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El cambio de actitud se queda corto (1-1)

  • El Granada cede dos puntos ante un rival directo y acaba la jornada fuera de los puestos de promoción

  • El equipo da mejor imagen pero vuelve a acusar la falta de sus estrellas y un fallo grave de Varas

Después de la imagen ofrecida en Lorca, al Granada CF le hacía falta dar un cambio, tanto de impresión como de resultados. Morilla le pidió a la afición olvidar la derrota ante el colista para animar, y la grada hizo acto de contrición para animar a su equipo en la final que ayer se le presentaba ante Osasuna, uno de los tres mejores visitantes de Segunda. Y lo hizo, por lo que no debe tener queja. El metraje de la cinta rodada ayer por los rojiblancos fue buena en cuanto a actitud, loable, fundamental y rabiosa para reaccionar tras el gol de los visitantes, pero a todas luces insuficiente para ya incluso seguir entre los puestos de promoción a Primera. Desde que el club echó a Oltra, el equipo ha ido a peor, que ya era complicado, y la reacción siempre esperada tras un cambio de entrenador no ha dado resultado alguno: un triunfo muy apurado, una derrota sonrojante, y un empate y gracias ante un rival directo. Unan a esto un juego que deja que desear, que ni siquiera aporta al equipo la seguridad necesaria que se pretendía con la subida de Morilla al primer equipo, y que en ataque está impreciso y echando inmensamente de menos a Adrián Ramos y sobre todo a Machis, cuyo arranque de mal genio en Oviedo está matando buena parte de las opciones de sus compañeros.

El partido era de 0-0 de no haber mediado un error tremendo de Javi Varas, que se llevará el copyright de este empate puesto que su acción, al ser portero, queda más retratada que si hubiera sido otro compañero. Al meta sevillano hay que atribuirle el mérito de no haber perdido el choque de ayer al sacar una palomita portentosa y un mano a mano a Xisco, pero en el debe le quedan fallos en otras citas que le están costando puntos al Granada. En la sed de descarga de responsabilidades hacia la respuesta de qué le pasa al equipo, cuyo problema va más allá de lo que sucede en el terreno de juego, muchos piden ya una oportunidad para Rui Silva, en cuyo único partido oficial con los rojiblancos se marcó una actuación fantástica y un lunar muy feo en el gol del Rayo.

Se pide al luso porque Varas tomó una de esas decisiones extrañas que a veces deciden los porteros. Fran Mérida colgó por la izquierda una falta cometida por Antonio Puertas. Lo hizo al corazón del área pequeña, territorio de cualquier arquero, y sin posibilidad de remate de ningún osasunista. El sevillano controló la pelota dirigiéndola al suelo con un bote, en un movimiento que suelen hacer todos los metas, pero Xisco estuvo mucho más listo y metió el pie para desviar la pelota a la red. Demasiado aventurado Varas, rodeadísimo de piernas propias y extrañas, y seguramente víctima de una nueva jugada a balón parado mal defendida por el equipo. La zaga estaba prácticamente defendiendo la jugada delante de las narices del portero, al que encima se le cruzó Germán justo antes de recibir el balón. No solo fue fallo de Varas, fue de toda la organización defensiva.

La pizarra del Granada. La pizarra del Granada.

La pizarra del Granada. / FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

Así puestos, y con solo dos minutos jugados de la segunda parte, el partido se le ponía de cara al Osasuna, que iba a asumir bastantes menos riesgos que en la primera mitad, donde adelantó bastante su línea defensiva, algo que no aprovechó el equipo local. Se le puso de cara pero el Granada pegó el arreón necesario para nivelar el partido. Morilla metió cambios, quitando a un Peña extraño pegado a la cal y que acabó más por dentro que por fuera, y a un Germán que a su falta de virtudes con el balón en los pies ayer sumó algún que otro error grave en varios despejes. Por ellos entraron Joselu, siempre alocado en la carrera y nuevamente intrascendente, para formar pareja con Manaj en punta, y Pedro Sánchez, que tuvo muy buenos minutos como revulsivo y que de sus botas partió el centro que otorgó el empate final, convertido por Ángel Montoro, que lleva dos goles en dos semanas sin que hayan servido de mucho.

Todo esto pasó en el primer cuarto de la segunda parte, ya que en la primera mitad sucedió más bien poco o nada. Al juego anodino y lento de los dos equipos, con picos y valles de dominio alternativo, se sumó la falta de oportunidades de gol. Hubo tres, aunque por generación futbolística la única fue un cabezazo de Xisco contestado por Varas. El Granada tuvo un tiro lejano al larguero de Kunde matizado por otro similar de Fran Mérida, que envenenó el viento y cuyo rechace del travesaño golpeó en la cabeza del portero saliendo despejada al igual que podía haber acabado dentro.

Las escaramuzas del comienzo de la segunda parte con los dos goles derivó en un correcalles durante la última media hora del juego. El Granada estaba jugando con un 1-3-5-2 en fase ofensiva, que se convertía en línea de cuatro atrás cuando tocaba resguardarse, y que fue fija después de que Montoro consiguiera la igualada. La valentía duró hasta las tablas. Alberto Martín se convirtió en un central más y jugó con fuego en algunas acciones, lo que obligó al entrenador a poner atrás más cemento si cabe con la entrada de Raúl Baena por un renqueante Montoro.

No tuvo muchas más oportunidades el Granada. La mejor en un pelotazo tremendo de Kunde. Los demás intentos quedaron en eso, ensayos de jugadas que acabaron en la nada por pérdidas. Ayudó a bajar las revoluciones del partido la entrada de Aridane, que frenó en seco el intento granadinista de remontar el partido. Diego Martínez compensó así los cambios con resultado de Pedro Morilla.

El público se desesperó y el Granada empezó a partirse y a conceder pelotas a Osasuna, que lo pudo matar en varias ocasiones. Aparte del mano a mano de Xisco, Álex Martínez se vistió de héroe para evitar el gol de Carlos Clerc, sólo ante Javi Varas, y Unai García cabeceó fuera el último córner visitante.

Un empate ante Osasuna que estaría muy bien visto de no haber, por ejemplo, perdido en Lorca, los dos partidos ante el Nàstic, el del Sevilla Atlético...

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