El entrenador del Granada CF, Robert Moreno, dijo cuando concluyó la primera vuelta de LaLiga Santander que el objetivo principal de cara a la segunda mitad del campeonato era que la trayectoria del equipo no fuese una montaña rusa, que encontrara regularidad y una línea estable.

Por ahora no ha sido así. Parecía que sí, pero no. Después de la clara mejoría mostrada en esa valiosa racha de siete partidos consecutivos sin perder, que le hizo escalar puestos en la clasificación y alejarse del descenso, los últimos malos resultados del equipo han servido para demostrar que su camino son unos dientes de sierra.

Como si de una etapa rompepiernas del Tour de Francia se tratara, esa en la que no hay ni un metro de llano sino que la carretera siempre mira para arriba o para abajo, el transitar del Granada este curso nunca mantiene la línea horizontal sin oscilaciones, desde que empezó el curso en Villarreal hasta el pasado choque frente a Osasuna.

Los empates iniciales en La Cerámica y en casa frente al Valencia pueden ser el único momento de cierta regularidad. Un inicio ni bueno ni malo cargado de expectación para ver la trayectoria del equipo.

Y esta derivó en una cuesta abajo a todo trapo y sin frenos con cuatro derrotas en las siguientes cinco jornadas para enlazar siete sin vencer y empezar el curso metido de lleno en la zona baja de la tabla.

A partir de ahí, subidón con cuatro encuentros sin perder y dos importantes victorias, antes de un nuevo bajonazo con las derrotas seguidas frente a Espanyol y Real Madrid.

Tras caer ante los de Ancelotti, la subida buena. Siete jornadas sin perder, uniendo a los notables resultados una imagen mucho más aceptable y deseada por los aficionados, que cuando empezaban a alcanzar la ansiada tranquilidad vuelven a comprobar que la trayectoria es otra vez descendente.

El tramo final

El empate ante el Barça, muy valorado y meritorio, se convirtió en un punto de inflexión, ya que fue el arranque de una trayectoria aún abierta de cuatro jornadas sin ganar, agravada con las malas sensaciones transmitidas en las dos últimas derrotas sufridas en apenas tres días frente a Getafe y Osasuna.

Ahora aparecen en el calendario más cercano el Real Madrid, la Real Sociedad y el Villarreal, tres poderosos oponentes que invitan a pensar que el diente se hundirá más hasta acercarse a la base de la sierra, aunque los rojiblancos pretenden que la derrota ante los navarros fue el final de esa dura bajada y que el Bernabéu se convierta en el primer escalón de una nueva subida.

El futuro dirá si es así o no, si este Granada irregular y que ha demostrado con creces ser capaz de lo mejor y de lo peor endereza su rumbo y lo estabiliza o sigue siendo un equipo totalmente imprevisible.