equipo de fútbol: la vía directa. La temporada del Fundación empezó aún con el golpe bajo que supuso perder el ascenso la temporada anterior en el quinto partido de la semifinal de los play offs. Hubo una cierta revolución en la plantilla, apostando más aún por jugadores granadinos que había emigrado a otros clubes, y por primera vez desde que el equipo rojinegro subió a LEB Plata, sin extranjeros. Tan solo a mitad de temporada aterrizó el senegalés Maodo Nguirane para reforzar la pintura. El conjunto de Pablo Pin bordó la temporada, con prácticamente los mismos números en las dos vueltas. Cosechó solo tres derrotas en el primer ciclo, lo que le valió para ser campeón y jugar la final de la Copa LEB Plata por segunda temporada consecutiva en casa, y además ganarla. La segunda entrega de la temporada acabó con solo cuatro derrotas en quince partidos, pero la gran racha que acabó en el ascenso fue la final, con una derrota y diez triunfos, incluido el fundamental contra el Fundación Globalcaja La Roda, que provocó que los nazaríes le ganaran el particular a los albaceteños y que finalmente les valiera con terminar en el mismo balance (23-7) para quedar por delante.

El ascenso quedó certificado el 14 de abril en el Pabellón de la Universidad Pública de Navarra, en Pamplona, con el agónico triunfo 74-78 contra los titulares de la pista. El baloncesto de Granada regresaba a la segunda categoría nacional seis años después de que el Club Baloncesto descendiera y, además, desapareciera.

La ciudad volvió a hablar de baloncesto aquellos días a la vez que el equipo de fútbol firmaba uno de los mayores ridículos de la temporada (el 0-0 en casa del descendido Sevilla Atlético). Aquel empate bochornoso, insulso, sin garra, y sin juego terminó de dibujar la triste realidad de un Granada CF que decepcionó a todos los niveles. No solo el equipo no regresó a Primera, sino que fue incapaz de quedar entre los seis primeros para al menos jugar la fase de ascenso.

El papelón de los rojiblancos no se entiende sin el contexto de una temporada en la que Jiang Lizhang, el dueño del club, se volvió a equivocar a la hora de devolver la ilusión a una hinchada muy quemada tras el descenso del año anterior. El presidente se 'cargó' a toda la estructura de la campaña 2016-17 y la reducción de ingresos televisivos obligó a ajustar drásticamente el personal del club. También se acometió una profunda reforma de la plantilla, en la que solo siguieron dos jugadores del curso anterior (Saunier y Rui Silva). Hubo director deportivo nuevo (Manolo Salvador) y nueva dirección general (Antonio Fernández Monterrubio). Se fichó a un entrenador con experiencia en la categoría, con un historial donde figuraban ascensos a Primera, como José Luis Oltra. Y lo cierto es que el equipo empezó cumpliendo. Le costó empezar a ganar, pero cuando lo hizo logró alcanzar el liderato a finales del mes de octubre. Pero la trayectoria era irregular. Fuera de casa, el equipo granadinista era muy débil y decepcionó en varios partidos como Reus o Cultural. Era el rendimiento en Los Cármenes el que mantenía siempre entre los puestos de privilegio al Granada.

El equipo de Oltra dejaba dudas. Una mala racha en enero casi acabó en destitución del entrenador, que recuperó crédito al mes siguiente con cuatro victorias seguidas. Pero marzo fue horrible. Tres derrotas seguidas (en Lugo, ante el Nàstic, y en Oviedo) terminaron en la destitución del técnico. El club, más en concreto su director deportivo Manolo Salvador, adujeron que el cambio se producía para pelear por el ascenso directo. Pero sucedió todo lo contrario. El club subió al primer equipo al entrenador del filial, Pedro Morilla, al que el cargo le vino enorme. Los resultados empeoraron, sumando una derrota vergonzosa ante el desahuciado Lorca y un empate ante el bajado Sevilla Atlético. Tuvo partidos en casa suficientes el equipo para reaccionar, pero la fortaleza de mitad de temporada desapareció. Los jugadores bajaron los brazos y tras la derrota en Huesca, Pedro Morilla fue cesado. Miguel Ángel Portugal se 'comió' el marrón de la mala gestión del equipo y no pudo hacer nada que sumar dos victorias sin trascendencia contra el Reus y el Cádiz, sin nada ya en juego.

Una temporada decepcionante para el faro del deporte granadino en el último lustro y medio, que ahora ve además cómo ha de compartir los focos con el, de nuevo, pujante baloncesto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios