Granada

Los viajeros se quedan sin vuelos y en un mar de lágrimas

  • Aunque algunos pasajeros se lo tomaron con mucha filosofía e incluso con humor, en el aeropuerto de Granada se vivieron ayer situaciones de desesperación y muchos llantos

La indisposición repentina de los controladores aéreos españoles llevó ayer la alarma al Estado por primera vez en 35 años de democracia y el caos a todos los aeropuertos españoles. El de Granada, no fue una excepción y se siguieron repitiendo las escenas de ira, desesperación e indignación que empezaron a verse el viernes por la tarde en televisión.

Como hay tantas formas de reaccionar como colores, gustos y personas, muchos viajeros en potencia pero no en acto se lo tomaron con mucha filosofía, dadas las circunstancias. Como la esperanza es lo último que se pierde, muchos optimistas antropológicos confiaban en que los controladores volverían a sus puestos ante la situación que se había creado y todo volvería a la normalidad el sábado por la mañana, por lo que se presentaban en el aeropuerto. Según fuentes de Aena, casi todos los pasajeros optaban por acercarse hasta el recinto de Chauchina aunque muchas compañías habían hecho llamamientos a sus clientes para que no acudiesen y todos los medios de comunicación habían anunciado el cierre del espacio aéreo.

Aunque muchos necesitaron meter el dedo en la llaga, cuando comprobaron que efectivamente su vuelo no los llevaría a ninguna parte reaccionaban con un humor. Pepe, que tenía previsto volar el sábado por la mañana para acudir con su novio al concierto que Lady Gaga ofrecerá este puente en Barcelona, optó por comprarse un billete de coche-cama para viajar por la noche hasta la ciudad condal. "Es lo más caro, porque todas las demás plazas estaban ya vendidas, pero bueno. Si voy a viajar 12 horas en tren me voy a la peluquería que llegue guapo". Y dicho y hecho.

Para los que viajaban a Madrid, Iberia puso a su disposición un servicio alternativo de autobuses, aunque los viajeros que lo prefiriesen podían optar por esperar a otro vuelo o la devolución del dinero.

El que tampoco estaba apurado pero llevaba dos días de papeleos era Álvaro, que tenía previsto volar el viernes por la tarde de Madrid a Barcelona donde se reuniría con su novia. "Yo, viendo la situación, cogí mi coche anoche y me vine a Granada porque ella no podía viajar desde aquí a Barcelona. Como en la T4 había colas de 800 metros, me he venido a este aeropuerto, donde he tardado siete minutos. Iberia ha dicho que me devuelve el dinero de los billetes de avión, pero no de la noche de hotel. Anulé la reserva pero la primera noche me la han cargado y ahora necesito un justificante de Iberia de que se ha cancelado el vuelo para que Last Minute, con la que me compré el billete, reclame a Aena y me paguen esa noche".

Para otros viajeros la situación era mucho más desesperada. Elvira viajaba a Palma de Mallorca con su hija y una amiga porque su hermano estaba muriéndose y lloraba desconsoladamente. "Hemos pasado la noche en el aeropuerto porque tenemos que irnos en el primer vuelo que salga. No vamos a llegar a tiempo para verlo con vida", se lamentaba.

El viernes por la tarde cancelaron su vuelo pero le dijeron que saldría el sábado por la mañana. Aunque habían facturado sus maletas a primera hora, hasta pasadas la una del mediodía la compañía no se las devolvió. "Nos tratan como a perros. No nos dan ninguna explicación, ni ayudas ni medios. Iberia nos ha dado un bocadillo esta mañana pero nuestra compañía, Air Europa, nada de nada. Yo he venido a ver a mi abuela a Baza y no tengo dinero", se quejaba una compañera de vuelo, Alba, que también lloraba desconsoladamente y necesitó incluso asistencia médica.

La desesperada joven había intentado presentar una denuncia en la Policía Nacional y en la Guardia Civil del aeropuerto, pero le dijeron que no iba a prosperar porque no era un delito penal. "En Aena se han quedado sin hojas de reclamaciones y eso es ilegal", se lamentaba.

El estado de alarma que forzó a los controladores a volver a sus puestos permitió que por la tarde saliera el vuelo a Palma que tanto ansiaban Alba y Elvira, además de otro a Madrid, pero la ansiedad y las llanteras no las cuantificará Aena ni llegará nunca a pagarlas.

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