El 29 de abril de 2021 es una fecha clavada a fuego en el corazón del granadinismo. Una de las muchas grabadas con letras de oro en el libro que durante tres años escribió el Granada de Diego Martínez.

Ese día, con absolutamente todo en contra, el cuadro rojiblanco ganó de forma brillante en el feudo del Barcelona tras haber caído derrotado en las 26 visitas anteriores en partido oficial.

Este lunes, menos de cinco meses después de aquella inolvidable velada, vuelve el Granada CF a ‘can Barça’. Demasiadas cosas han cambiado en tan poco tiempo, sobre todo en el cuadro nazarí, donde el panorama se parece poco al de entonces. En el club culé continúan de cada caída desde esa noche.

La sensación es que casi nada ha ido bien en ninguna de las dos entidades desde aquella noche en que el Granada logró un triunfo que compensó con creces las 26 veces anteriores en que fue derrotado allí.

Desde 1941 hasta 2021. Ochenta años perdiendo en el feudo azulgrana se pasó el Granada. En casa sí que le había ganado seis veces, y alguna más había empatado, pero allí no había manera de rascar nada.

Ni en los 24 partidos de Liga ni en los dos de Copa celebrados allí. Hasta que llegó el conjunto dirigido por Diego Martínez para imponerse por 1-2 cuando absolutamente nadie lo esperaba.

Con todo en contra

Se presentó el Granada ya sin nada en juego, con múltiples bajas y siendo poco menos que un invitado de piedra en la fiesta del Barça, que tras una gran remontada y aprovechando los pinchazos del Atlético de Madrid se iba a convertir en líder del campeonato si ganaba, algo que pocos dudaban iba a ocurrir.

Pero ganaron los visitantes. Era la mueca que faltaba en el revólver del Granada de Diego. Vencer en el campo de un coloso, a lo grande, contra todo pronóstico, y cuando todo el mundo está pendiente de ti.

El partido se disputó entre semana al haber sido aplazado unas semanas antes por la final de Copa entre los culés y el Athletic Club, y estar todo el planeta futbolístico pendiente de ese escenario porque no había más encuentros y por la importancia que tenía para el desenlace del campeonato liguero.

Dio igual que el Granada se presentara en cuadro por las bajas, entre otros, de titulares como Rui Silva, Carlos Neva, Vallejo, Domingos Duarte, Montoro, Luis Milla o Kenedy.

También que el once titular fuera casi de circunstancias, con inhabituales como Aarón, Nehuén Pérez o Yan Eteki. Tampoco importó que en un primer tiempo de claro dominio local marcara Messi el 1-0 y tuvieran los azulgranas un par de claras ocasiones para anotar el segundo.

Los visitantes dieron la vuelta a un choque que transcurría por los derroteros previstos, que iba a colocar al Barcelona líder de LaLiga Santander.

Luis Suárez, uno de los mejores rojiblancos en el actual mal inicio de temporada, peleó una bola casi imposible para que Machís, ya en el segundo tiempo, marcara el 1-1.

El final y la explicación

El Barcelona, lejos de reaccionar, fue incapaz de crear ya más peligro ante la meta de un Granada crecido y revitalizado con los cambios.

Antes del final, Adrián Marín firmó su mejor servicio con el equipo al poner un balón perfecto para la cabeza de Jorge Molina, que hizo lo que mejor sabe hacer y que aún no ha hecho esta campaña, seguramente porque apenas juega: marcar.

Al final del choque, Diego Martínez, hizo lo que era habitual en él. Explicar muchas cosas del cómo y del porqué con sus palabras.

Dio a sus futbolistas “la enhorabuena elevada a la máxima potencia” por su “esfuerzo titánico” y recordó, por si a alguien se le había olvidado, que la clave para “lograr proezas cuando las fuerzas están al límite” es “poner el talento de cada uno al servicio del grupo”.