El fin de semana ha demostrado lo que se preveía, que las primeras rondas de la Copa son salidas llenas de trampas para los equipos de superior categoría. Han caídos dos Primeras y varios Segundas, con otros muchos pasando en la prórroga y con apuros.

El Granada venció por la mínima, como casi todos, aunque el 2-3 ante el Yeclano es algo engañoso al ser un partido controlado casi siempre por los rojiblancos, cuyo pase nunca peligró pese al electrónico final. Es de los pocos que no sufrió.

No es para tirar cohetes ni montar una fiesta por eliminar a un equipo de Segunda RFEF, mas el hecho de ganar con solvencia y sin apuros evidencia, a bote pronto, varios aspectos positivos, como que el plantel demuestra implicación e interés por el torneo. Sólo hay que mirar a Zaragoza, con cagada mayúscula en el estreno de Escribá, para ver que no siempre ocurre esto.

Además, las muchas bajas con las que el Granada afrontó el duelo de Yecla y el alargado recuerdo de lo sucedido la pasada campaña en Mancha Real hacía temer a más de uno con una Copa llena de cicuta.

Paco López, el nuevo entrenador del Granada, hace cosas normales fuera y dentro del terreno de juego, y se agradece. “Si tengo limones haré limonada y si tengo naranjas haré naranjada”. Es una de las muchas frases que se le recuerdan al siempre añorado Diego Martínez cuando se refería a la manera de jugar de su equipo.

El técnico valenciano es más de naranjas, que para eso nació en Silla, pero en su estreno en Yecla se encontró con un vestuario lleno de limones, por lo que tiró de lógica y preparó limonada. Es un preparador afín a la defensa de cuatro jugadores que en su estreno formó con zaga de tres y dos carrileros con un único pivote por delante. El motivo, que no tenía centrocampistas y andaba sobrado de centrales.

El zumo

No es tan difícil. Sentido común, aprovechamiento de activos disponibles, cintura táctica, confianza en los tuyos… muchas de las cosas que no tuvo durante esta campaña al frente del Granada el destituido Aitor Karanka, empeñado en encorsetar a los suyos en el 1-4-2-3-1 fuesen quienes fuesen los jugadores disponibles y las circunstancias que rodeaban el partido. Se aferró el vitoriano a hacer zumo de zanahoria con kiwis y tuvo que cerrar la tienda porque ni el producto era bueno ni nadie se lo compraba.

Dejó claro Paco López tras el choque ante el Yeclano que esa disposición en el campo se debió a la disponibilidad de su plantilla, dejando entrever una riqueza a la hora de elegir sistemas que en el mundo del fútbol actual es más que necesaria y que, seguramente, se podrá comprobar el viernes ante el Albacete.

“No voy a poner excusas”. Lo comentó el nuevo preparador al inicio de las ruedas de prensa de presentación y previa a su estreno en la Copa. Debutó prácticamente con más bajas que nunca esta campaña, pero Paco López se guardó las tiritas y promete no sacarlas, aunque haya herida. Otro cambio a mejor, a priori, respecto a Karanka, al que acabaron por devorar tanta justificación innecesaria y, a veces, irreal.

Aunque seguramente no sea lo más importante para los aficionados, los de la prensa agradecemos que se abran algunos entrenamientos, que se ofrezca el plan semanal de trabajo o que haya convocatorias antes de los partidos. Normalidad. Ni cuesta trabajo, ni perjudica. Seguramente, todo lo contrario.

La Copa

Sigue habiendo aficionados que piensan que la Copa del Rey en un estorbo, que es mejor quedar eliminados pronto y centrar todos los esfuerzos en la liga. Sólo hay que echar un vistazo a lo sucedido años atrás para que esta teoría se vaya por el sumidero.

De hecho, muchos de los grandes momentos que ha vivido el Granada CF a lo largo de su historia, y como no también en las últimas campañas con Diego Martínez, han estado ligados a la Copa. No hay falta enumerar esos partidos inolvidables que va desde el mayor hito en los más de noventa años de historia del club hasta los partidos en el Nuevo Los Cármenes ante Valencia, Athletic o Barcelona de hace unas campañas.

La Copa nunca estorba, y menos para conjuntos tan necesitados de alegría, y menos aún con un formato como el actual, que si tienes algo de suerte en los cruces y firmas un buen partido en el momento necesario puede hacer que te metas casi sin darte cuenta en unos cuartos de final o, incluso, unas semifinales.

Dicho esto, y con un ojo puesto en el sorteo del miércoles porque de otra cosa no pero aquí somos todos muy de sorteos, es el momento de centrarse en la liga y en el esperado encuentro del viernes contra el Albacete, al que, volviendo por unos segundos a la Copa, estuvo a punto de mojarle la oreja el pasado sábado el Huétor Tájar en el Miguel Moranto.

El futuro

Interés por ver cómo rendirá el Granada de Paco López, por comprobar si será tan ofensivo como se le presupone al técnico, por analizar si habrá o no paso delante de jugadores poco lúcidos, y algunos también con poca actividad con Karanka, como Meseguer, Cabaco, Jorge Molina o Matías Arezo, por saber el sistema por el que apostará el técnico y sus señas de identidad, por la respuesta de los futbolistas al cambio de preparador.

La Segunda División es larguísima y el Granada ha cambiado de entrenador cuando tiene tiempo de sobra para reaccionar y llegar arriba. Por eso quizás aún estamos en un momento en que, siendo importantes los resultados, seguramente lo sea más ver si el equipo mejora o no, cómo es el rendimiento, la imagen, las sensaciones y los merecimientos, más allá de ganar o perder.

El granadinismo se aferra a Paco López como se ha agarrado, con fe y esperanza, a todos y cada uno de los entrenadores que han pasado por el club, que en los últimos lustros han sido demasiados. Porque si algo tiene esta afición, es ánimo y ganas de seguir apoyando al equipo.

En cuanto a masa social, número de abonados e implicación de estos, la entidad vive momentos históricos. Ojalá el equipo, ahora con Paco López al frente, responda como toda esta gente merece.