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Enésimo ejercicio de incompetencia

  • El Granada CF y su inoperancia manifiesta son incapaces de desafiar, aunque fuese unos minutos, a un relajadísimo Real Madrid

Ni una alegría, aunque sea mínima, va a dar el Granada CF a su apenada y vejada hinchada esta campaña. Los de franjas horizontales volvieron a practicar ayer un nuevo ejercicio de incompetencia y de incapacidad, el enésimo este curso, ante un conjunto que no precisó emplearse a fondo para cuasi humillarles. La estadística del choque entre filipinos y merengues, pese a todo, no hace justicia a la realidad de un duelo que rayó lo surrealista y en el que un retratado -otra vez- Tony Adams deshizo su equipo inicial con una sustitución en el 15'. Fruto todo de una impericia manifiesta, la del inglés. Sólo la serie de catastróficas desdichas que han tenido como blanco al vetusto club granadino le han permitido erigirse como técnico de élite. Visto lo visto, sería extraño verlo en el futuro en puesto similar.

La vanguardia madridista despedazó a la débil y pasiva zaga local, especialmente antes del descanso. En los primeros 45' reglamentarios, el Real Madrid chutó en siete ocasiones, de las que cinco fueron entre los palos y una al larguero. Más sangrante es el dato que refleja que los cuatro primeros chuts de los de Zizou en el encuentro convirtieron el póquer de dianas con las que se marcharon a la capital del Reino. El, aun así, relajado cuadro visitante no se cansó de percutir y aprovechó las debilidades mundialmente conocidas de la defensa granadinista. Ello le permitió practicar hasta 14 de sus 16 tiros desde dentro del área de un siempre vendido azteca Ochoa. Vázquez, Morata y compañía jugaron cómo, cuándo y dónde quisieron en todo momento. Y andando.

Únicamente la laxitud autopermitida de los blancos -ayer, de oscuro- hizo capaz al Granada CF de maquillar unas cifras que, pese a todo, delatan su falta de calidad. La distensión madrileña y también, eso sí, Adrián Ramos. El cafetero es el único que parece estar a la altura de una Liga que, se empeñan en decir, es la mejor del globo. No en vano, los de Los Cármenes deben dar gracias al destino, a Dios o a la misericordia de su rival. Pudieron salir mucho peor parados.

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