Memoria histórica Resultados de la exhumación en la finca Cortijo los Martínez

Los '18' de la primera curva

  • La Asociación para la Memoria Histórica recupera, después de 74 años, 18 cuerpos de vecinos de Algarinejo que se encontraban en una fosa ubicada la finca del Cortijo los Martínez de Monachil

Salieron de su casa una madrugada de septiembre de 1936 y nunca volvieron. Hasta ahora.

Montados en un camión, 18 vecinos de Algarinejo (16 hombres y 2 mujeres) vivieron sus últimos minutos de vida subidos en un camión que circulaba a 30 kilómetros por hora y que en quince minutos los dejó en Montefrío, en la primera curva a la derecha. Allí fueron fusilados. El punto exacto fue el Cortijo de los Martínez y con su exhumación se saca a la luz parte de unas historias que quedaron cortadas hace 74 años y que gracias a la última intervención de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada ya no están silenciadas bajo tierra.

Para poder contarlas un equipo de arqueólogos dirigidos por Andrés Fernández ha pasado un mes trabajando para la delimitación la fosa y la localización de los cuerpos. El grupo de profesionales, tal y como detalló el comisario para la Recuperación de la Memoria, Juan Gallo, ha realizado un trabajo minucioso con el que se han constatado hechos como que los fusilados fueron "maltratados" debido a los golpes que se han podido apreciar a la altura de algunos cráneos y las piedras que había junto a ellos. Según los expertos fueron golpeados después de muertos posiblemente para que, dada la escasa anchura de la fosa, cupieran en el hueco excavado. Y es que, la fosa tenía unos 10 metros de largo y tan sólo unos 50 centímetros de ancho. "Incluso se hablaba de que pudiera haber dos fosas aunque al final se parece que lo que hicieron fue alargar la existente, de ahí, que la mayor concentración de cuerpos se encuentre en la zona central, las dos mujeres se encontraban en los laterales y fueron exhumados en último lugar lo que indica que fueron arrojadas las primeras a la fosa", explicó el responsable. Fernández no obvió que ha sido una de las excavaciones más complejas debido a que los cuerpos fueron arrojados de manera "aleatoria" y los restos estaban entremezclados unos con otros.

Además de los golpes en los cráneos, los resultados tras el primer análisis antropológico de los huesos -que están a la espera de practicársele el análisis de ADN- han determinado, que se "ensañaron" con ellos. De hecho, uno de los más jóvenes, de entre 18 y 20 años, tiene dos impactos de proyectil en el occipital del cráneo, por lo que se cree que pudo resistirse; otro, de entre 40 y 45 años, sufrió una fractura antes de morir y un tercero fue "posiblemente maniatado", por la disposición en que se han encontrado los huesos de sus extremidades.

Una de las dos mujeres, la más joven, de entre 18 y 19 años, tiene la mandíbula rota, por lo que se cree que podría tratarse de una chica que, según los testimonios de los testigos, se agarró a su padre cuando fueron a por ella los falangistas, y fue por ello golpeada con una sartén en la cara.

En la excavación también se han encontrado efectos personales de los fusilados, como una boquilla para fumar, una peseta de plata de 1870, hebillas, botones, un dedal, e incluso unas llaves junto a los restos de una mujer de unos 80 años.

Tanto para el director como para Maribel Brenes, presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, lo más reconfortante de los trabajos ha sido la colaboración de los familiares de los represaliados. "Después de terminar las tareas, queda la tranquilidad interna de que se recuperan los restos de unas personas para que puedan ser enterrados con dignidad. Mi opinión personal es que cada vez que se abre una fosa se cierra una herida", señaló Fernández.

Los restos ya reposan en la capilla del cementerio de Algarinejo. Con posterioridad serán enterrados en el camposanto que se ha reservado al efecto, a no ser que las familias los reclamen, en cuyo caso se llevarán a sus panteones.

Los familiares, que durante toda la excavación han estado apoyando a los arqueólogos, no faltaron ayer a la presentación del trabajo. "Llevo toda mi vida llevando flores a la carretera... a mi tío no lo dejaron ni cambiarse de ropa. Llegaron y se lo llevaron", contaba uno de los presentes. Ahora, sus testimonios son la base del documental La memoria del olvido de J. Puche, un viaje audiovisual para recordar lo que otros quisieron borrar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios