El uruguayo Hernán Menosse es uno de los futbolistas del Granada que empezó la temporada con vitola de titular casi indiscutible pero que con el paso de las jornadas ha pasado a ser de los más discutidos del plantel. Tras dos malas actuaciones en Liga desde el punto de vista defensivo, ante el Barcelona B y el Tenerife, el choque de Pucela se convertía en una reválida para el central, y no la superó.

Cuando un equipo defiende mal, como ocurre con el Granada en las últimas jornadas, la culpa no es sólo de un futbolista sino de un entramado. Hacerlo bien depende de la manera de colocarse, de leer los movimientos de los rivales, de ayudar a los tuyos de forma correcta, de cerrar los espacios... de muchas cuestiones, entre las que también se incluye el rendimiento individual de cada jugador. Y el de Menosse, igual que el de otros rojiblancos, lleva bastante semanas dejando que desear.

La confianza de Oltra en él, hasta ahora, es máxima pese a que muchas de las acciones peligrosas del rival nazcan en duelos perdidos por él ante el delantero. El Valladolid sabía que por ahí podía hacer daño, y lo hizo repitiendo varias veces la acción: balón en largo hacia uno de los dos puntas pucelanos, que supera en la acción a Menosse y genera una jugada de superioridad que acaba en ocasión clara o gol.

Pasó antes de que se cumpliera el primer minuto de juego y varias veces más durante el choque. De hecho, en el 2-0 el atacante local se planta sol ante Javi Varas porque, entre otras cosas, el delantero de turno ha sacado a Menosse de su posición y ha dejado el balón de cara al asistente del goleador. En todas estas acciones, como se indica más arriba, la culpa no es sólo de él, también del resto de compañeros que no leen bien la situación.

Por lo demás, Menosse estuvo más que bien en el resto de aspectos numéricos del juego, aunque estos quedan en un segundísimo plano ante sus problemas para parar a sus pares, que lo sacaron de su sitio una y otra vez.

El uruguayo demostró, un partido más, que en ataque es un jugador peligroso ya que hasta tres veces llegó a ser el primero en cabecear en acción rojiblanca a balón parado, aunque el gol se le sigue negando.

Fue capaz de aguantar bien en el terreno de juego pese a estar con una tarjeta amarilla. Vio la cartulina en el minuto 54 de forma injusta, ya que Salvador se tira ante él y el árbitro pita falta y amonesta al nazarí. El club debería recurrirla.

Tras recibir el 2-0, Oltra apostó por quitarlo para sustituirlo al albanés Manaj. Era el minuto 81. Ahí acabó su actuación, la del Granada finalizó antes.