¿la vida es ahora más cara que hace un año? Sí, sin duda. La recuperación laboral, la buena marcha general de la economía, ha dejado atrás el escenario de deflación que acompañó a los peores momentos de la crisis, pero a cambio ha comenzado a repercutir en el bolsillo de los ciudadanos, cuyos suelos y pensiones no crecen todavía al ritmo que marca el nuevo clima económico. Tras el 'respiro' de la temporada estival, en el que los precios no han crecido por encima del 1,5%, el inicio del curso ha supuesto un nuevo acelerón en la escalada que el IPC mantiene desde que comenzó al ejercicio.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios han cerrado septiembre con un incremento interanual del 1,7%, tres décimas más que en agosto (1,4%), cuatro más que en julio (1,3%) y seis más que en junio (1,1%). La razón de este nuevo incremento de los precios hay que buscarla en la factura energética, que en el último año se ha encarecido un 8,7%; en los distintos capítulos turísticos, que están respondiendo al incremento de la demanda con un aumento de las tarifas tanto en paquetes turísticos (8,8%), servicios de alojamientos (5,8%) y restaurantes (1,5%); y al hecho de que en septiembre de 2016 capítulos de gasto tan importantes como la alimentación se redujeran un 1,2%. En tasa interanual, los alimentos se han encarecido un 1,4% respecto a septiembre del año pasado, mientras que las bebidas no alcohólicas lo han hecho un 1,3% y las alcohólicas un 0,9%.

El transporte también ha incrementado de forma significativa su precio, encareciéndose un 3,9% la utilización de vehículos personales; un 3,6% los servicios de transporte -a finales de agosto el billete del autobús urbano creció hasta los 1,40 euros-; y un 3,3% los servicios postales.

Obviamente, hay capítulos de gasto que sí han rebajado su precio y beneficiado al presupuesto familiar. El vestido todavía sigue reflejando las rebajas, que se han alargado en la mayoría de los comercios, con precios un 0,1% inferiores a los de hace un año. También cuesta menos el alquiler de vivienda (-0,2%), los muebles (-1,1%), los servicios hospitalarios (-2,6%) los equipos de telefonía (-2,3%) o los artículos de ocio (-4,3%).

Y, sin embargo, los granadinos siguen notando en sus cuentas corrientes el desequilibrio entre el coste de la vida y su poder adquisitivo. Porque el problema no es que los precios suban, sino que los sueldos no lo hacen en consonancia. El secretario general de UGT de Granada, Juan Francisco Martín, aseguró que aunque el actual nivel del IPC "consolida una senda más acorde con la situación de crecimiento económico", también evidencia la "urgencia" de trasladar esa recuperación a las rentas salariales y a las prestaciones sociales. "Estamos creciendo a un ritmo muy superior al previsto, pero las políticas de austeridad y las reformas laborales han hecho recaer todo el ajuste sobre los trabajadores", recordó Martín, que instó al Gobierno a garantizar la recuperación de la capacidad de gasto de los funcionarios, elevar el salario mínimo hasta al menos mil euros por convenio, y que las pensiones y prestaciones sociales recuperen el poder adquisitivo que se ha perdido durante la crisis.

Estos planteamientos se llevarán a la negociación colectiva, donde UGT pedirá que "los salarios crezcan de forma nítida en 2018 y en los años venideros para poder consolidar la actual etapa de crecimiento económico sobre bases más sólidas".