Granada

Los restos óseos de los dos maquis se trasladan a León para ser analizados

  • Los investigadores están casi convencidos de que los huesos son de Ricardo Moles y José García, algo que se sabrá con seguridad tras un análisis exhaustivo

El tercer día de excavaciones en el cementerio de Moraleda de Zafayona fue el más corto y también el más fructífero. Los arqueólogos y voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que el jueves, cuando apenas quedaba luz solar, dieron con unas piedras de las que se suelen utilizar para tapar fosas, empezaron a trabajar a las nueve de la mañana y muy poco después, a sólo 60 centímetros de profundidad, descubrieron restos óseos de dos personas que, según todos los indicios, son Ricardo Moles y José García, los dos maquis que fueron enterrados allí el 28 de octubre de 1950.

Ante la atenta mirada de familiares de uno y otro y con la amenaza de lluvia obligándoles a aligerar, los especialistas se pusieron a la tarea y pronto empezaron a encontrar, con relativa facilidad, huesos que presumiblemente pertenecieron a las personas que se buscaban. Había pistas fiables, como que uno de los dos fémures hallados era muy grande -lo que se corresponde a un hombre alto, como era José García- o que, según un primer análisis de los restos realizado sobre el terreno, corresponderían a dos hombres de aproximadamente la edad que tenían García y Moles cuando perdieron la vida.

Los huesos estaban descolocados, no formaban nada parecido a un esqueleto. Seguramente la causa de eso sea que durante los últimos 58 años se hayan realizado enterramientos justo al lado y, al removerse la tierra, los restos, que no estaban protegidos por un ataúd, se desplazaron.

"Todo concuerda. Se les ha encontrado prácticamente en el lugar en el que las diligencias judiciales abiertas en su momento indicaban que estaban enterrados y en el que algunos testigos nos señalaron que estarían. Son dos hombres, parece ser que de la edad que ellos tenían...", declaró Santiago Macías, vicepresidente de la asociación, que finalmente celebraba que su viaje desde León haya servido para lo que se propuso.

Después de comunicar el hallazgo en un juzgado de Loja, una tarea casi de trámite pero a través de la cual se abre la posibilidad de que, actuando de oficio, inicie un procedimiento judicial, los investigadores partieron hacia León. A su llegada, los huesos serán llevados a un laboratorio de la comarca del Bierzo para que los analice la prestigiosa antropóloga forense Roxana Ferlinni, que ha participado en misiones humanitarias de la ONU en Ruanda o Kosovo. Los resultados se conocerán aproximadamente en un mes. Si se confirman las previsiones, las familias ya podrán decidir libremente qué hacen con los restos. No parece probable que sean enterrados en ese mismo cementerio, aunque ya con un ataúd, sino que se trasladarán a otras ciudades donde viven sus herederos.

Aunque no todo el mundo en el pueblo ha sido realmente cordial con los encargados de la excavación -algunos de los que los visitaron en el cementerio no ocultaron su hostilidad ni se cortaron en calificar la operación como "profanación de tumbas", aunque la cosa no llegó a mayores-, la asociación asegura que se va de Moraleda de Zafayona muy satisfecha y con muchas peticiones similares apuntadas.

"Hemos recibido solicitudes de numerosas familias que se han acercado para solicitar una exhumación que llevan esperando demasiados años. Para nuestro equipo, ha quedado patente el desamparo de muchas familias que no tienen a su disposición información que sin embargo está en lugares públicos, como departamentos universitarios de Historia Contemporánea, y en otras instituciones municipales y autonómicas", resaltó la asociación en un posterior comunicado.

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