servicio marítimo | vigilancia de la guardia civil en las aguas españolas

Una patrulla al servicio del mar

  • Inmigración, drogas, irregularidades en la pesca o en la práctica deportiva, entre otros, son algunos de los retos de esta unidad de la Benemérita

  • Su sede en la provincia se encuentra en el Puerto de Motril

"Motril Radio, Motril Radio, Motril Radio, aquí Río Genil, aquí Río Genil, aquí Río Genil, ¿me reciben?". Es Juan Carlos, el patrón del barco, que avisa a la torre de control de que acaba de comenzar la navegación. Son las 9:00 horas y uno de los barcos del Servicio Marítimo (SEMAR) de la Guardia Civil parte del Puerto de Motril. "Se llama así porque todas las embarcaciones de la Guardia Civil reciben nombres de ríos, mientras que las de Salvamento Marítimo, por ejemplo, tienen nombre de estrellas", puntualiza el capitán José Medina, encargado de dirigir este operativo. En principio se trata de una patrulla marítima ordinaria, pero nada más salir de la dársena se escuchan tres fuertes pitidos a modo de aviso. Es un PAM-PAM-PAM, una llamada de alerta que indica que hay un posible barco que pueda estar a la deriva con o sin rumbo definido. Todo apunta a que es una patera.

Pese a que no sale en el radar, a lo lejos se avista el buque Salvamar Hammal de Salvamento Marítimo (SASEMAR), por lo que se establece comunicación con él para ver cuál es la situación. Van a hacer una búsqueda de la embarcación de la que se recibió un aviso hacia las cinco de la mañana y que aún no está localizada. De momento no es necesario que el Río Genil los acompañe, así que se mantiene el rumbo hacia el sur -es decir, mar adentro- para continuar con el servicio de patrulla que se había estipulado.

La Guardia Civil patrulla de forma permanente y controla el mar a través de radar y del SIVE

"Es Salvamento Marítimo quien actúa en temas de inmigración", explica el capitán Medina. Sin embargo, el SEMAR trabaja de forma coordinada con ellos. "Existe un protocolo entre ambos para, siempre que sea posible, acompañar y velar por la seguridad de las embarcaciones de SASEMAR. En el 80% de las operaciones relativas a la inmigración trabajamos de forma conjunta", detalla el José Medina, para explicar que finalmente siempre es este servicio de la Benemérita quien recibe a los inmigrantes ya en la costa, realiza la documentación, los pone a disposición de Cruz Roja para el reconocimiento médico y tras ello pasa el testigo a la Policía Nacional.

Pero, ¿cómo se sabe que hay alguna embarcación en apuros o a la deriva? Depende de la situación. En el caso de un barco con algún problema, la alerta suele ser emitida desde la propia embarcación, y si no, otro barco que se encuentre en la zona da el aviso a la torre de control costera más cercana.

Para las alertas hay tres tipos de llamadas. En primer lugar, la llamada SOS, la de socorro -avisa de un peligro inminente por lo que las autoridades deben acudir de forma inmediata-; la llamada de Securité-Securité-Securité -indica un peligro para la navegación, incluso para los mismos tripulantes de la embarcación que tiene el problema, pero no supone un peligro inminente-; y por último el PAM-PAM-PAM, que requiere un grado de prioridad menor que las dos anteriores.

En el caso de los inmigrantes, además de recibir algún aviso desde alguna embarcación que la ha avistado, al contrario de lo que se piensa, muchas veces son los propios tripulantes de la patera quienes dan el aviso. Según explica el capitán, "utilizan algún teléfono móvil para dar la señal o incluso se recibe el aviso desde tierra, desde su país de origen en el que algún familiar informa de ello".

Por lo general, las pateras tardan entre 20 y 24 horas aproximadamente en cruzar el Mediterráneo, todo depende de las condiciones del mar, y "hay veces que se avistan o aparecen en el radar y otras que no se localizan hasta que llegan a la costa". Esto fue lo que ocurrió la pasada semana con una de las pateras llegadas hasta el litoral granadino.

"Hace unos días se interceptó una embarcación de inmigrantes a tan solo 2 kilómetros de la costa", que tal y como relata José Medina: "Hay veces que al ser tan pequeñas pueden engañar al radar y al Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE), o que las condiciones del mar hacen que el radar no tenga una visión nítida y no se vean".

Pero no todo es inmigración. "El sur entero es complicado. Tenemos inmigración, droga, pesca, práctica deportiva... por ello el Servicio Marítimo de la Guardia Civil es la Policía integral del mar". Así, cuando se trata del control de las embarcaciones deportivas, se comprueba que cuentan con los sistemas de seguridad y de autorización pertinentes para ello.

Como bien dice el capitán Medina, "parar un barco en mitad del mar es complicado. Por ello, lo que suele hacerse es acercarse, indicar mediante señales que la embarcación debe detenerse y tras entablar comunicación por radio, con una pequeña red con mástil se le requiere la documentación". Sin embargo, en ocasiones también pasan a bordo para comprobar qué transportan, como ocurre con embarcaciones de mercancías o pesca. Precisamente en este aspecto, hace poco detectaron a un pesquero que llevaba un tiburón protegido.

Tal y como expone el capitán, "si no se aborda el barco, es difícil conocer realmente qué mercancía lleva y si hay alguna ilegalidad. En casos como este, se interviene el tiburón y se llama a un veterinario de la unidad científica, para dictaminar la especie exacta de tiburón, tras lo que se levanta un acta de denuncia". Si bien, "hay veces que estos animales entrar por error en las redes de los pesqueros, y en esos casos lo que se debe hacer es soltarlo y devolverlo al mar. Si muere, se deja en cubierta ya que ha sido algo de forma fortuita, pero si encontramos que el tiburón aparece con las tripas limpias, significa que querían comercializarlo cuando está prohibido, por lo que ya es un delito".

Tanto aquellas embarcaciones que requieren asistencia, como las que cometen algún tipo de delito pueden proceder de cualquier país, por lo que el pasado siglo XX se creó un organismo internacional para velar por la seguridad del mar: la OMI (Organismo Marítimo Internacional).

Pese a que empezó a funcionar en 1959, fue a raíz del hundimiento del Titanic, en 1912, cuando empezó a gestarse, ya que las distintas autoridades de países costeros, comprobaron que no podían asumir cada uno por su cuenta la labor de salvamento marítimo.

A raíz del incidente marítimo más famoso de la historia, los países con costa se anexionaron y se formó este tratado internacional, que cuenta con dos protocolos: el SOLAS y el MARPOL, que sirven para salvaguardar la vida en el mar y para proteger los mares de la contaminación. A través de ellos, se repartieron las zonas marítimas a los países con costas para coordinarse y así vigilar y acudir siempre que haya cualquier problema.

Mientras que no fue hasta principios de los años 90 cuando se reguló de forma oficial el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, que a día de hoy se encarga de "la prevención y averiguación de delitos, primeras diligencias e informes; el resguardo fiscal del Estado y las actuaciones encomendadas a evitar y perseguir el contrabando; la conservación de la naturaleza y el medio ambiente, control e inspección pesquera y de embarcaciones deportivas, protección del patrimonio histórico sumergido y el control de la inmigración irregular; participar en aquellas misiones internacionales de cooperación policial, mantenimiento de la paz o humanitarias que se desarrollen en el ámbito marítimo; y de mantener relaciones de colaboración con otros organismos españoles con competencias en el mar, como Salvamento Marítimo, Marina Mercante, Aduanas, Medio Ambiente, Pesca y la Armada".

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