Igual que cuando el Granada CF no ganaba partidos lo peor no era eso, sino las sensaciones que transmitía el equipo; ahora que consigue vencer y, además, empatar en campos complicados tampoco es los puntos lo más importante, sino la percepción general de que el conjunto ha mejorado, comienza poco a poco a despegar, se reducen las carencias y empiezan a aparecer las virtudes.

Queda muchísimo por mejorar, es obvio. Como es evidente que la victoria ante el Sevilla pudo ser un empate o la igualada frente a Osasuna una derrota. Esto es fútbol, un deporte de aciertos, errores y, en no muchas ocasiones aunque sí algunas, hasta un poco de suerte.

Por eso esta vez cayó la moneda del lado bueno, compensado los días del Valencia, el Barcelona o el Celta, cuando mostró el malo al tocar el suelo. El Granada de principio de liga, por norma general, no controlaba los encuentros, se veía sometido y le creaban muchas ocasiones. El de ahora, insistiendo en el amplísimo margen de crecimiento que aún posee, planta cara al rival, sufre menos atrás, equilibra los duelos.

Quizás los momentos de más oscuridad los tiene el equipo cuando se ve obligado a llevar la iniciativa porque el marcador está en contra. Y si Montoro está en el banquillo en lugar de en el césped, más difícil todavía.

La nota del examen

Preguntó una niña a su padre que si un ‘6’ en un examen era una buena nota. Depende de lo que hayas sacado en los anteriores, le dijo el progenitor, sin olvidar otros aspectos también importantes como la dificultad del control o las horas y la calidad del estudio previo al mismo.

Si el Granada fuese la niña, el aprobado con un ‘bien’ parece paupérrimo ante los sobresalientes de los últimos años, aunque es una notaza que lo flipas porque llevas cateando desde principio de curso y por fin hay visos de lograr el ansiado aprobado final.

Y el jueves otro examen de los importantes. Toca hincar los codos desde ya.

Un necesario paso adelante

Han llegado las lesiones. Cayó Eteki, después Domingos, la pasada semana Isma Ruiz y en Pamplona Gonalons. Es el momento de que varios jugadores den un paso adelante.

Ya lo han hecho los que llevan años sosteniendo el chiringuito, en los que había una confianza absoluta, los Víctor Díaz, Montoro, Luis Milla, Quini o Germán.

Machís, aún no a su mejor nivel, demostró ante Osasuna que ya está aquí. Es el momento de Abram, de Monchu, de Arias o de Bacca, los cuatro irregulares hasta ahora y flojos siendo generosos ante Osasuna.

El fútbol es un deporte de equipo, cierto; las derrotas o las victorias son cosas de todos, también es verdad; mas uno ve al Granada en casi cualquier partido y se observa claramente quién sí y quién todavía no. Y a estas alturas, ya es ahora de que haya muchos más síes.

Montoro

Es curioso lo que pasó en Pamplona. Cuando parecía que tenía que ser cambiado Bacca, salió a calentar Montoro; pero cuando el sustituido de forma obligatoria fue Gonalons, el elegido para formar el doble pivote fue Monchu.

De cara al duelo ante el Getafe, a priori sin Gonalons, Yan Eteki ni Isma Ruiz, es interesante saber cómo recompondrá el técnico la medular. Si Montoro, que seguro será titular, se incrusta junto a Luis Milla en el doble pivote, donde ha jugado casi toda su vida, o actúa más adelante. En este caso de media punta o, incluso, de interior si el preparador recupera el pivote único con dos avanzados escoltándole.

Quedan unos días para salir de dudas y seguro que Robert Moreno le da muchas vueltas a ese once, sin olvidar la visita de cuatro días después al feudo del Levante.

De lo que nadie duda es de que Montoro tiene que estar mucho más tiempo en el verde que en el banco.