Granada

La tradición se hace con el Día de la Cruz

  • El nuevo concepto de esta arraigada festividad granadina llena las calles y, sobre todo, los bares de la ciudad, pero deja a las cruces en un segundo plano

El Día de la Cruz ya no es lo que era. Para bien y para mal. Ya no hay rastro de macrobotellones descontrolados por las calles del centro, como tampoco lo hay de esos corrillos de gente que bailaba sin descanso en torno a las cruces -y las barras- de las plazas estratégicas de Granada. Con el calendario laboral y el tiempo a su favor (al menos durante la mañana), la fiesta de las cruces sacó a la calle a miles de granadinos, pero muchos de ellos, de camino a la terraza de algún bar donde comer habas y 'salaíllas', ni siquiera echaron un vistazo a las numerosas instalaciones que las asociaciones de vecinos, comerciantes y hermandades tanto se han esmerado en preparar. Porque el Día de la Cruz, en su versión más tradicional, se ha convertido para muchos en una excusa para salir con los amigos, aunque sea con un clavel en e pelo o en el ojal. 

De todos modos, hay quien sí que disfruta de esta nueva visión del Día de la Cruz, como muestran la afluencia de visitantes al patio del Ayuntamiento durante la lectura del pregón y el número de cruces que este año se han colocado en patio, escaparates y plazas de Granada. El alcalde, José Torres Hurtado, aseguró que esta edición del Día de la Cruz ha sido todo un éxito de participación. "Este año hay 68 cruces, un 11% más que el año pasado. Y en 2005, cuando las cruces eran otra cosa, apenas había 14". 

 

Durante la lectura del pregón, a cargo de la directora del Grupo Municipal de Bailes Regionales, Chelo Toledo, las alabanzas a la arraigada tradición de las cruces granadinas y a este nuevo concepto que surgió hace pocos años fueron constantes. Si el alcalde aseguró que la cantidad de cruces instaladas es el mejor ejemplo de "la buena acogida del proyecto actual, que embellece la ciudad", la pregonera animó a los granadinos a "engrandecer" el Día de la Cruz.

 

"Nuestra fiesta está en alza, cada día se viste más gente y sale la calle a 'adornar' con sus colores esas cruces que vecinos, colegios, hermandades y comerciantes hacen para contribuir a engalanar Granada", manifestó Chelo Toledo en su discurso, que en más de una ocasión fue interrumpido por aplausos espontáneos y algún que otro "¡guapa!" desde el público. "Vamos a dejarnos de falsas modestias y vamos a gritar a los cuatro vientos que somos parte y 'arte' de la ciudad más bonita del mundo. Vamos a querernos y a querer lo nuestro".

 

La nostalgia también tuvo hueco en el discurso de la pregonera. "Me cuenta mi madre que desde el ser de día ya estaba yo con mi vestido de gitana, mis tacones de lunares y mi cestilla colgada para pedir el 'chavico', calle para arriba y calle para abajo por aquellos benditos empedrados de mi Granada". 

 

En el acto, que se celebró a los pies de la cruz del Ayuntamiento, trasladada desde la plaza del Carmen hasta el patio del edificio consistorial, también se entregaron los premios del Concurso de Cruces de 2012. 

 

Y un evento donde la tradición y el folclore ocuparon un lugar especial, no se podía cerrar de otra forma que con una muestra de los bailes típicos de esta fecha. El Grupo Municipal de Bailes Regionales dio el pistoletazo de salida al Día de la Cruz con el Fandango de Granada, La Farruca del Sacromonte, La mosca, El Café de Chinitas y La Reja. 

 

Aunque a primera hora de la tarde el cielo se encapotó e incluso cayeron algunas gotas, el ambiente en las calles, en los restaurantes y, horas más tardes, en los bares y cafeterías de la ciudad dejaba ver que el de ayer no era un jueves habitual. El barrio de la Cruz, que celebra sus fiestas populares estos días, registró durante el mediodía un movimiento inusitado. En el Realejo, las calles y las plazas, especialmente el Campo del Príncipe, estaban a rebosar; y a las horas clave, una marea de gente se dirigía a los centros neurálgicos del tapeo del centro granadino, como la calle Navas, la plaza de la Romanilla, la de las Pasiegas o la de Bibrambla, que este año renunció a su tradicional cruz junto a la fuente central.

 

Así que ayer fue un día especial en el que los negocios hosteleros -casi todos los comercios cerraron a mediodía- pudieron hacer caja. El propio alcalde lo dejó caer durante su discurso en el acto de apertura de la festividad de la Cruz. "Esto es empleo y riqueza". 

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