manuel martín. defensor del ciudadano

"Una queja es una oportunidad para cambiar lo que no funciona"

  • La crisis económica, el paro, los problemas de vivienda, administrativos o sociales encabezan la lista de quejas que realizan en la oficina municipal

Sobre su mesa reposa el libro Una queja es un regalo y así lo cree él. Manuel Martín se toma muy en serio su cargo como Defensor del Ciudadano en Granada, tanto que en la foto de su whatssap se pregunta ¿y quién defiende al defensor?. Mientras lo descubre su incógnita cada mañana no duda en luchar para arreglar la vida de decenas de personas, entre ellas los familiares de los enfermos mentales que acuden a su despacho desesperados. Sobre su mesa además del mencionado libro también reposan decenas de papeles. Expedientes de casos por resolver que se suman a los cientos de finales felices que se acumulan en su archivo y de los que presume.

-¿Alguna vez se imaginó como Defensor del Ciudadano?

-Empecé hace tres años y nunca me había pasado por la cabeza ser Defensor del Ciudadano. Son puestos que no me había imaginado que pudieran llegar.

-¿Es como lo imaginaba? -Llevo trabajando en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Granada desde el año 88 y la verdad, no me imaginaba cómo podía ser esto. Aquí llegan personas de todas las clases sociales. Vienen con muchas esperanzas y escucharlas, atenderlas y consolarlas es importante.

-¿De verdad para usted una queja es un regalo?

Desde una oficina donde se recogen quejas, lo ideal es que lleguen. No hay que verlas como algo negativo sino como una oportunidad que tenemos para arreglar lo que no funciona. El libro se centra en la empresa privada. No contempla la administración pública. Sin embargo yo pienso que aquí también hay que ahondar. Tiene que cumplir y hay mecanismos para que lo haga.

-¿Y si no lo hace?

Yo he hecho recientemente una llamada de atención a las administraciones públicas para que cumplan con sus obligaciones pero también a los ciudadanos para que exijan sus derechos y sepan que pueden reclamar. Eso sí, tampoco se puede generalizar. Hay quien lo hace bien pues la administración está formada por personas y no todas trabajan de la misma manera. somos humanos y tenemos errores, lo bueno es corregirlos.

-Ha hecho tres balances como Defensor, y siempre se repiten los conflictos, ¿no hay mejora?

El grueso principal de las quejas es la crisis. Es muy compleja y no es fácil que termine. Ojalá. Yo espero que lo haga algún día. Y dentro de esa crisis hay muchos conflictos: pérdida de empleo, vivienda, hipotecas... ahí se están dando pasos. Ahora mismo la puesta en marcha de oficinas de intermediación hipotecaria ha sido una forma positiva junto con otros colectivos que trabajan para que de alguna forma se intente paliar el problema que muchos ciudadanos tienen con la vivienda. Luego hay otros problemas como el de los enfermos mentales que algo se hace pero cuesta. Faltan recursos. Es necesario ver qué tenemos y cómo podemos racionalizarlo y poner orden.

-¿Qué papel juegan las asociaciones granadinas?

Hacen un trabajo callado, altruista, a veces les cuesta hasta el dinero. Todo el apoyo que se le dé a estas asociaciones es fundamental. Nosotros trabajamos con algunas. Si no estuvieran las asociaciones habría que replantearse mucho.

-¿Ha visto muchos finales felices?

Por suerte sí, puedo decir que muchos. Y es una satisfacción grande. Sobre todo cuando se trata de problemas que estaban enquistados y no se veía una solución. Hay otros temas, como la crisis o el paro que insisto, ojalá pudiéramos hacer algo. Si podemos escuchar a la gente, ver posibilidades, derivarlos, la escucha es importante. Yo creo que en épocas de crisis prolongadas las prestaciones sociales deben ser reforzadas o al menos replanteadas para que nadie se quede descolgado del sistema.

-¿Cuáles serían entonces los temas prioritarios a resolver?

En zona Norte por ejemplo hay un área que sufre sistemáticamente apagones de luz. Me he puesto en contacto con Endesa para arreglarlo y espero que este invierno no pase. Yo hago un símil y digo que a oscuras los problemas no se ven. La zona Norte está ahí y hay muchos problemas, tenemos que iluminarla. También se hace necesario arreglar los problemas de vivienda o las barreras físicas y psicológicas de las personas con discapacidad. Pero sobre todo hay que luchar para acabar con todas esas personas que se creen dueñas de otras personas, todavía quedan capataces de personas pese a que todos deberíamos vivir en libertad.

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