Cada vez que el autobús del Granada CF llega a un estadio, el Nuevo Los Cármenes o cualquier otro de la geografía nacional, se repite la escena. El conductor se baja rápido y acude a sacar del gigante maletero del vehículo la maleta de Diego Martínez.
Cuando el técnico se apea, ya tiene sus pertenencias perfectamente preparadas y, cual mozo de espadas, el chófer le traspasa los avíos antes de fundirse ambos en un sentido y largo abrazo.
Cuando en las ruedas de prensa el preparador vigués se acuerda de Mari la de lavandería, de la gente de las taquillas y oficinas, de todos y cada uno de los que componen el Granada CF y su entorno, para incluirlos en lo que define como triunfos de equipo de los suyos no lo hace de cara a la galería, no es un farol, lo dice porque de verdad lo piensa y lo siente.
En los partidos de casa, la rutina de Diego incluye, cuando aún falta más de una hora para el inicio, una vuelta al césped para inspeccionar la hierba, matar los nervios y sólo él sabe qué más. Los jardineros, o cualquier otro empleado o voluntario que se cruza con él en su transitar, también son saludados con afecto y cariño.
El fútbol está lleno de gestos, de imágenes que en la mayoría de las ocasiones pasan desapercibidas y son ignoradas o no apreciadas, pero algunas de ellas dicen mucho y sirven para entender lo que pasa. Y cada encuentro de este Granada está plagado de señales.
Aquí reman todos
Hay cuatro jugadores de la primera plantilla que aún no se han estrenado en partido oficial. Neyder Lozano sigue lesionado desde la pretemporada, y los otros tres estaban el viernes en el banquillo en el partido ante el Osasuna. Aarón, Köybasi y Álex Martínez no juegan pero viven cada choque como si estuvieran en el once.
El lateral vio una tarjeta por protestar, por meter presión desde el banco, y los tres fueron los primeros en pisar el césped para abrazar a los suyos y festejar la victoria con la afición tras el pitido final. Seguramente les llegará su momento, y si no le llegara, su comportamiento en entrenamientos y partidos es ejemplar.
Este Granada presume de una unión que realmente tiene, aunque no todo en el fútbol es tener un vestuario sano y sin fisuras. Contaba un miembro de la plantilla rojiblanca de hace dos temporadas, la primera en Segunda tras descender, con Oltra al frente, que en un campeonato de boys scouts hubieran sido campeones. Evidentemente, no existía la competitividad que muestra el plantel desde que llegó Diego al banquillo. los gestos del viernes.
Los gestos
Si un jugador del Osasuna hace una falta fea, tres rojiblancos se comen al futbolista rival y otros tres al árbitro; si el rival no te devuelve el balón, aunque no tenga la obligación de hacerlo, Soldado sale del banquillo y le pega la bronca al delegado y al entrenador contrario; si Rui Silva hace la parada de la semana, cuatro compañeros lo abrazan como si hubiera marcado un gol; si Carlos Fernández falla la ocasión más clara de su vida, el campo corea su nombre.
Y si el sevillano se va al suelo para perder un poco de tiempo justo cuando va a ser cambiado, lo hace en el mismísimo centro del campo, para que el reloj corra lo máximo posible antes de que entre su compañero; si la grada baja un momento el pistón, Diego se viste de ‘Cholo’ y levanta a media tribuna para recordarle que ha ido al campo a competir al partido con ellos.
Este es el Granada CF con más oficio de las últimas décadas. Ganará, empatará o perderá; las vacas gordísimas de ahora seguro que adelgazan en algún momento, mas nadie puede negar que es una delicia ver cómo este equipo juega, compite, transmite, hace que los suyos, como volvieron a recordar este viernes, se sienten orgullosos de los que visten la camiseta.
Afición enganchada
Destaca Diego un encuentro tras otro el comportamiento de su afición, pero poco se habla de las grandes entradas que se viven cada día en el estadio. Diga lo que diga LaLiga, cuyos datos de medición de afluencia a cada partido los hace alguien que en el colegio suspendió las matemáticas, el Nuevo Los Cármenes lleva varios encuentros rozando el lleno, y eso que las entradas no son precisamente baratas. Se premia al abonado.
Liderato a la vista
La suspensión del Barcelona-Real Madrid puede provocar un hecho insólito. Si el Granada supera el próximo domingo al Betis, que ha caído esta jornada a puestos de descenso, se colocará líder.
Ya ha estado en algún momento de este curso al frente de la clasificación, mas nunca al término de una jornada y siempre de forma provisional a la espera de que concluyeran otros partidos de esa fecha. Será la primera vez que se juegue un partido en el Nuevo Los Cármenes a las dos de la tarde.
Si los tres puntos se quedan en casa, el Granada CF se colocará primero en la décima jornada, con más de un cuarto de campeonato ya disputado. Pero eso tiene que dar igual, como diría el guía de este equipo. El partido tiene que verse como una sensacional oportunidad para llegar a las veinte unidades, la mitad de las supuestamente necesarias para asegurar la salvación, y seguir aumentando la renta con los de abajo.
Si no gana el Granada al Betis, nada cambiará. El curso seguirá siendo de matrícula de honor, la permanencia seguirá lejos pero encarrilada, más cerca que al inicio, y seguro que no cambia ni un ápice la impresión que todos tienen de este equipo inolvidable. De este Granada de victorias y de gestos que quedarán en la retina de muchos hinchas para siempre.
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