Granada cf

Final de la obra y... silencio

  • Por fin ha terminado una temporada que comenzó con mucha ilusión en torno al segundo proyecto de Jiang Lizhang y que ha finalizado en medio de una desidia generalizada

Las gradas de Los Cármenes registraron una de las peores entradas de la temporada el pasado sábado en el encuentro ante el Cádiz.

Las gradas de Los Cármenes registraron una de las peores entradas de la temporada el pasado sábado en el encuentro ante el Cádiz. / álex cámara

Cayó el telón de la temporada 2017/18 y se hizo el silencio en el partido de butacas. Algún chiflido. Síntoma claro de que la obra no ha gustado al personal, que ha sido demasiado benévola al utilizar el látigo de la indiferencia, que es algo como las bofetadas que no se dan y que, según dicen, también duelen. El interrogante que hay está en saber si hay destinatario o destinatarios que recojan el mensaje después de lo ocurrido en una campaña que prometía ser de expectación y ha resultado de decepción, valga ahora el símil taurino. Ahora, sólo queda presenciar como son otros cuatro -Zaragoza, Sporting, Valladolid y Numancia- los que han alargado la temporada y que se las tendrán tiesas para acompañar al Rayo Vallecano y Huesca en su traslado a la Primera División. Y como no se consuela quien no quiere, también está a tiro de piedra un Mundial con el que saciar la sed de fútbol.

partido de la basura

Una vez que la derrota en Gijón ante el Sporting en el penúltimo partido liguero hizo que las matemáticas por fin sentenciaran que ya se había reducido a cero las posibilidades del Granada de meterse en la promoción por el ascenso, quedaba el epílogo en forma de un choque intrascendente que había que jugar de todas maneras. Es decir, había que jugar un encuentro sin ninguna presión porque ya no había objetivo alguno al que aferrarse. Sólo quedaba eso del orgullo y la profesionalidad para recibir a un Cádiz que sí se presentó en Los Cármenes con la urgencia de sumar los puntos para estar en esa pugna por el ascenso a la que quizá el conjunto amarillo se había hecho merecedor tras una meritoria temporada en la que en la Tacita de Plata han luchado contra viento y marea.

sin presión

Sin lastre, el globo subió alto. Bueno, quizá la comparación sea un poco exagerada, pero el Granada ofreció una buena imagen en su última presencia de esta campaña... para olvidar, hay que insistir por enésima vez. En no pocos ámbitos del granadinismo se ha achacado parte del fracaso a la presión que había en un equipo al que el ascenso era casi una obligación. Y sin el casi. Evidentemente, ésta no puede ser ni excusa ni atenuante para unos profesionales que cobran, y mucho, para eso. Recuerdo que a Javier Clemente le preguntaron algo parecido cuando dirigía a un equipo de Primera División y en su respuesta vino a decir que la presión la tiene el obrero que se sube a un andamio para llevar el un sueldo a su casa con la duda de si llegará hasta el fin de mes. Se puede decir más alto, pero no más claro. El técnico vizcaíno era un poco burro en su forma de ser, pero sí hay que reconocerle que decía lo que pensaba y que se expresaba de forma cristalina.

puntos a la basura

Da un 'noséqué' ver la clasificación final de Segunda División y ver que el Granada se ha quedado a sólo cuatro puntos de la sexta posición. ¡Cuatro puntos de nada! Es para tirarse de los pelos. A bote pronto, quién no recuerda esos dos partidos perdidos ante el colista, o los que se dejaron ante los otros equipos descendidos. Con que poco más se hubiera metido el conjunto rojiblanco en la promoción, pero en la competición la regularidad tanto vaivén se acaba pagando. Y se ha pagado con creces.

luces apagadas

Con el telón caído y las butacas caídas llega el tiempo de los análisis, con los que quizá se saquen conclusiones para no repetir errores, y de empezar a preparar el futuro. No será fácil volver a ilusionar al respetable, pero no queda otra que intentarlo.

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