Granada

El síndrome delPARADO

  • Las crisis económica y de valores dispara los trastornos de personalidad · La Unidad de Salud Mental del Virgen de las Nieves, con siete dispositivos multidisciplinares, presta un servicio integral a los pacientes con patologías graves

Existe una creencia generalizada de que el cierre de los psiquiátricos ha dejado en la estacada a los familiares de muchos enfermos con patologías mentales graves. Pero tampoco era menos generalizada la idea de que esas mismas instituciones eran lugares de marginación y exclusión que libros y películas como Alguien voló sobre el nido del cuco o el Corredor sin retorno elevaron a la categoría de terroríficos. ¿Cuál es la solución? El proceso de reforma psiquiátrica que en Andalucía se emprendió en 1984 reconoció sus defectos terapéuticos apostando por una nueva red sanitaria pública sin manicomios.

En este nuevo marco nacieron las Unidades de Salud Mental de los hospitales del SAS, servicios multidisciplinares que afrontan ahora nuevos retos desde una perspectiva totalmente diferente y de una forma terapéutico.

La directora de la Unidad de Salud Mental del Virgen de las Nieves, la psiquiatra María Angustias Ramos, asegura que ahora es muy frecuente que se le pregunte si han aumentado las consultas con la crisis económica. "Es cierto que hay problemas adaptativos en la gente que ha visto cambiar su situación de la noche a la mañana, es lo que denominamos el Síndrome del Parado. Sin embargo, tiene que quedar claro que la psicología no puede aliviar el dolor por la muerte de un familiar ni el sufrimiento a alguien que sufre una situación de crisis". Los cambios socioculturales están haciendo llegar a las consultas lo que se denominan 'patologías de la vida cotidiana'. "En una sociedad tan hedonista y donde se tiene que lograr la satisfacción rápida se tiende a hacer de las situaciones normales de la vida una patología y se producen trastornos psíquicos. En estos tiempos se tiene muy poca tolerancia a la frustración o al sufrimiento".

La directora explica que la unidad está compuesta por siete dispositivos. Lo que se denominan Unidades de Salud Mental Comunitarias son las consultas tradicionales y están repartidas entre el Centro de Especialidades Cartuja (en la capital), en el de Atarfe y el de Santa Fe. En estas consultas se han atendido sólo en el primer semestre de este año a 30.000 pacientes.

La psiquiatra explica que la mayoría sólo requieren estas consultas periódicas. "Más del 50% son personas tratadas por patologías relacionadas con la ansiedad o la depresión y no precisan ningún tipo de ingreso hospitalario. Sólo el 14% de los pacientes tienen trastornos mentales graves como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, los de personalidad, los delirantes... Y el resto suelen ser patologías orgánicas provocadas por accidentes, de la adolescencia y la infancia, demencias seniles", cuenta

El segundo dispositivo es la Unidad de Hospitalización de Agudos donde se atiende a los pacientes que atraviesan una crisis. Tiene 29 camas, que suelen estar al 80 o 90% de su capacidad. "Supone un aislamiento de la familia y de su entorno y se trata de que sean estancias cortas, de una media de 15 o 20 días", aclara.

Otro dispositivo es el Hospital de Día en el que se realiza una hospitalización parcial de los pacientes durante el horario de mañana. La psicóloga coordinadora, Gloria Roldán, destaca que se trata de un servicio de tratamiento intensivo en el que se combina la intervención psicológica individual, la grupal, los tratamientos farmacológicos además de los trabajos de las áreas de intervención social o la terapia ocupacional.

"En cualquier unidad de Salud Mental hay un equipo multiprofesional compuesto por psiquiatras, enfermeras y auxiliares de enfermería, además de psicólogos o terapeutas ocupacionales, y en algunos casos, como el Hospital de Día, también una terapeuta ocupacional", especifica Ramos.

En este Hospital de Día la psicóloga explica que "se atiende a pacientes con trastornos mentales graves o neurosis altamente incapacitantes, como puede ser un trastorno obsesivo muy severo". Además, en este servicio no sólo se trabaja con el paciente sino también con los miembros de su entorno. "El ambiente terapéutico en el que está el enfermo es muy importante. Aquí prestamos psicoterapia familiar, de pareja y psicoeducación para las familias porque está demostrado que resulta muy útil para evitar recaídas".

La directora dice que otro de los dispositivos de la Unidad de Salud Mental es la Comunidad Terapéutica que sí cuenta con camas para estancias medias y largas. "Está destinado a los usuarios graves que no tienen cobertura social o que los familias no se pueden hacer cargo por el grado de su enfermedad", relata la psiquiatra, quien reconoce que no cuenta con muchas plazas teniendo en cuenta que cubre toda la zona Norte y Nordeste de la provincia y parte del área metropolitana. "Sólo cuenta con 15 camas para ingresados y 30 plazas para el programa de día. No son muchas plazas y el acceso es difícil ya que los enfermos que llegan suelen estar bastante tiempo porque no abandonan la comunidad terapéutica hasta que encuentran plaza en una residencia o un piso protegido", cuenta la psiquiatra, quien también hace hincapié en que "no hay que confundir los recursos sociales, en los que sigue habiendo muchas carencias, con lo que es estrictamente la atención clínica. El tratamiento médico es multidisciplinar pero el problema de los pacientes crónicos psiquiátricos es el problema que la sociedad y el sistema sanitario tiene con el resto de las enfermedades crónicas y la propia vejez. Tenemos hospitales clínicos, pero no dispositivos sociosanitarios de cuidados".

El último dispositivo es la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil en la que se atienden a los menores de 16 años afectados por patologías como trastornos graves del desarrollo, de conducta alimentaria, hiperactividad, autismo... Este servicio cuenta con atención en consultas y también en régimen de hospital. Sólo en 2009 atendió a 17.000 consultas frente a los 120 del Hospital de Día y los 410 de ingresos que se realizaron en la Unidad de Agudos.

Tanto la psiquiatra como la psicóloga coinciden en señalar que el pronóstico y la evolución de los enfermos mentales menores de edad y de los adultos depende fundamentalmente de los recursos familiares y personales de los que dispone el paciente porque son enfermedades graves. Ambas también hacen hincapié en aclarar la diferencia entre las enfermedades mentales y el retraso mental y reconocen que la literatura científica demostró que los internamientos prolongados en los antiguos psiquiátricos en los que los pacientes quedaban aislados durante años era precisamente la causa de que pareciesen retrasados. También reconoce que el sistema tiene todavía muchas carencias pero también aprovecha para desmontar los tópicos todavía persisten.

Por eso ahora, el nuevo sistema sanitario apuesta por mantener al paciente en su entorno y prestar una asistencia lo más completa posible. Pero donde termina la asistencia clínica tienen que empezar la social, y ese es el caballo de batalla al que tiene que hacer frente ahora la lucha por los derechos de los enfermos mentales.

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