En dos años y medio Granada tendrá su particular coloso: un rascacielos de 25 plantas, con 98,5 metros de altura, que estará situado junto al edificio Fórum. Ayer por la tarde se hizo público el proyecto, que se había guardado con considerable secreto. Eduardo Jiménez Artacho y Yolanda Brasa, el equipo de arquitectos que lo firman, presentaron el edificio promovido por la constructora García Arrabal. En total, está previsto que la nueva punta de lanza del skyline granadino suponga una inversión de 43.829.200 euros, según los datos facilitados por el estudio de arquitectura.

Con la sombra menos alargada pero más volátil del cercano Teatro de la Ópera -que finalmente parece que no se edificará en el solar vecino ni en ningún otro-, la presentación en el Colegio de Arquitectos de este proyecto faraónico -que desafía los tiempos que corren- despertaba cierto recelo en el auditorio. Jiménez Artacho, maestro de ceremonias, asumió la tarea de internar disipar las dudas. Para ello se remontó a sus primeros proyectos, a la sede de Caja Rural, también en la zona, un edificio del que destacó que se hizo con un presupuesto mucho más reducido que el de la media de los edificios destinados a usos públicos de la época: "El coste fue de 105.00 pesetas por metro cuadrado, cuando ninguno de los construyeron en la Expo de 1992 costó menos de 250.000", recordó para destacar que la austeridad siempre ha sido una constante en sus proyectos. "Hay que adelgazar las pretensiones al máximo, pero está claro que hay que seguir construyendo".

Tras un pormenorizado repaso a todos los trabajos que el equipo ha realizado en Granada y alguno también en Málaga, Jiménez Artacho empezó a dibujar en la mente de los asistentes la espigada silueta de su nueva criatura. Lo mismo que se propuso ayer comentó que había realizado con los representantes de las administraciones que tienen competencia para dar el visto bueno a la idea y, hasta la presente, aseguró que cuenta con él.

Según sus cálculos, en 6 o 8 meses pueden estar listas las licencias administrativas correspondientes, y el tiempo de ejecución no prevé que supere en ningún caso los 26 meses.

En cuanto a los usos, la planta baja estará destinada a salón de eventos. Sobre ella se levantarán 13 plantas de oficinas y una de mirador (la planta 15). Las últimas 10 serán habitaciones de hotel o apartamentos turísticos. "Está diseñado para que haya oficinas de 25 metros cuadrados o de 400. Así las más pequeñas, por 450 euros al mes, podrán beneficiarse de los servicios centralizados".

La última idea surgida del tándem Jiménez-Brasa es además antisísmica y sostenible, porque puede funcionar el 95% del tiempo de uso de oficinas con luz solar.

En cuanto a la imagen, tenían claro que por el entorno de vanguardia arquitectónica en el que se ha diseñado la obra tenía que ser "una pieza excelente", planeada con "pocos gestos" pero muy "potente" y "contundente". Para ello jugaron con dos premisas: la variabilidad de la luz y la esbeltez de Manhattan como plano del suelo. Por eso, sólo han utilizado el 20% de la superficie total del solar para la construcción del rascacielos, dejando el resto para espacio público y zona privada de tránsito.

El resultado será una construcción de 690 metros cuadrados de superficie en una parcela de 6.712 metros cuadrados. Estará revestida con una celosía que los arquitectos aún no han definido si será "idéntica" en todo el edificio o cambiará para adaptarse a las distintas necesidades del inmueble. Sea como fuere, el rascacielos, que todavía no tiene nombre fijo aunque hay muchas posibilidades de que termine llamándose Milenio, nacerá con la seguridad de ser una imagen que cambiará para siempre la forma de percibir la ciudad.