Eibar-Granada CF La pizarra

La bestia negra y el acierto

  • Diego Martínez apuesta de principio a fin por un 1-4-4-2 en un terreno de juego impracticable

Una de las ocasiones de Luis Suárez ante Dmitrovic

Una de las ocasiones de Luis Suárez ante Dmitrovic / Pepe Villoslada / Granada CF (Eibar)

Hay equipos que, sin saber por qué, se te dan mal. Les pasa a casi todos los conjuntos del mundo. Da igual que seas mejor o peor que él en el enfrentamiento, que merezcas ganar o perder, que actúes en tu casa o en la suya.

Lo habitual es que pierdas, un empate ya es lo máximo. Eso le pasa al Granada con el Eibar desde que regresó a la elite hace ya más de una década. Ni siquiera con Diego, que parece poder con todo, se ha cambiado la dinámica ante los armeros.

El choque entre ambos de este domingo es un ejemplo más de lo que significa jugar ante tu bestia negra. Esta vez fue una simple cuestión de acierto. El Eibar metió dos de las ocasiones que tuvo y el Granada no atinó con las suyas. Los famosos detalles y la manida puntería sonrieron a los vascos. Y Bryan Gil. Sin hacer un partido de diez, el joven canterano del Sevilla desequilibró la balanza. Si en el anterior duelo entre ambos, en el Nuevo Los Cármenes y ya sin público, fue Orellana el que arrastró los tres puntos para los azulgranas, esta vez fue el menudo extremo el que dejó el botín en casa.

El héroe bien pudo ser otro joven valor, en este caso del Granada, mas lo hizo casi todo bien menos marcar. En las botas de Luis Suárez estuvo el triunfo rojiblanco. Fue un dolor de cabeza para la zaga local, pero marró varias veces ante Dmitrovic, pinchó en hueso con la espada.

Sólo dos cambios

Inicia el Granada con el comienzo de 2021 un maratón de partidos que, de hecho, ya arrancó el penúltimo día del pasado año con el choque frente al Valencia.

Rotará y hará cambios Diego Martínez de un encuentro a otro en lo que viene por delante, aunque ante el Eibar usó de inicio a los mismos jugadores que frente al cuadro che salvo las dos sustituciones que eran obligadas por la sanción de Foulquier y de Domingos Duarte, reemplazados por Quini y Vallejo respectivamente.

El hecho de que hubieran pasado cuatro días entre el choque frente al Valencia y el del Eibar, que jugadores clave como Machís, Luis Milla o Montoro sigan ausentes, que el plan de encuentro frente a los armeros no variara demasiado del usado en el anterior duelo y que el siguiente partido sea el de Copa ante la Cultural Leonesa, donde tendrán opción todos los jugadores menos usados, llevó a Diego Martínez a apostar en Ipurua por los mismos otros nueve futbolistas que en la cita anterior. También repitió dibujo, por lo que insistió por segunda jornada consecutiva por un 1-4-4-2, con Yangel Herrera y Gonalons en el doble pivote, Kenedy y Antonio Puertas partiendo desde las bandas y Luis Suárez y Soldado compartiendo la punta del ataque.

El Eibar de Mendilibar fue fiel a lo de casi siempre y también salió con un 1-4-4-2, con la principal novedad de que fue Sergi Enrich el acompañante de Kike García en el ataque. El ex rojiblanco Pozo se mantuvo como lateral diestro y Bryan Gil, jugador bien conocido por Diego Martínez por su pasado sevillista, superó una lesión para regresar al once. 

Era previsible, vista la alineación y el rival, que tal y como ocurrió frente al Valencia el Granada apostara por el juego directo, minimizando los riesgos con pases en corto comprometidos. Una vez que comenzó el partido y se comprobó el mal estado del terreno de juego, con bastante agua y barro, y cada vez peor, lo que era una hipótesis se convirtió en una certeza. No se podía jugar a otra cosa.

Juego directo y roja perdonada 

En ese juego de balones en largo hacia los dos delanteros y hacia Kenedy, ya que casi siempre fueron hacia ellos, el más activo fue Luis Suárez, que tuvo libertad de movimientos, ocupó bastante bien los espacios y fue una pesadilla casi continua para los defensas del Eibar.

Incluso forzó la posible expulsión de Pape Diop, que tenía una amarilla y le hizo una falta para cortar una clara contra que bien pudo ser la segunda, pero Mateu Lahoz no fue esta vez tan rápido para echarse la mano al bolsillo como lo había sido sólo unos segundos antes para amonestar a Germán en una acción prácticamente similar. La orden de correr los riesgos justos era evidente. Gonalons y Yangel Herrera tocaron el balón casi más con la cabeza que con el pie, mientras que Carlos Neva y Quini apenas se fueron al ataque por sus respectivas bandas, estando ambos muy pendientes en todo momento de Inui y de Bryan Gil, y optando por balones en largo más que por progresiones con conducción.

Los derroteros del segundo tiempo fueron los mismos, hasta que Sergi Enrich estuvo listo e hizo picar a Yangel Herrera en la acción del penalti.

Más avispado aún estuvo Bryan Gil para cazar el rechace y firmar el 1-0, no con los pies pero sí con partes de su cuerpo con las que puede marcar dentro del área cuando le pegó al balón en la pena máxima Edu Expósito. El VAR, como Mateu con la segunda amarilla a Pape Diop, miró para otro lado.

Cuatro cambios

Diego hizo un triple cambio para meter oxígeno, y después volvió a tener minutos Víctor Díaz. Tal y como estaba el campo no podía mejorar al equipo con otra cosa.

El 1-4-4-2 se mantuvo hasta el final, con Quini en el lateral zurdo, Yan Eteki con Yangel Herrera, el venezolano liberado para irse arriba, en el doble pivote, Antonio Puertas en la izquierda y Jorge Molina como nuevo, y buen, socio de Luis Suárez arriba.

Le dejó dos mano a mano que el colombiano marró antes del 2-0. Hasta otro día Eibar, encantado de no volver a verte.

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