Granada

"Me preocupa que las cosas estén funcionando mal y no se denuncien"

  • Más allá de la excepcionalidad del 'caso Fortes', el rector está dispuesto a detectar y poner freno a los conflictos: "No me creo que esto sea una balsa de aceite. Hay que detectar las disfunciones, incluso de oficio"

Sentado en el Salón Rojo, a contraluz, con pose solemne, la mirada penetrante, casi intimidatoria, se pierde la perspectiva de si estamos en el segundo milenio o en alguno de los cinco siglos en los que ha hecho historia la Universidad de Granada. La imagen de Francisco González Lodeiro podría integrarse sin estridencia entre todos los cuadros de rectores que, colgados en las paredes, dan fe de la tradición de la institución. Es, sin embargo, el rector del Plan Bolonia, el rector que deberá hacer converger Granada con Europa y hacer frente a una crisis mundial que se traduce en recortes, control de gastos y planes de austeridad. Su discurso directo, llano y punzante rompe el hieratismo y la frialdad de un rostro que parece esconder cierta timidez. No elude polémicas ni debates. Lleva media vida en la universidad y, como buen hombre de ciencias, es pragmático y sabe cómo ser convincente .

-Acaba de cumplir su primer año como rector de la Universidad. En diciembre de 2007 consiguió un importante respaldo de la comunidad universitaria. ¿Siempre estuvo seguro de poder ganar?

-Estaba muy convencido. Siempre te quedan incertidumbres, pero sí, estaba bastante seguro...

-¿Cuáles creen que fueron sus bazas para lograr, por ejemplo, un apoyo tan amplio del profesorado?

-Quizá por una tradición. Yo había trabajado mucho en el Vicerrectorado de Investigación y Planificación. La gente me conocía, conocía mi forma de trabajar... y yo creo que inspiraba cierta confianza.

-Ahora, con la perspectiva de un año de gobierno, ¿cómo ve la institución?

-Creo que la Universidad de Granada está razonablemente bien, aunque todavía tenemos mucho margen para mejorar. Pero yo diría que nuestra universidad está dentro del ámbito nacional y europeo en un nivel medio-alto. Tiene además una tradición, un nombre, estamos en las redes más importantes europeas... Y todo eso nos hace tener una presencia importante. Por otra parte, teniendo en cuenta lo que ha sido la universidad española, Granada tiene una vocación investigadora, una vocación externa de avance, que nos posiciona en muy buen lugar.

-En comparación con David Aguilar, ¿qué está cambiando en la Universidad de Granada?

-Más que cambios... Dos rectores siempre tienen formas distintas de funcionar o de ver las cosas. Creo que la gente viene más al Hospital Real. Me da la impresión de que me ven como una persona más cercana... Y también creo que hemos hecho más transparente la gestión. No quiero decir que no haya habido transparencia antes, pero nosotros hemos hecho un esfuerzo especial en este sentido.

-Si tuviera que poner nota a este primer año de gestión... A usted y a su equipo...

-(Risas) Nos pondremos un 8...

-El curso 2009 se presenta bastante complicado para mantener ese notable alto... ¿Cuáles son los grandes retos para este año y para el mandato 2008-2011?

-En 2009 lo fundamental es adaptar los planes de estudio: la transformación de las actuales titulaciones en los grados según los decretos. Es una labor importantísima que vamos a hacer ahora, con todo lo que conlleva de infraestructuras, de metodología de la enseñanza, de adecuación a los objetivos... Será algo prioritario en este curso. Del mismo modo, todo lo que se refiere a los postgrados. Estamos en una nueva filosofía de la formación de postgrado. El doctorado es un elemento que va desapareciendo poco a poco (quedarán algunos, por supuesto) y se implantarán los másteres. La creación de la escuela de postgrado, la gestión de ese tipo de formación, es uno de los elementos clave no ya para 2009 sino para 2011.

-En el caso de la investigación...

-Es otra de las áreas en las que todavía tenemos que mejorar mucho. En algunos campos la investigación está muy en punta y en otros, como es el caso de Humanidades, creo que tenemos que buscar programas nuevos y ver cómo evaluarla. En España hay importantes grupos en estas áreas pero, tal vez, tengamos que hacer más visible a la sociedad su trabajo. Luego está el tema de la transferencia de la investigación. Ahí tenemos un compromiso social muy importante hacia la sociedad, especialmente, en todo lo referente el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud. Creo que es uno de los grandes retos que tiene esta universidad: terminar las infraestructuras correspondientes y darle ese contenido de vinculación con el sector productivo.

-Su paso por el Rectorado tendrá dos connotaciones fundamentales: una externa y otra interna: crisis y Bolonia. ¿Se está aplicando ya el plan de de austeridad?

-Y creo que está funcionando bien. Se restringen gastos, medios, estamos consiguiendo mejores concesiones, por ejemplo, en telefonía. Pero también en otros ámbitos como por ejemplo, el ahorro en papel, el control en el consumo energético y de agua... En gasto corriente, creo que podemos llegar a un ahorro del 5%.

-Con Bolonia, ¿hasta qué punto va a cambiar el modo de funcionar, de financiarse?

-Bueno, el Plan de Bolonia no lleva vinculado directamente un programa de financiación específica. Sí hay un programa del Ministerio (el Estrategia Universidad 2015) en el que se ha incluido todo lo referente a la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior: los campos de excelencia son una de las líneas y nosotros estamos ya participando. Tendría una financiación añadida por los programas que presentemos. Eso nos permitirá mejorar, aparte de la situación económica, algunos problemas estructurales. Por ejemplo, temas patrimoniales, de intercambio de estudiantes, mejora de investigación...

-¿En qué ganan los estudiantes, los profesores, la ciudad? ¿En qué se va a beneficiar a Granada?

-El proceso de Bolonia hay que verlo como una oportunidad para adaptarnos y mejorar algunos fallos y disfunciones. En estos momentos tiene más ventajas y oportunidades para mejorar que amenazas. La división en dos títulos, el grado y postgrado, nos va a llevar a tener titulaciones más generalistas (el grado) y unos posgrados más especializados. Por tanto, podremos optimizar nuestros recursos de profesorado disminuyendo el número de materias, haciéndolas más adecuadas a la formación básica... Creo que es una oportunidad que tenemos para mejorar mucho.

-¿Qué fortalezas tiene la UGR en esta adaptación?

-Tenemos un profesorado con mucha experiencia, por supuesto en algunas áreas más que en otras, pero vamos a poder hacer una oferta de especialización y postgrado muy amplia y sólida que nos permitirá atraer a estudiantes de otras universidades.

-En este horizonte, y con tal planteamiento de posgrados y másteres, ¿preocupa el papel del sector privado en la enseñanza superior? El caso de la ESCO, por ejemplo...

-La ESCO es una escuela privada, no es universidad ni da enseñanzas universitarias. No tiene titulaciones que sean reconocidas en España como universitarias. Por tanto, es una escuela privada que hace su función... Luego están las universidades privadas que dan títulos reconocidos por el Gobierno español. En este punto hay que recordar que el monopolio de la enseñanza superior lo ha perdido la Universidad en toda Europa. Lo darán industrias, empresas, escuelas privadas, academias... y algunas tendrán reconocimiento universitario y otras no.

-¿No se abre más la puerta o se genera más competencia?

-Es que la puerta nunca ha estado cerrada.

-En relación a la crisis, ya este año se ha visto mermado el presupuesto de la UGR. ¿Se podrán cumplir los objetivos con tal financiación?

-En general sí. Efectivamente, el presupuesto ha sido más restrictivo que el año anterior, pero, bueno, ahí estamos. Creo que los presupuestos que hemos aprobado nos van a permitir hace muchas acciones de gobierno, prácticamente todas las que nos habíamos comprometido.

-Apretando un poco el cinturón...

-Por supuesto. Al menos en 2009 creo que no tendremos grandes problemas para cumplir los objetivos. Del año 2010 ya no digo nada...

-Antes mencionaba el PTS como uno de los grandes retos en su mandato. La UGR sólo tiene asegurado el 39% del coste del área docente...

-Aunque sólo está cerrada la financiación hasta el 2011, tenemos el compromiso de la Junta de completar ya la financiación hasta su culminación.

-¿Hay algún riesgo?

-Riesgo siempre hay, pero espero que no. Será difícil que no se termine una facultad... No tengo ninguna preocupación en ese punto.

-En el debate sobre la necesidad de que las universidades se ajusten a lo que pide el mercado, ¿Granada seguirá manteniendo su apuesta por titulaciones con pocos alumnos?

-Sí, por supuesto. Nosotros tenemos titulaciones muy antiguas y las tenemos que mantener. Otra cosa es cómo lo hacemos. Pero los estudiantes tienen que tener la seguridad de que, si quieren estudiar Hebreo, lo van a poder hacer. No vamos a reducir ninguna oportunidad para cursar este tipo de estudios. Somos conscientes de que tienen pocos alumnos, pero no por eso dejan de ser importantes.

-El pasado año, uno de los temas que más polémica generó fue el caso Fortes. Con el Gabinete de Mediación parece que se quiere poner freno a este tipo de situaciones...

-El Gabinete está al margen del debate García-Montero y el profesor Fortes. En nuestros estatutos está recogido ya, lo que pasa es que es ahora cuando lo estamos poniendo en marcha. Hemos reforzado esa figura: la figura del defensor como mediador entre el administrador y administrado y la mediación entre administrados, como puede ser el caso de estos dos profesores. Lo que está claro es que tenemos que poner en marcha un sistema en el que, antes de llegar al conflicto, se pueda llegar a un acuerdo entre las partes.

-En este caso la disputa llegó a los tribunales...

-Y es muy desagradable para todos, sobre todo, porque no se había llegado nunca a ese extremo. Y no es que yo diga que la persona que pone la denuncia no tenga todo su derecho a sentirse agraviada, sino que creo que el discurso universitario ha de tener otros procedimientos. Si el mediador, el hombre bueno, consigue que las personas hablen un poco y quiten hierro al asunto... La verdad es que yo pensaba que la universidad era muy conflictiva, y los datos dicen que es poco conflictiva. En una población de más de 60.000 personas, el número de conflictos que tenemos es relativamente bajo. ¿Es que esto es una balsa de aceite? Lo que sí me preocupa es que las cosas estén funcionando mal y no se denuncien. Por eso quiero que tanto el inspector de servicios como el defensor universitario sean personas que detecten, incluso de oficio, los malos funcionamientos. No me creo que esto sea el mundo feliz... Yo sí creo que hay mal funcionamiento, por vicio, porque no adecuamos nuestras estructuras a las necesidades... Ahí tenemos que hacer una labor importante.

-En el lado contrario está el escaso éxito del plan de prejubilación. Los profesores están muy a gusto y no quieren irse...

-Sí, parece que no hemos dado con la tecla... Son muy pocos los que se acogen la prejubilación. Pero ahí seguimos. No pican...

-El problema de envejecimiento...

-En algunas áreas como las clásicas, sí; en las jóvenes no tanto. Realmente es un problema que tenemos que resolver. También hay otro tema pendiente, pero que tiene que resolver la propia administración. Es la existencia de personal investigador dentro de la Universidad, es decir, que no solamente tengamos que crecer porque haya más alumnos o más docencia, sino también por necesidades investigadoras. Y no tenemos figura de investigadores que puedan mantener una relación permanente con la Universidad. Yo espero que con la ley de la Ciencia en Andalucía, con la Agencia del Conocimiento, podamos tener esa figura. Diríamos que nos falta esa parte en la universidad.

-Para terminar, el debate de moda en la ciudad, el Milenio. ¿Se va a colaborar desde la Universidad?

-Bueno, cuando lo concreten lo diremos. Parece que la costa no está aún muy definida... Pero, desde luego, estamos dispuestos a colaborar con todo lo que sea haga...

-Hablamos de 2013. ¿Se ve al frente de la UGR siguiendo así la 'tradición' de culminar ocho años de gobierno?

-Es posible que sí.

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