Los Premios Atila 2018 es un particular galardón que Ecologistas en Acción concede a la persona o institución que durante el año en curso ha destacado por su "nefasta actuación medioambiental" que este año han sido para Adif, el Ayuntamiento de Granada, el delegado provincial de Cultura, el delegado provincial de Agricultura y Avinatur.

Según el colectivo, el premio para Adif se corresponde "por el castigo infringido a Granada y sus ciudadanos con tres años sin tren, manteniéndonos aislados del resto de las poblaciones y de este medio de locomoción tan popular, no contaminante, asequible a casi todos los bolsillos y que vertebra las poblaciones, a diferencia del AVE despilfarrador de recursos económicos y ambientales, que pasa de largo de los pueblos y que solo es asequible para los adinerados". 

Otro de los motivos ha sido el "haberse cargado, con nocturnidad y alevosía, la estación de Ferrocarril de Loja, un patrimonio etnológico irrecuperable", así como "haber sesgado las excepcionales vistas que de la ciudad se contemplaban desde el Puente de Tren en la Redonda, instalando una estructura metálica y una pasarela tipo Gallinero" y "haber puesto de manifiesto la inutilidad y negligencia de los gestores de Granada, que han permitido que pasemos años sin ningún enlace ferroviario sin hacer nada, a pesar del malestar ciudadano, que hubiera apoyado cualquier decisión al respecto".

Debido a "su falta de transparencia a la hora de dar datos sobre las explotaciones ganaderas", otro de los 'galardones' ha ido a parar para el delegado provincial de Agricultura, mientras que el de Cultura lo ha recibido por "no cumplir ni hacer cumplir la legislación de Patrimonio histórico en lo concerniente a la percepción visual de los BIC, las visitas gratuitas a los BIC o la permisividad ante las actuaciones nefastas en los edificios catalogados del Casco Histórico".

El 'premio' a Avinatur ha sido por "sus continuos vertidos de aguas sucias al río Fardes que se ve agravado por las continuas ampliaciones de su capacidad productiva. Adiós vistas desde el puente de la Redonda El antes y el después de la calle Valentín Barrecheguren. Y por su influencia en la zona norte de la provincia de Granada, que ha desatado una fiebre incontrolada de construcciones de explotaciones avícolas, cuyo destino es esa fábrica y que va a provocar una burbuja ganadera que podría ser similar al de la burbuja inmobiliaria".

Mientras que, por último, el Ayuntamiento de Granada se ha llevado también un Atila por "su incapacidad para dar a los ciudadanos una respuesta adecuada a sus intereses ambientales". En concreto, el colectivo hace referencia a la contaminación del aire de la ciudad, la conversión de Granada en "un monumental parquing-garaje" o la eliminación de "bastantes árboles".

Asimismo, también se le acusa de "hacer oídos sordos a las peticiones de colectivos sociales para poner en cultivo varias parcelas en la Vega", además de tener "pasividad en comenzar a ejecutar la rehabilitación del cauce del río Genil a su paso por la ciudad, a pesar de ser aprobado en pleno". Del mismo modo, también por "Granada en una vulgar ciudad gris, despersonalizada, devaluada, sucia y ruidosa".

El colectivo también ha otorgado sus Premios Aguas de Mayo, que son los que homenajean a aquellos que "se han significado por su labor en pro de un medio ambiente saludable en cualquiera de sus manifestaciones". En esta ocasión han sido para la Comunidad de Regantes de la Acequia del Albaricoque, por "la conservación de su infraestructura y su disposición para el uso público de esta acequia" y para la Reserva de burros Las Bellotas de Monachil, por "su extraordinario trabajo para que elasno andaluz perdure para futuras generaciones, y que todos tomemos conciencia de la importancia que tiene este animal en peligro de extinción".